La reforma laboral ha logrado reducir como nunca antes el número de trabajadores temporales, pero además se han desplomado los contratos más cortos, que iban en aumento en los últimos años. Los contratos inferiores a un mes se sitúan ya algo por debajo de los 300.0000 en el primer trimestre de 2023, lo que supone una caída de más de un 60% respecto a la 'normalidad' laboral prepandemia.
Las últimas cifras de la Seguridad Social ilustran que en marzo se dio de baja a 301.714 trabajadores con contratos inferiores a 30 días, responden en el Ministerio de José Luis Escrivá a consultas de elDiario.es. En 2019, fueron 852.499, por ejemplo.
De media, en el primer trimestre del año se han suscrito 284.395 contratos de esta duración, que suponen menos de la mitad de los existentes antes de la pandemia, como refleja el siguiente gráfico, cuando el volumen de estos contratos más cortos iba en aumento año a año.
En 2020, la pandemia impactó en el mercado de trabajo, y especialmente en los trabajadores temporales, con una debacle de casi un millón de empleados en dos semanas. En 2021, todavía muy marcado por la COVID, el empleo fue remontando y los contratos temporales también. Tras la reforma laboral, desplegada en 2022, el empleo siguió aumentando con fuerza y, como novedad, con una caída inédita de la temporalidad.
A propósito de los datos de empleo de marzo, cuando se alcanzó el récord de 20,4 millones de personas trabajadoras afiliadas a la Seguridad Social, el ministro José Luis Escrivá destacó además la mejora de la calidad de los puestos de trabajo dado el gran descenso de estos contratos de más corta duración, para los que su departamento incluyó una penalización específica en la reforma laboral.
La nueva legislación atacó la temporalidad abusiva por varias vías: restringiendo los contratos temporales, con mayores sanciones al fraude y, además, con una tasa adicional de la Seguridad Social para estos contratos de duración inferior al mes, de unos 27 euros (que el Gobierno acaba de actualizar a 29,74 euros ante el aumento de la base mínima de cotización).
Freno al aumento de la contratación ultracorta
Los datos mensuales de la Seguridad Social sobre estos empleos breves reflejan, tras el repunte de 2021, el descenso paulatino de esta modalidad a lo largo del año pasado. En el Ministerio destacan que “el año 2023 muestra que la reducción continúa” todavía, por lo que habrá que seguir su evolución para ver hasta dónde llega este descenso.
Raül Segarra, estadístico especialista en el mercado laboral, considera “muy relevantes” estas cifras a partir de las afiliaciones de la Seguridad Social, como “un dato sólido” sobre la reducción efectiva de la temporalidad en el mercado de trabajo tras la reforma. “La tendencia a una altísima rotación de trabajadores era un problema visto por todos que había que abordar”, apunta Segarra, y los datos de la Seguridad Social muestran “una mejora que parece bastante clara”. Aun así, el especialista precisa que aún se requiere de más datos y estudios para analizar el impacto de la nueva legislación, con el auge de figuras como los fijos discontinuos, y sus posibles “márgenes de mejora”.
Las estadísticas del SEPE por su parte también reflejan el importante descenso de los contratos ultracortos, aquellos que no llegan a la semana. El SEPE ofrece información sobre los contratos firmados y su duración prevista en un inicio (aunque luego esta puede variar, con rescisiones más tempranas, prórrogas o conversiones a indefinidos, por ejemplo). De ahí que sus datos no sean coincidentes con los registros de la Seguridad Social, explican en el Ministerio de José Luis Escrivá. Por ejemplo, en marzo el SEPE contabilizó 400.061 contratos inferiores a un mes.
Esta fuente de datos desglosa los contratos entre los que duran menos de una semana, aquellos entre 7 y 15 días y los que se extienden entre 15 días y un mes. Destaca la mayor caída de aquellos que finalizaban antes de los 7 días, que estaban disparados en los últimos años y provocaban una gran inestabilidad e incertidumbre a millones de personas.
Cabe destacar que las cifras de temporalidad (en mínimos históricos en marzo del 14%) se ven algo empañadas por el sector público, que tiene sus propios procesos para estabilizar plazas ocupadas por temporales y están siendo mucho más lentos. Según la última EPA, del cierre de año de 2022, la tasa de temporalidad en el sector público se situaba en el 30% mientras que la del sector privado era de la mitad, el 14,8%.
“Algunos sectores, como hostelería y comercio, tienen una tasa de temporalidad más baja en España que en la Unión Europea, algo que no había pasado antes”, destaca Raül Segarra. Hasta dónde pueden seguir mermando estas cifras de trabajo temporal está todavía por definirse, considera el especialista.