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Arturo Fernández desembolsó 671.000 euros para regularizar parte de sus pagos en negro

Arturo Fernández reorganiza sus negocios. El vicepresidente de la patronal española CEOE y líder de los empresarios madrileños está en plena reestructuración de sus empresas para sanear su imagen y salvar los muebles. Como inicio, Fernández ha regularizado su situación con Hacienda y la Seguridad Social a raíz de las denuncias de pago de parte de las horas extra y complementos en negro a personal de la plantilla. Así, y según figura en las cuentas de 2012 depositadas en el registro mercantil, la Seguridad Social le ha pedido 83.387 euros para regularizar los pagos en negro de una de sus 45 empresas, Cantoblanco Colectividades.

El propio Arturo Fernández reconoce que la inspección se extendió a otras empresas del grupo por las que también ha abonado una parte para ajustar “desfases” en la contabilización de los Seguros Sociales. La cantidad final regularizada es, por tanto, mucho más elevada. Fernández es un importante interlocutor del Gobierno en materias laborales, amigo del rey y también de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

El escándalo de los pagos en B saltó en febrero de 2013 cuando la Cadena SER desveló que el jefe de la patronal madrileña pagaba horas extra en negro. Esto explica la aparentemente baja cuantía de la regularización, habida cuenta de que son las cotizaciones de horas sueltas las que se han tenido que poner en negro sobre blanco. Una hora extra que se cobra a 15 euros debe abonar alrededor de 4,5 euros en cotizaciones sociales.

Las cuentas de la sociedad Grupo Cantoblanco Colectividades, una de las marcas con la que Arturo Fernández aspiraba a un mayor número de licitaciones públicas para llevar el servicio de restauración, aseguran que la empresa estuvo sujeta a una inspección de Trabajo y Seguridad Social en julio de 2013, que “puso de manifiesto seguros sociales complementarios de 83.387 euros”.

A la inspección de Trabajo hay que sumar una “revisión de las operaciones entre las sociedades del grupo donde se encuadra esta sociedad y las vinculadas”, que tuvo como resultado presentar una declaración complementaria del Impuesto de Sociedades y del IVA. Como reveló eldiario.es, la auditora de las empresas del grupo Cantoblanco había destacado en las cuentas varias salvedades sobre cómo el grupo no contabilizaba de forma clara las transacciones internas. Esto es, una empresa de Fernández vendía bebidas o alimentos a otra del mismo grupo, y no estaba claro si la transacción se producía o si era un mero apunte contable.

En la liquidación complementaria, que de hacerse de forma voluntaria ahorra a la empresa costes mayores, se pagaron 588.323 euros en impuestos, a los que hay que sumar una parte por recargo y otra por intereses de demora que no viene especificada en las cuentas. Cabe resaltar que esta regularización afecta solo a una de las numerosas sociedades que posee el empresario y que se pagaron, como reconoce Fernández a eldiario.es, otras sumas por otras de las empresas.

La auditora Crowe Horwath añade hasta doce salvedades a las cuentas presentadas. Entre ellas, recuerda que estos impuestos que se pagaron fuera del ejercicio 2012 (pero que corresponden a cargas generadas ese año) hubieran computado como pérdidas de haberse tenido en cuenta. También tendría que haber computado como una disminución del resultado hasta 451.228 euros de inmovilizado material, esto es, edificios o locales, que ya no correspondían a centros donde el grupo desarrollaba su actividad por haber sido cerrados.

De nuevo el auditor pone en solfa parte de la documentación entregada por la empresa, como los arqueos de caja, un elemento clave en un negocio como la restauración, en el que se mueve tanta cantidad de liquidez. También vuelve a recordar que las numerosas transacciones entre empresas del grupo son muy difíciles de verificar.

Deuda como bola de nieve

Fernández sigue además negociando con los principales proveedores y con Hacienda la reestructuración de la deuda pendiente. La deuda del grupo se acerca a los 20 millones de euros, de los cuales 13 millones proceden de transacciones entre empresas del grupo.

En cuanto a las deudas con las Administraciones Públicas, a cierre de ejercicio, Grupo Cantoblanco Colectividades tenía una deuda con Hacienda o la Seguridad Social de 1,2 millones de euros, sin tener en cuenta los 671.000 euros que se reconocieron después del cierre del ejercicio. El año pasado, la empresa Arturo Grupo Cantoblanco (pese al parecido en el nombre tiene diferente CIF y se presenta como una empresa diferente) tenía al menos 3,6 millones de euros pendientes de pagar al fisco.

En febrero, las principales empresas de Fernández adeudaban nueve millones de euros en litigios pendientes por diferencias con las concesiones que había ganado a las administraciones públicas.

Nuevos accionistas

Las cuentas advierten de que todo el grupo se encuentra en una reorganización. Como parte de las medidas adoptadas, el grupo ha comenzado a vender activos no estratégicos, así como el cierre de centros con pérdidas, un control de gastos generales y la “adaptación de los costes salariales al tamaño y niveles de venta actuales”.

En las cuentas, Fernández asegura que han contratado nuevos asesores fiscales que han puesto varias de las empresas bajo una misma sociedad hólding denominada Madhol. Al tener varias empresas bajo la misma firma (aunque en las cuentas no se especifica qué empresas pasan a formar parte del conglomerado de las 67 en las que Arturo Fernández tiene algún cargo), los criterios de contabilidad y de rendición de impuestos suelen variar.

Fernández asegura que está en plena búsqueda de inversores para la sociedad matriz, Madhol, que hará una ampliación de capital en dos tramos para sumar a nuevos accionistas. El primer tramo tendrá lugar en las próximas semanas y el segundo a principios del año que viene. Además, han iniciado una expansión internacional con la prestación del servicio de dos hospitales en Chile.

Madhol, que tiene un capital inicial de 16 millones de euros, tendrá un nuevo consejero delegado que no será Fernández y que se nombrará en los próximos días. Además, su año fiscal será de junio a junio, cambiando la tributación del resto de las empresas del grupo.

En 2012, la empresa Grupo Cantoblanco Colectividades tuvo unas pérdidas de 103.000 euros.

Una de las razones por las que Fernández había comenzado a reorganizar sus negocios era por la posible fusión con Mediterránea de Catering, una empresa participada por el brazo de capital riesgo del Banco Santander. Sin embargo, y en el último momento, las dos compañías han roto negociaciones y no han llegado a buen puerto en su fusión.

Esta misma semana se conoció que Cantoblanco perdió la concesión del servicio de restauración del Congreso de los Diputados, un servicio que prestaba desde 1996. Fernández se presentó bajo la empresa Cantoblanco Restauración, diferente a las otras sociedades acosadas por las deudas. Fernández reconoce que es una “pena” haber perdido esta concesión.