Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.
Libros y bicis: historias que hay que leer
Como esos ciclistas que hacen la goma y se caen del pelotón porque parece que no pueden seguir el ritmo para, al rato, volver a ponerse a la cola como si nada, hoy, que a San Jordi ya se le está marchitando la rosa, me ha dado por hablar de libros y bicis. Por la resaca que debería durar todo un año del Día del Libro y porque viene un fin de semana largo. Y porque me da la gana...
Bueno, y también porque el otro día estuve compartiendo charla con tres esforzados de la ruta editorial en La Noche de los Libros. Con Iván Vega García, periodista barcelonés autor de uno de los blogs de referencia sobre ciclismo, joanseguidor.com, que presentó en Madrid El primer campeón, la historia de Mariano Cañardo y alrededores. Y con Manu Iron, responsable de La Biciteca, y Eneko Garate, lo mismo de Libros de Ruta, que hablaron de libros, bicis y editoriales pequeñas como las suyas que demarran para que leamos buenas historias sobre este tema.
Son éstas dos, más Cultura Ciclista, las empresitas que desde hace más o menos un par de años están haciendo algo que en otras partes lleva mucho tiempo siendo habitual: facilitar —como editoriales pero también como distribuidoras y tiendas online— la lectura de literatura ciclista. Literatura de la muy buena, porque el ciclismo, por su épica, por su recorrido histórico, por su tradición y, por qué no, por sus lazos con la trampa, tan humana, tan novelesca, es un filón para los que gustamos de leer relatos con miga.
Por todo ello, aquí van algunas recomendaciones.
El primer campeón, de Iván Vega García (Cultura Ciclista, 2015). El libro de Iván relata la vida y los milagros a pedales de Mariano Cañardo, pionero y primer profesional del ciclismo en España. Una estrella aquí —Iván lo compara con los jugadores del Barça de la época— pero también fuera; un tipo con una vida jugosa y sufrida que vivió la Barcelona de los 20, el exilio en Francia por la Guerra Civil y el éxito en su retorno. Es una gran narración sobre ciclismo pero también sobre la Europa de aquellos años.
Mi querida bicicleta, de Miguel Delibes (La Biciteca, 2014). Una joyita descatalogada hasta su recuperación por La Biciteca, un libro ilustrado (y prologado en esta edición) por Luis de Horna en el que Delibes narra su historia de amor cercano con este excepcional vehículo corriente que le sirvió para jugar, para moverse y para entender tan bien como entendía la vida. Imprescindible.
Los forzados de la carretera: Tour de Francia 1924, de Albert Londres (Melusina, 2009). Otro pequeño imprescindible, según palabras de Eneko Garate. Todo lo que contiene el ciclismo contado por un estupendo periodista de antaño en menos de 150 páginas: deporte, éxitos, fracasos, sufrimiento, sustancias y trampas de todo tipo y un contexto histórico que, en este caso, marcó un siglo.
Ciclistas y corredores madrileños, de Ignacio Ramos Altamira (La Librería, 2015). Para los que piensan que lo de la bici es una moda para barbudos malasañeros, he aquí un tratado sobre la historia velocipédica del Madrid de principios del siglo pasado, la deportiva y la otra. Además, está llenito de fotos de época, como la imbatible de Federico Chueca montado en su bici en su casa a la hora de comer.
Sky’s The Limit, de Richard Moore (Libros de Ruta, 2013). No hace falta ser aficionado al ciclismo profesional para disfrutarlo. De hecho, podría ser un manual para emprendedores y gente que quiera cambiar las cosas, que es lo que presume de haber hecho este equipo. Aquí se cuenta su historia llena de trabajo, talento e innovación, la que llevó a un mod inglés nacido en Bélgica, Bradley Wiggins, a ganar el primer Tour para la corona británica.
Damas en bicicleta, de F. J. Erskine (Impedimenta, 2014). La bici supuso una revolución a finales del XIX y principios del XX: fue entonces, más aún que ahora, el verdadero boom de la bicicleta. Y también fue una herramienta para otra revolución, la de la emancipación de la mujer. Esta obra es un tratado de aquel momento, una guía para mujeres ciclistas de la época victoriana, un retrato de un instante, 1897, en el que las cosas empezaron a cambiar.
Hay muchísimos más libros muy recomendables escritos o traducidos al español: Plomo en los bolsillos, de Ander Izaguirre; l’Alpe d’Huez, de Javier García Sánchez; Por amor al ciclismo, de Ainara Hernando; El ciclista, de Tim Krabbé… Lo cierto es que de un tiempo a esta parte la oferta es cada vez mayor y mejor. Curioso porque uno tiene la sensación de que, bici urbana aparte, el ciclismo cada vez reclama menos atención. Curioso, también, porque en un país que cada vez lee menos, cada vez se edita más y mejor, también sobre esto.
Aunque quizás no sea tan raro, porque uno diría que lo que está pasando ahora, y no sólo con la edición de libros ciclistas, es que la gente estamos decidiendo invertir tiempo en las cosas que nos apasionan. Y con pasión, y transmitiendo pasión, se puede desde ganar un Tour de Francia hasta llevar adelante una empresa aún más loca como es escribir y editar en España.