¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
La existencia lesbiana como resistencia al patriarcado
Sucedió hace dos meses. Estábamos en Cochabamba, Bolivia, aprendiendo sobre arte urbano con un grupo de jóvenes que iban a realizar un mural sobre derechos de las mujeres en las paredes de su centro educativo. Yo les mostraba, a modo de contexto e inspiración, obras de mujeres artistas y les compartía algunas reflexiones sobre arte y feminismo.
Se sucedían imágenes, a veces muy duras, de cuerpos que se muestran explícitamente o son violentados, motivos, entre otros, que abordan las artistas feministas en sus obras y que chicas y chicos observaban con curiosidad pero sin grandes aspavientos. Solo fue cuando llegó una imagen lésbica de Gerda Wegener, concretamente de una serie de acuarelas eróticas que realizó la artista danesa en 1925, que se generó cierto murmullo y pude observar que una de las chicas se tapaba la cara con estupor.
La charla continuó pero yo no me quitaba aquello de la cabeza. De todo lo que habíamos visto… ¿era esa imagen lésbica la más escandalosa? ¿La más extraña? ¿La que generaba mayor incomodidad? ¿Más aún que la violencia?
“Todo lo que no es nombrado, no descrito en imágenes, todo lo que se omite en las biografías, lo censurado en las colecciones de cartas, todo lo que se disfraza con un nombre falso, lo que se ha hecho de difícil alcance y todo cuanto está enterrado en la memoria por haberse desvirtuado su significado con un lenguaje inadecuado o mentiroso, se convertirá no solamente en lo no dicho sino en lo inefable”, nos dice Adrienne Rich, una de las principales teóricas del lesbianismo, describiendo el silencio y la ocultación que ha acompañado a las relaciones amorosas entre mujeres, dejándonos huérfanas de tradición y referentes. Rich nos da pistas de las razones que han llevado a esta persistente negación de la realidad: “La existencia lesbiana es un acto de resistencia al patriarcado”.
Son muchas las artistas, escritoras, activistas, historiadoras… que, reconociendo el valor político de reconstruir esta genealogía, de visibilizar el pasado y presente de las mujeres lesbianas, lo muestran y celebran en sus creaciones, escritos o investigaciones. La fotógrafa sudafricana Zanele Muholi, por ejemplo, retrata a mujeres con preferencia lesbiana y personas transexuales, especialmente entre la población negra de su país. Consciente de la importancia de captar estas imágenes para las generaciones del futuro, nos muestra con sus obras toda la belleza y libertad que puede haber en el amor y el deseo entre mujeres.
Este año Madrid es el centro mundial de las celebraciones del Orgullo LGTBIQ, fiesta que cada 28 de junio conmemora los disturbios de StoneWall (protestas contra una redada policial en el pub StoneWall Inn de Nueva York en 1969), un hito en historia de la liberación homosexual.
Ames a quien ames Madrid te quiere, rezan los carteles que lucen en esta ciudad desde hace semanas, igual que se suceden las charlas, exposiciones, ciclos de cine… incluso los semáforos se han vuelto un reflejo de la diversidad sexual, recogiendo esta realidad que aún hoy le cuesta ver y reconocer a una sociedad que sigue priorizando unas formas de amar sobre otras, tratando de normativizar hasta la esfera más íntima de nuestras vidas.
Ojalá quienes defienden esos modelos únicos se agoten, se queden sin argumentos, sin sensación de legitimidad, sin adeptos. Porque, como predecía una de las protagonistas de 'Political Animals', un fantástico documental sobre cuatro mujeres lesbianas que pelearon, en la esfera política, por leyes que serían fundamentales para los derechos de la comunidad homosexual en EEUU, “la historia está de nuestro lado”.
Sucedió hace dos meses. Estábamos en Cochabamba, Bolivia, aprendiendo sobre arte urbano con un grupo de jóvenes que iban a realizar un mural sobre derechos de las mujeres en las paredes de su centro educativo. Yo les mostraba, a modo de contexto e inspiración, obras de mujeres artistas y les compartía algunas reflexiones sobre arte y feminismo.
Se sucedían imágenes, a veces muy duras, de cuerpos que se muestran explícitamente o son violentados, motivos, entre otros, que abordan las artistas feministas en sus obras y que chicas y chicos observaban con curiosidad pero sin grandes aspavientos. Solo fue cuando llegó una imagen lésbica de Gerda Wegener, concretamente de una serie de acuarelas eróticas que realizó la artista danesa en 1925, que se generó cierto murmullo y pude observar que una de las chicas se tapaba la cara con estupor.