La vía libre para las apuestas a la baja en Bolsa llega en un momento clave para la especulación

Si hay algo que les encanta a los especuladores es detectar las debilidades de sus 'víctimas'. En muchos casos les toca escudriñar cuentas e informes para encontrarlas, pero en esta ocasión no han tenido que esforzarse demasiado. El cóctel que ha preparado España es una invitación difícil de rechazar. Por un lado, la Bolsa española lleva seis meses de subida imparable con una revalorización superior al 33%. Por otro, el espectáculo de corrupción, que afecta al mismísimo presidente del Gobierno, está sembrando las dudas sobre el país y es objeto de escándalo en toda la prensa internacional. Y, como guinda, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) decide revocar la prohibición de apostar a la baja contra los valores de la Bolsa que estaba vigente desde el pasado 23 de julio.

Los primeros síntomas del festín que pretenden darse los hemos visto en la última semana. En contra de la corriente alcista europea, y sin justificación económica a la vista, las ventas en la bolsa española comenzaron el lunes y se agudizaron a medida que llegaba la fecha límite, el 31 de enero. Ese era el día en que la CNMV debía decidir si continuaba con la prohibición de las apuestas bajistas.

El organismo presidido por Elvira Rodríguez tenía dos opciones, seguir la estela de Grecia, que la semana pasada decidió mantenerla o levantarla como ya hicieron a lo largo de los últimos meses países que habían tomado una decisión similar el pasado verano, como Francia o Italia. La 'intuición' de los operadores era que Rodríguez iba a decantarse por esta última y acertaron de pleno.

Lo 'celebraron' con un gran batacazo. El Ibex 35 cerró el viernes con unas pérdidas semanales del 5,8%, su peor comportamiento semanal en más de cuatro meses y totalmente fuera de la tendencia alcista mundial. “Esta caída es inusual en un contexto de mercado con apetito al riesgo, por lo que, sobre todo, los dos últimos días están relacionados con el levantamiento de la prohibición de cortos”, asegura Daniel Pingarrón, estratega de Mercado de IGMarkets.

Una 'celebración' que podría continuar y resultar de lo más rentable a los especuladores si, como apuntan los expertos, la bolsa acusa el cansancio de seis meses de subida libre y entra en período de recogida de los beneficios obtenidos en ese período. Con esa tendencia, apostar a la baja puede generar pingües beneficios.

La operativa que los expertos denominan vender a corto no es más que apostar a la caída del valor de acciones, índices o deuda pública de un país. Los expertos la justifican porque dicen que es una medida para cubrir riesgos. Es decir, por un lado compran unos activos financieros y por otro se posicionan a corto frente a ellos. Tanto si estos suben como si bajan, los beneficios están asegurados.

Pero el juego no siempre es tan limpio. Lo más normal es que la intención sea simplemente ganar dinero apostando a la caída de los activos. Hasta tal punto que se realiza casi sin riesgo, ya que el especulador se limita a pedir prestados una gran cantidad de esos valores, dar órdenes de compra en el mercado para que el resto vea “la tendencia bajista” y, como la operativa habitual de los pequeños inversores es ir en consonancia con el movimiento que detecta, las órdenes de venta se multiplican. El valor se desploma, y es entonces cuando los especuladores que iniciaron el movimiento recompran las acciones prestadas (mucho más baratas que su valor original) y las devuelven a su dueño, quedándose con la diferencia de precio.

Cuando esta práctica se generaliza en los mercados y hedge funds (fondos de alto riesgo) y grandes bancos de inversión fijan un objetivo, el resultado puede ser nefasto para el atacado. Ya sea una empresa o la deuda pública de un país. Este último caso es el más sangrante ya que, como ha ocurrido en España, mientras los mercados ganan con la subida de tipos de interés de los bonos del Estado, los ciudadanos son sometidos a fuertes recortes para pagar el sobreprecio. Es el precio que dicen, tenemos que pagar todos, para que el mercado tenga liquidez y se puedan cruzar operaciones de compra y venta.

Desde el 23 de julio, día que entró en vigor la prohibición, el Ibex 35 ha ganado nada menos que un 33% (incluyendo la bajada de la última semana). Los operadores bursátiles y el propietario de la Bolsa, la compañía Bolsas y Mercados Españoles, comentan que la principal consecuencia de esta prohibición ha sido la falta de volumen (es decir, de operaciones realizadas en el mercado español) que ha generado un descenso en los ingresos, que de media podría situarse en torno al 20%. Para ellos, puede ser un disgusto, pero lo es más para las familias españolas los continuos ajustes de cinturón que les exigen las autoridades y que les han llevado a perder en el último año un 18,4% de su poder adquisitivo.

Pero más allá de eso, el efecto sobre el funcionamiento del mercado de la prohibición ha sido mínimo. Tres días después de ponerse en marcha, unas palabras de Mario Draghi diciendo que “haría todo lo posible por salvar al euro” lo cambiaron todo. Los ataques especulativos contra España e Italia, que habían motivado la decisión de la CNMV, se frenaron, y comenzó un tendencia alcista que ha llegado hasta ahora. La subida del Ibex 35 es de las más abultadas de los índices mundiales en ese período, pero otros como el Dax alemán o el S&P 500 estadounidense están en los niveles más altos anteriores al comienzo de la crisis.

Esto implica, según explica el estratega de mercados de Citigroup, José Luis Martínez, que “estamos llegando a un momento en el que los inversores están pensando en recoger los beneficios de esta abultada subida”. Es decir, que cuando las bolsas están en niveles tan altos, el recorrido de subida es mucho más escaso que el de bajada. “La racionalidad de los mercados hace pensar que en estos niveles la tendencia a vender se impondrá en las próximas semanas”, asegura el analista.

En la misma línea, el analista técnico Antonio R. Rico, ha estudiado en su blog las gráficas de comportamiento de valores como Santander o BBVA y coincide con el análisis. Están en esos límites máximos que auguran un descenso. Por eso, tener de nuevo vía libre para apostar a la baja contra la bolsa facilitará a los inversores no sólo recoger los beneficios de la última subida sino maximizarlos con las bajadas.