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Bruselas recorta el crecimiento para España en 2023 y prevé que la inflación siga disparada en 2022

Nadia Calviño, vicepresidenta económica y Christine Lagarde, presidenta del BCE, en la reunión del Eurogrupo.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
14 de julio de 2022 11:07 h

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Bruselas está recortando el crecimiento para España en 2023, del 3,4% anunciado en mayo al 2,1% de ahora, y prevé que la inflación siga disparada en 2022, con un 8,1%, por encima de la media de la zona euro (7,6%). Así se desprende de las previsiones de verano publicadas este jueves. La Comisión Europea pronostica que “la brecha con el nivel del PIB anterior a la pandemia se cierre en la segunda mitad de 2023, cuando se espera que las tasas de crecimiento trimestrales recuperen el dinamismo”. Hace dos meses auguraba esa recuperación para el tercer trimestre del año que viene.

En mayo ya el Gobierno rebajó las previsiones de crecimiento para 2022 del 7% al 4,3%. El Fondo Monetario Internacional hizo lo propio, del 5,8% al 4,8%. Y la Comisión Europea las pasó entonces del 5,6% previsto el 10 de febrero, al 4% del PIB anunciado en primavera por el impacto de la guerra desatada en Ucrania tras la invasión rusa del país.

Bruselas también recortaba entonces un punto sus pronósticos para 2023 para España, y pasaba del 4,4% al 3,4%, lo que llevaba a que se retrase alcanzar los niveles previos a la pandemia hasta el tercer trimestre de 2023.

Pero este jueves la tijera de las previsiones aún es mayor, sobre todo en lo que tiene que ver con 2023. Así, la Comisión Europea prevé que España crezca el próximo año un 2,1%, en lugar del 3,4% que previó hace apenas dos meses.

Fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos explican, en relación con las previsiones de la Comisión Europea: “Prevé que España crecerá por encima de la media de la zona euro y de la Unión Europea tanto en 2022 como en 2023; que crecerá por encima de Francia, Alemania, Italia y Países Bajos tanto en 2022 como en 2023; pese a las incertidumbres actuales y la rebaja de la previsión de crecimiento del conjunto de la UE, España mantendría en 2022 una tasa de crecimiento del 4% y del 2% en 2023, la mayor entre las grandes economías de la Unión Europea”.

Según el Gobierno, “las previsiones de la Comisión Europea muestran que la inflación es un fenómeno europeo y mundial. De hecho, la previsión de inflación en España está por debajo de la Unión Europea tanto en 2022 como en 2023. La Comisión coincide con las previsiones del resto de instituciones al considerar que la inflación se moderará muy significativamente en 2023”.



Además, mientras la Comisión Europea preveía en mayo un crecimiento del PIB tanto en la UE a 27 como en la zona del euro del 2,7% en 2022 y del 2,3% en 2023, frente al 4% y el 2,8 % (2,7 % en la zona del euro), respectivamente, en la previsión de febrero pasado, en julio recorta las expectativas. Así, augura un crecimiento del 2,6% en 2022 y del 1,4% en 2023 en la zona euro.

“La guerra de Rusia contra Ucrania sigue afectando negativamente a la economía de la UE, colocándola en una senda de menor crecimiento y mayor inflación en comparación con las previsiones de primavera”, dice Bruselas: “Las previsiones económicas (provisionales) de verano de 2022 proyectan que la economía de la UE crecerá un 2,7% en 2022 y un 1,5 % en 2023. Se prevé un crecimiento en la zona del euro del 2,6% en 2022, que se moderará hasta el 1,4% en 2023. La inflación media anual se prevé que alcance máximos históricos en 2022, con un 7,6% en la zona del euro y un 8,3% en la UE, antes de disminuir en 2023 al 4% y al 4,6%, respectivamente”.

Los datos de este jueves empeoran los de mayo, en lo que Bruselas preveía que la inflación comenzara a disminuir lentamente a mediados de año, ayudada por medidas gubernamentales como los descuentos en combustible y el tope en los precios mayoristas del gas. Hace dos meses pronosticaba que la inflación interanual aumentara en España del 3% en 2021 al 6,3% en 2022. En 2023, esperaba que la reversión de los efectos de base de los precios de la energía reduzca la inflación interanual medida al 1,8%.

Ahora, en julio, el pronóstico empeora: un 8,1% para 2022 (por encima de la media de la zona euro) y un 3,4% para 2023 (por debajo de la media).



“Muchos de los riesgos negativos que rodean el pronóstico de primavera de 2022 se han materializado”, dice Bruselas: “La invasión rusa de Ucrania ha ejercido presiones alcistas adicionales sobre los precios de las materias primas energéticas y alimentarias, que están alimentando las presiones inflacionarias globales, erosionando el poder adquisitivo de los hogares y provocando una respuesta monetaria más rápida de lo que se suponía anteriormente”.

“La desaceleración en curso del crecimiento en EEUU se suma al impacto económico negativo de la estricta política de cero COVID de China”, argumenta la Comisión Europea: “La economía de la UE sigue siendo particularmente vulnerable a la evolución de los mercados energéticos debido a su gran dependencia de los combustibles fósiles rusos, y el debilitamiento del crecimiento mundial resta valor a la demanda externa. Se espera que el impulso adquirido con el repunte del año pasado y un primer trimestre algo más fuerte de lo estimado previamente apuntalen la tasa de crecimiento anual para 2022”.

