La burbuja de los tulipanes vivida en Holanda en el siglo XVII fue la primera de la que se tiene constancia. En aquel tiempo, el precio de estas flores comenzó a dispararse hasta alcanzar una cifra astronómica, pero como ocurre con las burbujas acabó explotando. Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan y uno de los máximos directivos de Wall Street, comparó hace un par de días la burbuja actual de la bitcoin con la de los tulipanes. De hecho la calificó como “fraude” y aseguró que acabará reventando porque es “pura especulación”.
Las criptomonedas –cuya divisa más conocido es la bitcoin– son monedas descentralizadas y virtuales, que no están controladas por ningún Gobierno. El precio de la bitcoin ha ido repuntando desde su creación en 2009 hasta llegar a rozar los 5.000 dólares en agosto de este año, pero tras las restricciones impuestas por China y las palabras de Dimon su precio ha caído. En septiembre, el valor de la bitcoin ha bajado alrededor de un 30% hasta situarse en el entorno de los 3.500 dólares en los que cotizó en la sesión del viernes, según los datos recogidos por CoinDesk.
“Se especula con bitcoin como se especula con cualquier otro activo. La mayoría de los euros que se compran son para especular, la gente compra cuando está barato para tratar de vender cuando está caro”, apunta Alberto Gómez, fundador del laboratorio de bitcoins NevTrave. “La cotización de la bitcoin se basa en la confianza”, apunta al explicar cómo se fija el precio de esta moneda.
Hay una diferencia con las divisas tradicionales, en el caso de la bitcoin no hay un banco central y por tanto, tampoco hay políticas monetarias ni ninguna forma de sostener la cotización de la bitcoin. “El BCE hará todo lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente”, dijo Mario Draghi en medio de la crisis del euro y esas palabras bastaron para mitigar la sangría del euro. Sin embargo, si la bitcoin se desploma, ni Satoshi Nakamoto (su fundador), ni ninguna otra persona saldrá a la palestra para evitar la caída. Y desde 3.000 dólares, la caída puede ser grande.
La burbuja del dinero barato
En un contexto de tipos de interés en mínimos, la liquidez ha inundado el mercado y algunos expertos ya hablan de que podríamos estar en medio de una burbuja del dinero barato con consecuencias, por ejemplo, como que se disparen los préstamos. Una situación que recuerda al momento previo al estallido de la crisis de las hipotecas subprime de Estados Unidos, donde se disparó el crédito barato para comprar viviendas en ese mercado sin pedir prácticamente garantías. Era una situación más complicada porque estos préstamos estaban partidos en trocitos y vendidos dentro de otros productos financieros que tenían la máxima calificación. La consecuencia de esto es que cuando explotó la burbuja de las hipotecas acabó golpeando los cimientos del sistema financiero.
Han sido los banqueros quienes han comenzado a señalar la existencia de estas burbujas generadas por el dinero barato. También hay que tener en cuenta que estos tipos de interés tan bajos van contra su negocio tradicional: tomar dinero barato y prestarlo caro.
“Debe terminar la época del dinero barato, pese a la fortaleza del euro”, dijo John Cryan, presidente de Deutsche Bank a comienzos de septiembre. “Ya estamos observando burbujas en algunos sectores del mercado de capital”, añadió como razón para comenzar a subir los tipos.
Una de estas burbujas a las que se refiere Cyran es la de los préstamos para comprar coches en Estados Unidos. La Reserva Federal cifra en 1,16 billones de dólares el valor de los créditos para comprar automóviles, que ha alcanzado un 9,2% de toda la deuda hipotecaria, la proporción más alta en algo más de una década.
Los datos del Banco de Inglaterra de los últimos meses también van en esa dirección. Las cifras del organismo muestran que el crédito al consumidor denominado en inglés como “unsecured”, que se traduciría como “sin garantías” y que en la práctica solo está respaldado por el historial crediticio de las personas, lleva creciendo en cifras de alrededor del 10% desde abril del año pasado, aunque se suavizaron ligeramente en el mes de agosto.
El problema de este aumento del crédito es que si se tuercen las condiciones, o lo que es lo mismo si los tipos de interés vuelven a subir o a recuperar porcentajes habituales, los consumidores podrían tener problemas para pagar sus cuotas.
Las startup unicornio
startupEn el mundo de las startup se conoce como unicornios a las que tienen una valoración de 1.000 millones de dólares (unos 835 millones de euros). Una denominación que tenía su clave en que eran compañías difíciles de encontrar.
Sin embargo, el número de firmas que se engloban bajo esta clasificación ha aumentado significativamente. La lista de estas superan los 200 nombres, según el listado de la consultora CBInsights, con algo más de la mitad de ellos estadounidenses. En la primera posición está Uber con una valoración de 68.000 millones de dólares y aparecen otros nombres como Airbnb o Dropbox.
El incremento de este tipo de compañías se debe en parte a que estas han decidido posponer sus salidas a bolsa. La evolución tradicional de estas compañías era ir consiguiendo rondas de inversión (la forma que tienes estas empresas de financiarse con el dinero de fondos o business angels) hasta acabar saliendo a bolsa. Sin embargo, los saltos al mercado se están retrasando o incluso dejando de darse. No estar cotizadas hace que tengan menos obligaciones que cumplir, teniendo que cumplir solo con sus accionistas y no con el mercado.
Un estudio elaborado por la Universidad de British Columbia y la Universidad de Standford advierte de que estos unicornios están “sobrevalorados”. Los cálculos de este estudio estiman, que de media, estas empresas estarían valoradas un 50% por encima de su valor real. En este estudio señalan que de las 116 empresas analizadas, la mitad perdería sus estatus de unicornio si se aplicara la forma de valoración que ellos proponen.
Sus autores explican que parte de esto se debe a que en la valoración solamente se toma como referencia el precio de la última acción, que depende de la última valoración, pero estas compañías pueden tener hasta ocho tipos de acciones que dan a sus tenedores diferentes derechos.
La deuda de los emergentes
En un momento de muy alta liquidez en los mercados, la deuda de los países emergentes lleva un tiempo creciendo en un entorno de tipos bajos donde los inversores tienen que asumir riesgos a cambio de rentabilidad. En 2017, los cinco principales fondos cotizados, conocidos como ETF, que invierten en emergentes recibieron 15.000 millones de dólares.
El índice Bloomberg Barclays de los bonos emergentes repuntó un 4,3% este año y en los últimos cinco años, la subida ha sido del 28%, una cifra que duplica lo obtenido por el índice Bloomberg Barclays que agrega a los bonos estadounidenses, según recoge la CNBC.
Algunos analistas advierten de que los próximos cambios que se esperan en política monetaria por parte de la FED y del BCE podrían hacer cambiar este panorama. En un informe de Citi, sus analistas señalan que hay que estar preparados para un “shock”, aunque no consideran que vaya a ser uno “devastador”.
Una fuerte demanda va creando burbujas en los diferentes activos que generan interés para los inversores. Este interés no dura eternamente o las condiciones del mercado cambian por lo que los precios suelen ser insostenibles en el tiempo y en un momento determinado explotan. Y cuando lo hacen acaban con lo que tienen por delante.
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