¿Está Netflix convirtiendo a la gente en vegana? “Lo ves, te convences y te vienes arriba”
Hace pocos meses, Álex se sentó con su madre a ver un documental en Netflix. “Cuando acabó, le pregunté qué le había parecido”, relata. “Su respuesta fue que no iba a comer carne nunca más”.
Álex tiene 21 años, estudia fisioterapia y se hizo vegano este verano tras ver en redes sociales cómo tratan a los animales en mataderos y granjas. “Empecé y me topé con estos documentales de Netflix. El primero que vi, Cowspiracy, trata el impacto del consumo de carne en el medioambiente y cómo la industria intenta silenciarlo, llegando incluso a matar activistas”, cuenta. “Me quedé flipado”.
El segundo, What the Health, que explora los efectos negativos de la carne en la salud, le impactó aún más. El tercero, que vio con su madre, es el último de esta temática emitido por la plataforma. The Game Changers, disponible en España desde octubre, cuenta entre sus productores con James Cameron (vegano y activista), Pamela Ardeson, Arnold Schwarzenegger y Jackie Chan y muestra a atletas veganos con un rendimiento excepcional. El documental no oculta que su objetivo es que la gente conozca los “poderosos” beneficios de la dieta vegana y “cambie sus normas” (en español, 'game changer' es quien cambia las normas del juego). Va acompañado de recursos y contenido para difundir su mensaje.
En Reino Unido, el CEO de la cadena de comida rápida Greggs tuvo una reacción similar a la de la madre de Álex: lo vio, anunció que se hacía vegano y presentó los nuevos rollitos de salchicha vegana de su tienda. La madre de Álex aguantó una semana sin carne aunque ahora se esfuerza en reducir su consumo. “Está 'vegetarianizando' su dieta”, comenta él.
Aitana, bióloga de 24 años, ya era vegetariana cuando vio The Game Changers. “Me gustó. La idea me rondaba desde hacía tiempo. Siempre me había centrado en el impacto medioambiental y en el maltrato a animales, pero nunca había investigado sobre el efecto del veganismo en la salud”, dice. “Fue un punto de inflexión que me encaminó a un estilo de vida vegano. Ahora casi no como ni huevos ni lácteos”. Ana, periodista de 26 años, vio Cowspiracy hace tres años y se le activó “un chip” para comer menos carne. Fabián, consultor de turismo de 40 años, vio The Game Changers con su mujer a mediados de diciembre y se tomaron en serio lo de no comer carne, al menos hasta que llegaron las fiestas.
“Yo lo noté en el gimnasio”, dice. “Puede ser sugestión, pero cuando un día levantas 45 kilos y al siguiente 60... Es obvio que me encuentro mucho mejor. Estamos reduciendo el consumo”.
Hay 405 documentales —género en auge— en Netflix, 130 de ellos de producción propia, según datos de la web What's on Netflix. En las listas publicadas por webs veganas se mencionan unos ocho sobre la materia, incluyendo títulos como Blackfish, que cuenta la historia de una orca en cautiverio en un parque temático que mató a su entrenadora y no sigue tanto las proclamas veganas. Entre otros, aparecenVegucated (la historia de tres neoyorquinos carnívoros que deciden ser veganos durante seis semanas, de 2011, que ya no está disponible) o Forks Over Knives (Tenedores sobre cuchillos, que cuenta los beneficios de la dietas veganas y dispone de contenido y recetas de pago para quienes quieran ponerlas en práctica).
Pero los más populares, los que lideran todos los rankings y se han convertido en una suerte de biblia vegana para captar adeptos son los tres ya mencionados: Cowspiracy, What the Health y The Game Changers.
Cowspiracy —juego de palabras entre 'cow' (vaca) y 'conspiracy' (conspiración)— es de 2014. Se financió mediante 'crowdfunding' y llegó a Netflix un año después, con una versión actualizada producida por Leonardo DiCaprio, activista ambiental. El documental narra en primera persona la historia de su director, Kip Andersen, que un día se da cuenta de que aunque lo haga todo bien (se ducha rápido para no gastar agua, usa bicicleta y no coche, etc.) es poco sostenible porque consume carne. Y el gasto de agua que requiere una sola hamburguesa le daría para dos meses de duchas.
“Una de las cosas buenas es su formato. Es muy didáctico y usa infografías en las que se ven muy claras ciertas equivalencias”, comenta Ana. “He vuelto a verlo estos días y no recordaba que estuviera tan centrado en la conspiranoia. Básicamente, cuenta que Greenpeace, las ONGs y los gobiernos no quieren hablar del tema. Pero más allá de que haya conspiración o no, te plantea el problema y te sensibiliza”.
