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“No vamos a escatimar esfuerzos para tener un país distinto”

La Alta Comisionada para la agenda 2030, Cristina Gallach, en su despacho

Marina Estévez Torreblanca

Cristina Gallach es la Alta Comisionada para la Agenda 2030. Periodista y ex secretaria general adjunta de Naciones Unidas, nació en Sant Quirze de Besora (Barcelona) en 1960. Es la única española que ha estado en puestos de relevancia en las tres grandes organizaciones internacionales: la UE, la ONU y la OTAN.

Ahora vuelve a trabajar directamente en un puesto en el Gobierno español, tras haber sido portavoz de la Presidencia española de la UE en 2010. Dice que asume el reto planteado por Pedro Sánchez “como un gran honor” y “con mucha energía”.

Sin duda la necesitará para intentar revertir la actual situación. El Índice anual de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) concluye que España no aprueba ninguna de las 17 metas marcadas en 2015 por Naciones Unidas (en materias como educación, igualdad, acceso a la energía, accesibilidad al agua, o pautas para el consumo) y ocupa el puesto 25º en la clasificación mundial.

Muy diplomática, Gallach evita cargar las tintas contra el anterior gobierno, aunque sí explica que varios países, algunos de ellos con graves problemas de desarrollo, elaboraron muy pronto una agenda de trabajo ante la ONU cuando en 2015 se plantearon los ODS (un conjunto de 17 objetivos y 169 metas destinadas a resolver los problemas sociales, económicos y ambientales que aquejan al mundo antes de 2030). España no estuvo, inicialmente, entre esas naciones.

Este miércoles, Gallach formará parte del comité que se presentará ante un examen voluntario ante la ONU sobre el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030. Junto a los ministros de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y Transición Energética, Teresa Ribera, acudirá al Foro Político de Alto Nivel con un plan de acción que el ejecutivo ha tenido que rehacer en pocos días y en el que se compromete a estudiar y diseñar “de forma inmediata” esta estrategia para poner en marcha la llamada Agenda 2030, tras tres años de práctica inacción.

“La agenda es a largo plazo, pero hay muchos puntos sobre los que nos iremos examinando constantemente. Uno de ellos es la capacidad de sacar a la gente de una situación de precaridad. Es un compromiso de país y un compromiso de Estado”, explica.

España era en 2016 el cuarto país más desigual de Europa y más de 12 millones de personas siguen en riesgo de exclusión y de pobreza. De hecho un 16,3% de los trabajadores están en riesgo de exclusión. ¿Qué ocurre en nuestro país para presentar este panorama?

Es verdad que tenemos cifras inaceptables de personas, muchos menores y jóvenes, en riesgo de exclusión social (uno de cada tres menores, según Eurostat) y somos el cuarto país más desigual de la Unión Europea, aunque seamos la decimocuarta economía mundial. Esto tiene una serie de causas, unas que vienen de la crisis económica, pero otras que van mucho más allá, porque ya estamos en un momento de crecimiento económico.

Tendremos que analizar a fondo los problemas estructurales que hacen que incluso en periodos de crecimiento cueste mucho sacar a personas de la exclusión o ser más eficaces en la creación de empleo. Al ser una agenda tan a largo plazo (hasta 2030) nos permite buscar las causas más estructurales y atajarlas.

En este sentido, vamos a trabajar con la Alta Comisionada para la pobreza infantil (con Maria Luisa Carcedo al frente). Son las políticas en educación o desigualdad las que van a conseguir sacar a los menores del riesgo de exclusión y mostrar el compromiso del Gobierno para atajar estas cuestiones que no pueden ser aceptables para una sociedad en el siglo XXI.

¿De qué tipo de causas estructurales podemos estar hablando? ¿cómo pueden los Objetivos de Desarrollo Sostenible colaborar para paliarlas?

Debe trabajarse en dos grandes bloques. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los que más suspende España (nadie aprueba de momento, pero unos van más avanzados que otros) son los que tienen que ver con desigualdad, con la gente rezagada por la crisis económica y que ahora pese al crecimiento no consigue tener empleo y por otro lado con el medio ambiente y la transición ecológica. Es importante trabajar para tener ciudades distintas, en movilidad, en producir y consumir de manera más responsable. Todo ello con alianzas con universidades, con la sociedad civil.