El Ejecutivo europeo añade: “Aun así, se espera que la actividad económica en el resto del año sea moderada, a pesar de un turismo de verano prometedor. En 2023, se espera que el crecimiento económico trimestral cobre impulso gracias a un mercado laboral resiliente, la moderación de la inflación, el apoyo del Fondo de Recuperación y Resiliencia y la todavía gran cantidad de ahorros. En general, se espera que la economía de la UE continúe expandiéndose, pero a un ritmo significativamente más lento de lo esperado en el pronóstico de primavera de 2022”.

“La inflación hasta junio ha alcanzado máximos históricos a medida que los precios de la energía y los alimentos continuaron creciendo y las presiones sobre los precios se ampliaron a los servicios y otros bienes”, dice Bruselas: “En la eurozona, la inflación creció con fuerza en el segundo trimestre de 2022, desde el 7,4% de marzo (interanual) hasta un nuevo máximo histórico del 8,6% en junio. En la UE a 27, el aumento fue aún más pronunciado, con la inflación saltando un punto porcentual completo, del 7,8% en marzo al 8,8% en mayo”.

Según la Comisión Europea, “la previsión de inflación se ha revisado considerablemente al alza en comparación con la de primavera. Además del fuerte aumento de precios en el segundo trimestre, se prevé que un nuevo aumento en los precios del gas en Europa se traslade a los consumidores a través de los precios de la electricidad. Se prevé que la inflación alcance un máximo del 8,4% interanual en el tercer trimestre de 2022 en la zona del euro y, a partir de ahí, disminuya hasta situarse por debajo del 3% en el último trimestre de 2023, tanto en la zona del euro como en la UE, a medida que las presiones de la oferta las restricciones y los precios de las materias primas se desvanecen”.

De acuerdo con las previsiones del Ejecutivo comunitario, “los riesgos para el pronóstico de la actividad económica y la inflación dependen en gran medida de la evolución de la guerra y, en particular, de sus implicaciones para el suministro de gas a Europa. Nuevos aumentos en los precios de la gasolina podrían impulsar aún más la inflación y ahogar el crecimiento. Los efectos de segunda vuelta podrían, a su vez, amplificar la inflación y conducir a un mayor endurecimiento de las condiciones financieras que no solo pesaría sobre el crecimiento, sino que también conllevaría mayores riesgos para la estabilidad financiera. No se puede excluir la posibilidad de que el resurgimiento de la pandemia en la UE traiga nuevas perturbaciones a la economía”.

“Al mismo tiempo”, dice Bruselas, “las recientes tendencias a la baja de los precios del petróleo y otras materias primas podrían intensificarse, provocando una caída de la inflación más rápida de lo esperado actualmente. Además, gracias a un mercado laboral sólido, el consumo privado podría resultar más resistente al aumento de los precios si los hogares utilizaran más sus ahorros acumulados”.

Frenazo abrupto

“El crecimiento del PIB real se desaceleró abruptamente en 2022-T1 (0,2% intertrimestral) debido a las interrupciones en los suministros y al aumento de las presiones inflacionarias”, dice Bruselas sobre España: “El consumo privado se contrajo significativamente y se espera que permanezca bajo presión durante el horizonte de proyección [2022-2023], en un contexto de alta inflación y débil confianza del consumidor. Sin embargo, se espera que las tasas de crecimiento intertrimestral del PIB se aceleren ligeramente en los próximos dos trimestres debido al regreso del turismo a los niveles previos a la pandemia. Hacia finales de año, se proyecta que la actividad económica vuelva a desacelerarse a pesar de una implementación más rápida de las inversiones bajo el fondo de recuperación y resiliencia, ya que se espera que los hogares ajusten sus decisiones de consumo a los precios más altos y la incertidumbre económica”.

La Comisión Europea afirma que “el crecimiento del PIB se pronostica en un 4% en 2022 y un 2,1% en 2023. Se espera que la brecha con el nivel del PIB anterior a la pandemia se cierre en la segunda mitad de 2023, cuando se espera que las tasas de crecimiento trimestrales recuperen el dinamismo”.

En comparación con las previsiones de primavera, “los cambios en las perspectivas para 2023 se explican principalmente por un impacto más pronunciado de la inflación en el poder adquisitivo de los hogares, particularmente a principios de año, en un contexto de aumentos salariales limitados. El impacto sobre el consumo privado estará parcialmente amortiguado por la liberación del ahorro acumulado, la resiliencia del mercado laboral y la indexación de las pensiones. En 2023, se espera que la inversión, bajo el impulso del Plan de Recuperación y Resiliencia, sea el principal motor de la demanda”.

El Ejecutivo comunitario prevé que la inflación interanual alcance el 8,1% en 2022 y el 3,4 % en 2023.

“Los precios de la energía han estado alimentando las presiones inflacionarias desde el segundo trimestre de 2021”, dice Bruselas, “y el efecto de traspaso a otros bienes (en particular, alimentos) y servicios (en particular, la hostelería sector) se ha acelerado en los últimos meses. En comparación con el pronóstico de primavera, la persistencia e intensidad de este efecto es la principal razón detrás de la revisión de las perspectivas de inflación. Se espera que los precios de la energía se moderen lentamente a partir de la segunda mitad de 2022, ayudados por medidas gubernamentales que entraron en vigor en junio, incluido el tope del precio del gas con el objetivo de reducir los precios mayoristas de la electricidad y una reducción adicional del IVA en la factura de la electricidad (del 10% al 5%). Se espera que la inflación subyacente se mantenga alta durante 2022 y comience a disminuir en el segundo trimestre de 2023”.

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