Se buscan 50.000 empleados para instalar placas solares y hacer frente al despegue del autoconsumo

“Cuando hablas con el sector, nadie traslada la percepción de que falte trabajo; en cambio, sí el problema de que no encuentran gente”. Daniel Pérez, vicepresidente de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), la principal asociación del sector, explicaba a elDiario.es el problema para encontrar empleados, en pleno 'boom' del autoconsumo. Y pone números: “Entre 50.000 y 60.000 personas se podrían absorber perfectamente. No es un número cerrado, porque no sabemos cómo va a evolucionar en los próximos años el sector, pueden ser más, pero el reto es encontrar más personal”. 

Esta previsión parte de extrapolar al conjunto de España los cálculos realizados por la Federació de Gremis d’Installadors de Catalunya (Fegicat) que calcula los puestos vacantes en este territorio en más de 18.000. 

No todas las voces están de acuerdo con la cifra en sí, aunque haya acuerdo en el fondo de la cuestión: se necesitan más empleados en el sector solar, como en todo el energético ligado a las renovables. “Para la instalación de autoconsumo nos parecen unas cifras excesivas”, asegura José Ignacio Serrano, responsable de sector renovables de la Federación estatal de industria de CCOO. “No podemos de momento realizar una estimación aproximada, pero conociendo el sector nos parecen unas cifras totalmente infladas”, añade. Indica, en cambio, que en la solar, como en la eólica, el “crecimiento de plantillas para la instalación y mantenimiento está creciendo de manera exponencial estos últimos años”.

Mario Sánchez-Herrero, director y cofundador de la organización enfocada al autoconsumo Ecooo, valora que 50.000 empleos a jornada completa encajan con un ritmo de instalación de 2 GW al año. En 2021 se instalaron 1,2 GW de autoconsumo, y en 2022 ya van a ser más de esos 2 GW.

“Hay puestos sin cubrir en plantas [fotovoltaicas], de directivos, en autoconsumo”, enumera José Donoso, director general de Unef. Un apetito por encontrar gente que deriva en una “canibalizacion”. “Los cambios de empresa son constantes y hay una demanda de personal cualificado muy importante”, añade. El problema, que “no siempre hay formación”. “Somos una tecnología nueva y tuvimos una moratoria, un parón. Eso hizo que mucha gente buscara trabajo fuera de España y algunos han vuelto, pero no es suficiente”.

Cambios en la formación

Tanto las empresas como los representantes sindicales asumen que es necesario acelerar en la formación, en un sector que no solo requiere una alta especialización, sino que tampoco está exento de riesgos. “Hay comunidades autónomas que ya han actualizado los currículums académicos, pero no todas. Es necesario que se actualicen”, añade Donoso porque, a veces, “se está dando formación en tecnologías que no se están utilizando”.

“Queda un gran trabajo por hacer en materia de formación para cubrir estas necesidades”, apunta el responsable de sector renovables de la Federación estatal de industria de CCOO. “Pero no solo es responsabilidad de los centros de formación, consideramos que hay que dar visibilidad al sector y orientar a aquellos que tengan inquietudes hacia las FP que existen, que sean las más adecuadas”, añade. 

“Este es un sector relativamente joven con una media de edad que no supera los 40 años, esta media de edad será difícilmente superable, es un sector en el que es muy difícil vislumbrar un final de la carrera profesional, se trata de un trabajo duro en unas condiciones muy exigentes, los puestos de trabajo no son adaptables ante cualquier ineptitud sobrevenida, con lo cual, cualquier situación física limitante pondrá fin a tu carrera profesional en el trabajo en cual venías realizando sus funciones”, explica José Ignacio Serrano. “Esta inseguridad laboral hace que los trabajadores estén en una continua búsqueda de empleo, por todo esto la oferta siempre será superior que la demanda”, argumenta.

Unef cifra en 58.892 personas el número de trabajadores que, de una u otra forma están ligados al sector, según datos al cierre de 2020, el último año del que ha publicado un informe anual. De esta forma, con esa meta de 50.000 empleos absorbibles, el sector podría duplicar el tamaño de su masa laboral. De esa cifra de 2020, más de 13.700 empleos están ligados a labores de ingeniería e instalación.

Holaluz monta su propia escuela de formación

Esos problemas para encontrar trabajadores también los menciona Carlota Pi, presidenta de Holaluz. “Hace unos meses no encontrábamos gente y no podíamos entregar las ventas. Subcontratar, no nos iba nada bien”, reconoce a elDiario.es. “Dijimos, 'lo tenemos que hacer nosotros'. Compramos cuatro instaladoras pequeñas y pusimos en marcha Holaluz Academy”. Allí, indica, llegan estudiantes que ya tienen experiencia y otros que desembarcan en el sector. “Hemos puesto el foco en las mujeres, en gente que viene de hostelería o repartidores”, cita.

Una formación que, indica Pi, puede durar 12 semanas. “De media en una instalación tenemos 4 personas, si es fácil 3; si es muy difícil 5. Y tenemos una coreografía, porque la instalación hay que hacerla en un día”. Hasta ahora, señala Pi, han formado a 200 personas, que prevén duplicar en los próximos meses. De momento, no hay rotación. “Se nos va muy poca, pero pensamos con el tiempo habrá más, es parte del juego. Es que tener placas [solares] en casa va a ser tan estándar como tener un móvil y no podemos esperar a que [los empleados] vengan formados”.

Se necesitan electricistas

Mario Sánchez-Herrero, de Ecooo, admite que “hay problemas para conseguir personas para instalar placas solares” en viviendas, comunidades de vecinos, empresas o edificios públicos.  Y concreta un poco más: “Sobre todo están faltando electricistas que pueden firmar un boletín eléctrico”. Es decir, el problema no es tanto encontrar instaladores con experiencia en montar estos grupos de autoconsumo -“dado que se trata de operaciones relativamente sencillas”, según apunta Rosa Fraga, arquitecta y coordinadora de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético-, sino perfiles con la formación regulada que permite rubricar estas instalaciones, en este caso denominadas oficialmente de “baja intensidad”. 

Esta habilitación se obtiene actualmente con algunas formaciones profesionales (FP) de grado medio y de grado superior, como la de Técnico en instalaciones eléctricas y automáticas, Técnico superior en sistemas electrotécnicos y automatizados, Técnico en equipos e instalaciones electrotécnicas o Técnico superior en instalaciones electrotécnicas. 

“Las empresas se están rifando a este tipo de perfiles, y sobrepagándolos”, continúa Mario Sánchez-Herrero. También los operarios “con experiencia en fotovoltaica”, añade. 

Rosa Fraga amplía la perspectiva y señala que este problema se extiende a todo el sector de la construcción y se viene avisando desde hace tiempo. “La destrucción de empleo tras la crisis de 2008 expulsó a muchos trabajadores que no han vuelto”, explica. Según datos de la EPA (Encuesta de población activa) recogidos por la Fundación laboral de la construcción, en 2008 había casi 2,5 millones de trabajadores en el sector. Actualmente, esta cifra es de alrededor de 1,3 millones. 

A esta reducción general del músculo laboral en la construcción y a la necesidad de especialización que requiere el autoconsumo, la coordinadora de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético suma la tormenta perfecta para el crecimiento de estas instalaciones que suponen las subvenciones y las subidas del precio de la electricidad, que enfatizan su rentabilidad más allá de las cuestiones ecológicas. Además, Rosa Fraga avisa del desprestigio de algunas formaciones profesionales relacionadas con la construcción, precisamente desde 2008.