En todo caso, son objetivos transversales, trabajar para cada uno de ellos es trabajar para el conjunto. La agenda es a largo plazo, pero hay muchos puntos sobre los que nos iremos examinando constantemente. Uno de ellos es la capacidad de sacar a la gente de una situación de precaridad. Es un compromiso de país y un compromiso de Estado. No hay alternativa para los países. No hay un “planeta b”.

¿Cómo se va a poder ir comprobando el grado de cumplimiento de los objetivos en el caso concreto de España?

Se ha establecido un sistema de indicadores para el seguimiento de los objetivos de la Agenda 2030 por cada país. Un sistema que debe responder al doble objetivo de incluir aquellos indicadores globales comunes, y aquellos que cada país identifique como complementarios y propios para el seguimiento más acorde con sus circunstancias.

En la ONU hay un total de 232 indicadores, que en el caso de España no tienen por qué medirse en todos los casos, como la pobreza extrema. Pero en cambio muchos otros indicadores sí (por ejemplo, dentro del objetivo de poner fin a la pobreza se incluyen reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales).

El INE ha concluido todo un paquete de indicadores que son un anexo al plan que se va a presentar en la ONU. En concreto, España presentará 134 indicadores con los que ya cuenta para medir el nivel de bienestar, educación, sanidad o protección medioambiental, entre otros.

La vigilancia de estos indicadores es fundamental. Forma parte del esfuerzo de transparencia y vigilancia de la sociedad civil. Por tanto, es fundamental para poder darnos cuenta de la eficacia, dónde hay que ir profundizando, ver dónde se requiere más acción.

El compromiso es de Estado y no vamos a escatimar esfuerzos para tener en 2030 un país distinto en un entorno europeo y mundial donde con la misma voluntad de cambio se van a realizar transformaciones similares.

Uno de los indicadores y de los objetivos de la Agenda es la igualdad de género. En este área España también suspende.

El nuevo gobierno ha emprendido acciones muy concretas. Volver a crear el Ministerio de Igualdad, dependiente directamente de la vicepresidenta es fundamental. Y en fondo cuando hablamos de igualdad hablamos también de la de género. Es la mitad de la población la que está afectada por temas de desigualdad salarial, techo de cristal o por violencia de género.

Otro de los objetivos es reducir las desigualdades entre los países. España acumula unos recortes del 70% de ayuda en cooperación. ¿Esto es reversible?

La voluntad que ha expresado en público el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, es volver a invertir en estas acciones. También el ministro ha dicho que la cuestión no es tanto la cantidad como la calidad y el trabajo que se pueda hacer en red y en partenariado, con la ONU, con organizaciones privadas, incluso a través de la UE.

Cómo, cuánto y de qué manera corresponderá al ministro y al secretario de estado explicarlo. Este cambio de tendencia es importante, pero siempre teniendo en cuenta que es Exteriores quien va a diseñar las cuantías.

¿Qué pasará después de la presentación ante la ONU? ¿Cómo se van a empezar a concretar los trabajos de este alto comisionado?

Una de las tareas más importantes y urgentes será organizar la gobernanza, la vigilancia y la aplicación de la agenda a través de la Estrategia de Desarrollo Sostenible. Es una pieza fundamental. Es una estrategia que de manera coordinada ayudará a movilizar a todos los actores para de inmediato ir cumpliendo objetivo por objetivo, meta a meta.

Mi mandato es de seguimiento, impulso y verificación, así como de sensibilización pública sobre la importancia de los objetivos de desarrollo sostenible. Mi responsabilidad será continuar estimulando los esfuerzos de todos los ministerios, de la administración del Estado, las comunidades autónomas, los ayuntamientos, la sociedad civil y el mundo empresarial. La agenda es rica y vasta. Espero que seamos capaces de animar a todos los actores que deben implicarse.

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