La siniestralidad laboral sigue sin freno: 618 muertos y más de 1,3 millones de accidentes en 2017
Este viernes, moría posiblemente el último. Un trabajador fallecía tras quedar atrapado por un silo metálico de pienso que le cayó encima en una finca del municipio onubense de Santa Olalla del Cala (Huelva). Dos días antes, un chico de 21 años, P. I., moría al precipitarse desde el tejado de una nave en el Polígono de Bergondo (A Coruña) en la que realizaba tareas de mantenimiento en los canalones. Dos fallecimientos tan seguidos que no son una excepción: el pasado año, murieron 618 trabajadores a causa de accidentes o enfermedades relacionadas con el trabajo. Más de uno al día. Los sindicatos llevan tiempo haciendo sonar las alarmas: tras muchos años de descenso, 2013 supuso un punto de inflexión que ha desatado la siniestralidad.
Este sábado, 28 de abril, se celebra el Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Por las mismas fechas del pasado año, Isaac Rosa llamaba la atención en este medio sobre la indiferencia general que acompaña a estas víctimas laborales, “que parecen no merecer minutos de silencio ni medidas urgentes”. Los sindicatos reclaman en esta cita dejar de considerar estas muertes como meros accidentes trágicos, sin causa ni posibilidad de intervención, e invertir en prevención y salud en los centros de trabajo. Además, exigen modificar la reforma laboral de 2012, que creen que tiene un papel fundamental en la precarización del trabajo y el aumento de la siniestralidad.
En 2013, tuvieron lugar 1.156.574 accidentes laborales (468.030 con baja y otros 688.544 sin ella). A ese año, se llegaba después de muchos ejercicios de descenso, pero a partir de entonces su número ha remontado. En 2017, aún con las cifras provisionales del Ministerio de Empleo, el dato ascendió a los 1.322.009 accidentes de trabajo (583.425 con baja y 738.584 sin ella).
Lo mismo ocurre con las víctimas mortales: en 2013 fallecieron 558 personas y el camino hacia las 618 del pasado año es, en general, ascendente. El aumento de muertes en 2017 respecto al año anterior fue de un 1,8%. Ana García de la Torre, secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT, recuerda que ese número será mayor con el cierre definitivo del ejercicio. “Suele aumentar en torno a un 10%”, explica.
Las cifras provisionales de este inicio de año, de los meses de enero y febrero, no parecen revertir la tendencia: en los dos meses murieron 103 personas debido a accidentes o enfermedades relacionadas con el trabajo. 14 personas a la semana.
Las estadísticas oficiales distinguen entre dos tipos de accidentes según cuándo tengan lugar: en la propia jornada laboral o 'in itinere', es decir, al ir o volver del trabajo. La mayoría de los accidentes con baja tienen lugar durante el desempeño del trabajo (el 84% en 2017) frente a los que ocurren de camino, y lo mismo ocurre con las muertes (el 78% de las del último año se encuadraron dentro de la jornada).
Según el tipo de lesión, la mayor parte de las personas que murieron en su jornada laboral el pasado año fallecieron debido a infartos y derrames cerebrales: en total, 208 trabajadores.
“Relación clara” con la precariedad
Cuando buscan los porqués a ese cambio de tendencia, Comisiones Obreras y UGT no conciben que 2013 sea un año casual: la proximidad con la puesta en marcha de la reforma laboral, en 2012, les lleva a pensar que la política laboral del Gobierno tiene un papel en este incremento. “Tiene una relación clara con la precarización del empleo: con la temporalidad, las largas jornadas de trabajo, la inseguridad de creer que puedes perder el puesto...”, explica Ana García de la Torre, que reivindica también este 28 de abril la importancia de ampliar el catálogo de enfermedades profesionales. “Aquello que no se ve no se previene”, sostiene.
Desde CCOO señalan como factor de riesgo para la salud laboral al mayor poder que otorgó la reforma a la patronal en la negociación colectiva. “La capacidad de unilateralidad del empresario en cuestiones como los turnos, las jornadas, los salarios... Todo eso altera la posición del trabajador, que le puede llevar a una dejación de sus derechos para mantener el trabajo”, argumenta Pedro J. Linares, secretario de salud laboral de CCOO.
Linares se opone con rotundidad a los argumentos que señalan que el aumento de los accidentes y las muertes puede deberse al aumento de la actividad económica. “Por varios motivos: hemos vivido años de crecimiento económico, en los que la siniestralidad se reducía y, además, ésta aumenta con más fuerza que la actividad económica”, sostiene.
Los sindicatos mayoritarios llaman a modificar la legislación laboral para equilibrar más la capacidad de negociación de los trabajadores, así como reforzar la prevención y la inspección, para evitar que estos accidentes se produzcan. “Tiene que cambiar la idea de que invertir en prevención es un coste. Es una inversión, incluso si solo piensas en que vas a ahorrar costes: vas a ser más competitivo, tendrás menos bajas...”. Ese cambio de mentalidad también pasa por el conjunto de la población, por considerar que es “inaceptable” que mueran 618 personas en relación con su trabajo.