Cowspiracy, como los otros dos documentales que se centran en este tema, recibió críticas por su poco rigor. Además de plantear una conspiración de ecologistas, gobiernos e industria de la carne para no hablar del impacto de la ganadería, el mensaje de fondo es que la solución a la crisis climática es que todo el mundo se haga vegano. En su respuesta a las críticas, los autores reconocen que “el fin de la película es concienciar sobre la industria más destructiva del planeta, la ganadería” y que “ya sea responsable del 14,5% de emisiones o del 51%, es uno de los principales motores del cambio climático”. Que parte del documental se base en un dato exagerado no parece un problema para Andersen. Hay múltiples análisis que diseccionan los datos y, sin negar que la industria ganadera contamina mucho, les hacen un 'fact-check'.
“Cowspiracy me gustó”, añade Aitana. “Luego vi What The Health, de los mismos directores. Son iguales: nadie nos cuenta nada, la industria lo oculta todo... Pero Cowspiracy está bien y What the Health no. Este artículo [traducido al español y publicado por la Unión Vegetariana Vegana] refleja bien cómo me sentí”. En él, una nutricionista vegana revisa el documental y explica que, aunque valora que aborde “cuestiones que merecen atención”, se malinterpretan y exageran datos, se destacan “historias dudosas sobre curaciones milagrosas” y se centran en “observaciones erróneas sobre la ciencia de la nutrición”.
“La mayor parte de la desinformación se debe a una pobre comprensión de la ciencia y la investigación en nutrición”, escribe. “Algunos activistas creen que usar cualquier medio para que la gente deje de comer carne es una victoria para los animales. Es probable que las personas con más probabilidades de dejarse llevar por esta película también se dejen llevar después por filosofías dietéticas opuestas. La credibilidad del movimiento se ve menoscabada cuando formulamos afirmaciones que se refutan fácilmente”.
What The Health —juego de palabras con 'what the hell', el '¿pero qué narices?' español— es catastrofista. Producido por Joaquin Phoenix (activista vegano), empieza diciendo que la OMS clasifica la carne procesada en el grupo 1 de su clasificación de carcinógenos, en el que también están el tabaco o el alcohol. Acompaña el dato con la imagen de unas niñas comiendo un perrito caliente en el que la salchicha es un puro encendido. Sin embargo, esto no quiere decir que sean igual de peligrosos.
“Es sensacionalista”, añade la especialista en seguridad alimentaria y nutricionista Beatriz Robles, que escribió sobre ello. “Hay que verlo como ficción, no tiene base científica para la mayoría de cosas que dice. Lo que dicen las entidades de referencia es que debemos reducir el consumo de carne roja y de azúcares e incrementar vegetales para salvar el planeta y comer sano. Pero estamos en la era de la desinformación y usar estos mensajes hiperbólicos y manipuladores, por loable que sea el fin, es una oportunidad perdida. Desprestigias el mensaje y te sale el tiro por la culata”.
Un mensaje muy positivo
Si bien Cowspiracy y What the Health terminan dando opciones de alimentación vegana y vislumbrando un futuro mejor—en el primero entrevistan al fundador de Beyond Eggs, una empresa de huevos hechos a partir de plantas ('plant-based', en inglés)— su mensaje no deja de ser negativo: tu alimentación te mata a ti y al planeta. Quizá por ello el que más ha triunfado y está cambiando tantas cabezas es The Game Changers, que vende las bondades de la dieta vegana en deportistas de élite. De nuevo, es una primera persona (el deportista James Wilks) quien guía al espectador a través de su propia investigación y descubrimientos.
Carlos es entrenador personal en Qure Fitness Lab. Últimamente varios clientes han preguntado por el documental. “Son los que quieren hacer un cambio más drástico”, dice. “Dicen: he visto esto, quiero cambiar y voy a tratar de hacerlo como dicen en The Game Changers. Ha causado revuelo. Y a mí me parece adiestramiento, porque parece que esto está bien y todo lo demás, mal”. Carlos, vegano, cree que si un profesional controla la dieta del deportista no tiene por qué haber diferencias de rendimiento entre una con carne y otra sin. “Está claro que un plan alimenticio para deportistas no llevará comida basura. Si es bueno, se conseguirán objetivos igual”, concluye. “Lo veo simplista, aunque si va enfocado a despertar a la gente no está mal”.
“No sé si es correcto llamarlo documental”, añade el químico y divulgador Luis Giménez, cuyo artículo sobre The Game Changers puedes leer aquí. “Creo que hay personas que quieren convencer de que hay que ser vegano y esto está pensado para ello. Es 'cherry-picking': presento la información que me interesa”. La comparación a ojo de sangre de un vegano y de alguien que ha comido carne es, en su opinión, “un recurso engañoso”.
“Empecé a ver What the Health y era un panfleto político. No son documentales, son reportajes para adoctrinar. Y no tengo nada en contra del veganismo, me parece una forma de alimentación interesante. Pero mentir es innecesario”, concluye. “La alimentación ya no es un recurso energético, sino que la gente lo mete en su identidad. Es como una nueva religión”.
