Los alimentos han sustituido a la energía como responsables de las sorpresas negativas para la inflación en la eurozona. El Banco Central Europeo (BCE) demuestra en su último boletín económico que el gas o los carburantes han dejado de ser los factores determinantes de esta crisis de precios y que desde el verano de 2022 son los supermercados los que han subido sus productos más de lo previsto.
En concreto, un punto más de lo estimado, según los datos de “errores” en sus expectativas que ha calculado el organismo, pese a las caídas de la luz o los carburantes en los últimos meses. Hasta junio del año pasado, estos errores en las previsiones siempre se habían dado respecto a la energía, distorsionada por la invasión rusa de Ucrania.
En España, la inflación de los alimentos empezó a acelerar en tasa interanual por encima del IPC (Índice de precios de consumo) general desde abril de 2022, y llegaron a avanzar un 15,7% en diciembre, respecto al mismo mes del año pasado. En enero, el avance se moderó apenas tres décimas, al 15,4%. Lo más positivo: registraron la primera caída mensual (frente a diciembre) en un año tras la decisión del Gobierno al final de 2022 de reducir el IVA a una cesta de productos básicos del 4% al 0% y al aceite de oliva y a las pastas del 10% al 5%.
Estos alimentos con reducción del IVA cayeron un 1,6% en conjunto de enero a diciembre en nuestro país, según los datos del INE, publicados este miércoles. Una bajada que, sin embargo, implica que no hubo un traslado de toda la rebaja de impuestos por parte de los supermercados y del resto de comercios. Ni siquiera de la mayor parte, por lo que se engordaron los márgenes (la capacidad de convertir en ganancias sus ingresos).
Las subidas de precios en el carrito de la compra se muestran desde hace meses incontrolables, como ocurrió desde el verano de 2021 hasta el otoño de 2022 con la energía, lo que requirió medidas extraordinarias como el tope al gas, ante la insuficiencia de las rebajas del IVA de la luz y el propio gas para moderar la escalada. Ahora, la presión de los alimentos está justificando la continuidad de la agresiva respuesta del BCE, con las subidas de los tipos de interés.
Las familias, por su parte, sufren una histórica pérdida de poder adquisitivo. Un daño que se ensaña con los hogares más vulnerables, ya que tienen que dedicar una mayor parte de sus ingresos precisamente a energía y alimentación. En caso de que estén hipotecados o necesiten un préstamo tienen que sumar, además, el encarecimiento de la financiación que están propiciando las decisiones del BCE de incrementos del 'precio' del dinero.
La estrategia de la política monetaria de luchar contra la inflación atacando la demanda de las familias y la capacidad de inversión de las empresas ignoró en un primer momento que la mayor parte de la crisis de precios la explicaba la energía. Un mercado sobre el que el BCE no puede actuar. Ahora, también está obviando el crecimiento de los beneficios y de los márgenes empresariales por el traslado del aumento de los coste a los precios de venta, y su impacto en la inflación.
Mejora de los márgenes
“Los datos más recientes de contabilidad nacional [del INE] sugieren que el dinamismo que los márgenes empresariales habían mostrado hasta el tercer trimestre –fundamentalmente para recuperar los niveles pre pandemia– se habría prolongado en el cuarto trimestre de 2022 [en nuestro país], lo que situaría a estos márgenes por encima de los niveles observados a finales de 2019 [de media]”, asegura el Banco de España.
La pasada semana, el catedrático de Economía Aplicada de la UCM, Rafael Myro, publicó un artículo en el que incide en esta cuestión, también según los datos de contabilidad nacional del INE. “El incremento de los beneficios [de las empresas] explica casi por completo el aumento del deflactor del PIB en 2022 [la inflación interna, que excluye las importaciones, lo que se compra fuera de España”, explica este experto.
“Tras el año 2020, marcado por la pandemia, en el que aumentaron sensiblemente los costes laborales (salarios), debido sobre todo a la disminución de la productividad del trabajo, al tiempo que se reducían de forma drástica los beneficios empresariales. Éstos comenzaron a recuperarse ya en el último trimestre de 2021, un año en el que los impuestos indirectos se incrementaron considerablemente para recuperar el nivel prepandemia. Pero ha sido en 2022 cuando los beneficios de las empresas han experimentado un aumento decisivo, contribuyendo a acelerar la inflación”, añade.
“Los sectores de actividades extractivas y energía y banca han destacado así mismo por el alza de sus beneficios. Algunos servicios, como los de ocio y hostelería, han experimentado también una recuperación de sus márgenes, pero sufrieron más durante la pandemia”, continúa Rafael Myro.
En su opinión, “el ajuste salarial medio [para recuperar la pérdida de poder adquisitivo] no puede ser muy elevado, si se pretende reducir la inflación, con el fin de crecer más y crear más empleo. Pero los sectores en los que los beneficios han aumentado mucho, el alza de los salarios puede ser más intensa sin provocar nuevos aumentos en los precios”.
El BCE mantiene la agresividad
Entretanto, este viernes, Isabel Schnabel, la voz de Alemania en el comité ejecutivo del BCE, volvió a insistir en que “todavía estamos lejos de cantar victoria sobre la subidas de precios. Ni siquiera se ha iniciado un amplio proceso de desinflación en la eurozona”. En una entrevista concedida a la agencia de información económica 'Bloomberg', la alemana recalca que el traspaso de los precios más bajos de la energía a la inflación subyacente [el cálculo más estructural, que excluye la energía y los alimentos] puede ser más lento que cuando el movimiento es al alza.
De vuelta a España, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, afirmó este jueves que desde el Gobierno seguirán tomando “todas aquellas medidas que sean adecuadas y que no tengan efectos contraproducentes” para seguir en la senda positiva de bajada de la inflación, aunque no parece que haya acuerdo dentro del Ejecutivo sobre ninguna medida nueva respecto a los alimentos.
Por otro lado, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, descartó la posibilidad de bajar el IVA de la carne y el pescado, como ya se hizo en diciembre con otros alimentos básicos, además de rehuir la petición de Unidas Podemos de bonificar una cesta básica de productos.