La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) cifra ya en más de 250 las solicitudes de proyectos de conexión de hidrógeno verde que tiene sobre la mesa Enagás, dueña de la red de gasoductos y operador del sistema gasista.
La cifra ilustra la efervescencia de proyectos de esta tecnología aún incipiente, que la UE apoya decididamente y que España quiere liderar a escala europea gracias a su privilegiada posición para las renovables.
Esos 250 proyectos figuran en la resolución de un conflicto de conexión a la red convencional de gas natural planteada contra Enagás por una empresa sevillana, BDP H2 Green XXI, que pretende conectar más de una veintena de proyectos de lo que se conoce como blending, esto es, inyectar a la red de tubos una mezcla de hidrógeno y gas convencional.
“Si se tiene en cuenta que hay más de 250 solicitudes de proyectos de conexión de hidrógeno, y que además la descarbonización llevará a una demanda decreciente de gas que admitirá en consecuencia cantidades decrecientes de hidrógeno diluido, queda de manifiesto la dificultad que supone el análisis y consecuentemente la obtención de capacidad de inyección en el futuro, por las limitaciones técnicas que presenta el blending de hidrógeno en la red de gas natural”, dice la CNMC.
Según fuentes internas del organismo, esos 250 proyectos son todos de hidrógeno verde.
Competencia ha dado la razón en parte a esa empresa sevillana en lo relativo a la conexión de doce instalaciones. E insta a Enagás a remitir en 40 días “las condiciones técnico-económicas individualizadas de la conexión” para cada uno de ellos, “con la precisión y detalle suficiente desglosando las instalaciones necesarias en cada caso y su presupuesto individualizado para ser analizadas y aceptadas”.
La CNMC reprocha al gestor de los tubos las “imprecisiones, vaguedades e, incluso, contradicciones” en las condiciones exigidas a esa empresa sevillana.
Fuentes del sector indican que se está a la espera de que Competencia detalle una normativa de acceso para poder gestionar adecuadamente las peticiones. Esa normativa debería clarificar, por ejemplo, si el criterio de concesión es la prelación (el primero que llegue se lleva la autorización), como ocurrió en su momento con las renovables, propiciando una burbuja de permisos que luego se revendían.
A día de hoy es complicado saber cuántos proyectos de hidrógeno hay en España. La web de la Comisión Europea que recoge la cartera de proyectos de la Alianza Europea del Hidrógeno Limpio, impulsada por Bruselas, contabiliza 332 en España, más que ningún otro país europeo y muy por delante de Alemania (251), Francia (166), Italia (110), Portugal (86) o Bélgica (72).
Esa alianza se creó en julio de 2020 y actualmente hay apuntadas a ella cerca de 1.800 empresas, organismos públicos, asociaciones o centros de investigación. En noviembre de 2021 se presentó un primer listado de más de 750 proyectos “viables” de producción, transporte y distribución de hidrógeno verde, así como de aplicaciones en la industria, el transporte, sistemas energéticos y edificios.
Esta cartera se actualizó en el otoño de 2022 con más de 840 proyectos, “demostrando el dinamismo del ecosistema europeo de hidrógeno”. De las 1.581 iniciativas que recoge, el 20% está en España, que por sus condiciones climáticas, orografía y espacio disponible es candidata a convertirse en uno de los grandes hubs europeos de hidrógeno.
Multiplicar por 10
En mayo del año pasado, la Comisión y 20 ejecutivos del sector firmaron una declaración conjunta por la que la industria se comprometía a multiplicar por diez su capacidad de fabricación de electrolizadores de aquí a 2025. Esto debería ayudar a la UE a cumplir su objetivo de producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable de aquí a 2030, recogido en el plan REPowerEU presentado en marzo de 2022, nada más estallar la guerra en Ucrania.
Para adaptarse a ese objetivo europeo, el nuevo borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que presentó en junio el Gobierno contempla que España llegue a 2030 con una potencia para producir hidrógeno verde de 11.000 MW, el triple de lo que contemplaba la Hoja de Ruta del Hidrógeno aprobada en octubre de 2020.
En este esfuerzo, el maná de los fondos europeos tendrá un importante protagonismo. En diciembre de 2021, el Gobierno aprobó el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento (ERHA), con 1.555 millones en incentivos reservados para hidrógeno y la previsión de movilizar otros 2.800 millones de capital privado.
Tras las grandes cifras, está por ver qué parte de esos proyectos pasan del papel a la práctica. Esta tecnología, que permite almacenar energía con el hidrógeno obtenido a partir de fuentes renovables, todavía está lejos de poder competir con el hidrógeno gris, el 99% del que se consume en España, que se produce con combustibles fósiles y es muy utilizado por la industria del refino.
Empresas como Cepsa han hecho del hidrógeno verde un pilar de su estrategia para la próxima década. Otras han moderado el entusiasmo inicial, como Endesa (que ya ha hablado de “una cierta burbuja”) o Repsol, que este lunes anunciaba la puesta en marcha de su primer electrolizador en Vizcaya, con una inversión de 11 millones. En esta carrera hay muchas grandes empresas, pero también grupos pequeños como el que asesora el antiguo jefe de gabinete de José María Aznar.
El mapa del hidrógeno en España empezará a despejarse el próximo año. Enagás acaba de abrir una consulta no vinculante [call for interest], abierta hasta el próximo 17 de noviembre, para pulsar el interés de los operadores por presentar proyectos de hidrógeno verde y conocer las necesidades de los potenciales consumidores de este vector energético.
El objetivo es saber si producir, transportar y vender hidrógeno verde es viable y encaja en el plan que presentó en enero Enagás para desplegar 3.800 kilómetros de tubos en dos ramales, del Norte al Este de España, y de Huelva hasta La Mancha y Galicia, con una inversión asociada de más de 3.900 millones.
En esa consulta, también se preguntará la opinión sobre potenciales proyectos de amoníaco, oxígeno y CO2, en un proceso similar a otros que se han llevado a cabo en Francia, Bélgica u Holanda. Los resultados se presentarán a finales de enero, en el segundo Día del Hidrógeno de Enagás.
Después se abrirá una “open season”, también no vinculante, para afinar la información recibida y, en función de las propuestas y el grado de madurez de los proyectos, abrir ya a partir de 2025 una fase vinculante, con contratos cerrados con consumidores.
Y de fondo está el futuro hidroducto con Francia y la expectativa de exportar con él hidrógeno verde hasta Alemania como sustituto del gas ruso. Enagás confía en que en enero la lista definitiva de proyectos de interés comunitario de la UE incluya al denominado H2Med, la infraestructura que plantea unir la Península y Marsella a través de un tubo submarino, tras lograr París a principios de este año que Bruselas considere el hidrógeno de origen nuclear con la etiqueta verde.