Importante para el movimiento (y la economía) vegana
“Tomaba carne tres veces al día: desayunaba tostadas con jamón, comía ternera con patatas y cenaba fuera, en Taco Bell o Goiko Grill, o me hacía filetes de pollo”, cuenta Álvaro, un joven diseñador murciano. “Mi chica me dijo: veamos este documental. Son cámaras ocultas en criaderos, es desagradable y bestial. Cerdos, vacas, pollos, leche, todo. Dijimos: mejoremos nuestros hábitos. Eso fue por la mañana. Por la noche fuimos al supermercado y las bandejas de carne nos daban ganas de vomitar. Llegué y lo tiré todo. Ahora no comemos carne y en casa no entra nada de origen animal”.
El documental al que se refiere Álvaro es Dominion. Narrado por Joaquin Phoenix, Rooney Mara o Sia y producido por activistas animalistas australianos, Dominion refleja la idea de “un grupo” (los humanos) ejerciendo poder sobre otro al que considera inferior (animales). Está disponible en YouTube, Vimeo, DVD y su web. Pero no son pocas las voces que lo quieren en Netflix: los productores sugieren que se solicite a la plataforma, hay un Change.org con 36.000 firmas y PETA tiene un post con instrucciones para pedirlo.
“¿Te hiciste vegano después de ver Earthlings? ¿O quizá fue después de ver Tenedores sobre Cuchillos, Cowspiracy o What the Health?”, escriben en PETA. “Es difícil exagerar la importancia de los documentales en el movimiento vegano. Dominion llega para cambiar los hábitos de gente de todo el mundo. Es importante que sea accesible a todo el mundo. Esta película debe estar en Netflix”.
¿Cómo elige Netflix a qué temáticas y visiones del mundo da voz? La empresa “trabaja con proveedores, distribuidores, productores y creadores de contenido” para adquirir licencias. A diferencia de YouTube, que se basa en el contenido que suben los usuarios y cuyo algoritmo ha sido acusado de favorecer las pseudociencias y extremismos, en Netflix hay una elección consciente y manual de la programación. Los documentales sobre veganismo no son los primeros cuyo rigor se pone en cuestión: pronto llegará uno sobre Goop, la empresa de “bienestar” de Gwyneth Paltrow que médicos como Esther Samper han calificado de “disparate para la salud”.
En círculos conservadores también se ha criticado el documental que Netflix compró sobre Alexandria Ocasio-Cortez, Knock Down The House, señalando su evidente sesgo político. También hay quien se escandaliza y denuncia a la empresa por mostrar a Jesús como homosexual en una película (que no documental). La única vez que el CEO Reed Hastings reconoció cierta ideología en la plataforma fue cuando defendió haber eliminado el episodio de una serie en Arabia Saudí a petición del Gobierno. “No estamos en el negocio de las noticias. No tratamos de anteponer la verdad al poder. Queremos entretener. Podemos conseguir más siendo entretenimiento e influyendo en una conversación global sobre cómo vive la gente que tratando de ser otro canal de noticias”.
“¿En qué cosas no te conciencia Netflix, si es lo que ves?”, señala Álvaro. “El de Minimalismo, el de Marie-Kondo... Hay mucha gente que ha cambiado sus hábitos por documentales de Netflix. La forma de consumir ha cambiado y son contenidos que suelen ser más progresistas porque van dedicados a gente joven. Es lo que hace que la gente se conciencie sobre esos temas. Este no es más que otro ejemplo. Además, la alimentación es algo que hacemos tres veces al día”.
“Es una buena herramienta de sensibilización”, razona Fabián. “Lo ves, te convences y te vienes arriba. Pero tienes que contrastar. Soy consciente de lo sensible que es el tema y esto sirve para que la gente se dé cuenta de la mierda que nos metemos”.
Con todo, estos documentales y su cuidada narrativa —el veganismo ya no va solo de derechos de animales, sino de medioambiente y salud— abonan el terreno para una nueva generación de empresas de comida “basada en plantas”, algunas de las cuales aparecen en ellos. Las hamburguesas de Beyond Meat o Impossible Burger son las famosas, pero hay más y cada vez es más fácil encontrarlas en la gran distribución. “Detectamos un nicho en el mercado: quesos veganos artesanales”, cuenta Cristina Quinto, fundadora de Mommus. “Nuestro cliente es la tienda vegana, pero hay una tendencia de migración al consumo masivo. El veganismo fue una moda y ahora es una tendencia. El mercado crece. La cuestión de qué consumimos y cómo hacerlo para que el planeta lo resista le llega a más gente que la ética animal”.
“Los documentales democratizan el mensaje. Lo bueno es que los últimos que han salido ya no vienen de plataformas veganas”, añade Bernat Añaños, fundador de la barcelonesa Food for Tomorrow, fabricante del “pollo vegano” Heura. “El que muestra a deportistas de élite con una alimentación cien por cien vegetal pone sobre la mesa ciencia, no emoción. Es mejor democratizar desde ahí que desde documentales de maltrato animal. Eso lo ven los que están concienciados y encima se enfadan más. No solo nos ayuda para nuestro negocio, también en nuestra misión”.
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