La Comisión Europea da el visto bueno a la senda fiscal presentada por España. A pesar de no tener proyecto de presupuestos y de ser uno de los tres países de la UE -junto con Bélgica y Austria que no tienen gobierno tras la celebración de elecciones- que no ha presentado el borrador de plan presupuestario, Bruselas ve “creíble” el camino de gasto neto primario -el aumento de gasto público sin contar algunos costes cíciclos y los intereses de la deuda- que presentó el Gobierno y que excedía las indicaciones previamente dadas por los técnicos comunitarios.
En concreto, España planteó que esa cifra sea del 3,7% del PIB en 2025 mientras que Bruselas lo dejaba cinco décimas por debajo (3,2%). Para los años siguientes la senda que proyectó el Gobierno es 3,5% en 2026; 3,2%, en 2027; 3%, en 2028; también 3%, en 2028; 2,5%, en 2029; y descender al 2,4% en 2030. El planteamiento de Bruselas era más restrictivo para los primeros años mientras que daba un ligero margen mayor en los siguientes: 2,8% en 2026, 2,7% en 2027, 2,7% en 2028, 2,7% en 2029, 2,6% en 2030 y 2,5% en 2031.
De media, la recomendación de la Comisión Europea era un 2,8% mientras que el Gobierno lo aumenta ligeramente hasta el 3%. Los técnicos comunitarios asumen en la evaluación que el “conjunto de hipótesis” que emplea el Ejecutivo difieren de las de la Comisión Europea en asuntos como la posición fiscal inicial de 2024, el crecimiento potencial de los próximos años, el tipo de interés nominal y los ingresos esperados. “No tienen un impacto significativo en el crecimiento medio de los gastos netos en comparación con las hipótesis de la Comisión”, concluye el documento.
Más PIB y reforma fiscal
El vicepresidente ejecutivo Valdis Dombrovskis ha restado importancia a la discrepancia y la ha atribuido crecimiento esperado del PIB y a las medidas a las que el Gobierno se ha comprometido, entre ellas la reforma fiscal. A una parte de ese compromiso le dio el visto bueno el Congreso esta semana. “España se ha comprometido a tener ingresos adicionales a través de esta reforma fiscal”, ha dicho el letón.
El cálculo de los técnicos comunitarios es que esos ingresos adicionales serán del 0,2% del PIB. De esa cifra, la mitad se cumple con la no deflactación del IRPF, es decir, no actualizar ese impuesto con la inflación. El otro 0,1% parte de un compromiso del Gobierno de eliminar algún beneficio fiscal (que suponga unos 1.500 millones).
El visto bueno a la senda fiscal es uno de los hitos en el nuevo marco del corsé fiscal de la UE que se ha retomado este año tras cuatro años de suspensión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento por la pandemia y después por las consecuencias de la guerra en Ucrania. Las nuevas reglas fiscales se basan fundamentalmente en la senda de gasto para conducir a los países al cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda del 3% y el 60% del PIB, respectivamente.
España es uno de los cinco países, junto con Finlandia, Francia, Italia y Rumanía, han presentado sendas fiscales para periodos de siete años y no de cuatro, como es lo inicialmente previsto. “Esto ha reducido significativamente su esfuerzo fiscal anual medio, en torno a medio punto porcentual del PIB”, ha explicado el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, en la presentación del paquete de otoño, que ha sido su última presentación dado que no seguirá en el nuevo Colegio de Comisarios que este miércoles recibirá luz verde del Parlamento Europeo.
Al no haber presentado el plan presupuestario, en la Comisión Europea tuvieron dudas hasta el último momento sobre si presentar en análisis correspondiente a España a la vez que el resto de países de la UE, pero finalmente se ha decantado por realizar una evaluación coja a la espera del borrador del plan presupuestario que en Bruselas esperan recibir “en un futuro no distante”, según fuentes comunitarias.
La paradoja frugal
En cuanto a las sendas fiscales de la veintena de países europeos que las han remitido a Bruselas, aprueban todos a excepción de Holanda. Lo que han detectado los técnicos comunitarios es que la senda fiscal planteada a raíz del acuerdo de Gobierno de extrema derecha es que se pasaría del 3% del déficit en el año 2029. Y uno de los principales objetivos del Plan de Estabilidad y Crecimiento es precisamente que las cuentas públicas estén saneadas y por debajo de ese umbral en el caso del déficit y del 60% en el de la deuda. Países Bajos es el único país cuyo borrador presupuestario “no está en línea” con las recomendaciones de la Comisión Europea.
Grecia, Chipre, Letonia, Eslovenia, Eslovaquia, Italia, Croacia y Francia son los que pasan el filtro sin problemas “ya que se prevé que su gasto neto se sitúe dentro de los límites máximos” mientras que Estonia, Alemania, Finlandia e Irlanda no se ajustan plenamente a las recomendaciones porque superan los techos establecidos. Luxemburgo, Malta y Portugal no lo hacen porque “no eliminan progresivamente las medidas de ayuda de emergencia energética” que se puso en marcha durante la crisis y que la Comisión Europea ha invitado a los estados miembros a retirar.