El 28 de junio de 2019 una foto de los líderes europeos y del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) simbolizaba el fin de dos décadas de negociaciones para un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur. Sin embargo, más de un año después, el acuerdo sigue pendiente de ratificación y las dudas parecen crecer más rápido que el apetito por que entre en vigor.
Si en junio del año pasado la canciller alemana, Angela Merkel, firmó con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una carta para acelerar el acuerdo, en este agosto el Gobierno alemán ya expresaba “serias dudas” sobre el acuerdo UE-Mercosur. Los reparos se deben a “fuertes preocupaciones” por la “continua deforestación” en la Amazonia, un punto válido y relevante.
Así, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, afirmó: “También miramos con gran preocupación la región del Amazonas y el avance de la deforestación allí. La forma en que se trata afecta a todo el mundo, y en ese contexto hay serias dudas sobre si el espíritu del acuerdo se puede implementar; somos escépticos”.
Merkel, así, se mueve de la defensa del acuerdo comercial a posiciones más próximas al presidente francés, Emmanuel Macron, quien dijo que no lo aprobaría por la falta de compromiso del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, para abordar el cambio climático.
Los parlamentos de Austria y Holanda han rechazado el acuerdo, y Bélgica, Francia, Luxemburgo e Irlanda han expresado reparos comerciales y ambientales, además de preocupación por las consecuencias para el sector agrario europeo.
Enfrente, se encuentran España y una decena de países de la UE, que quieren pisar el acelerador con la ratificación del acuerdo. “Deseamos expresar nuestro apoyo a la firma y ratificación del Acuerdo UE-Mercosur”, escribieron los ministros de Comercio y Relaciones Exteriores de la República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Italia, Letonia, España, Suecia y Portugal al comisario de Comercio de la UE, el vicepresidente económico, Valdis Dombrovskis, en una carta del 11 de noviembre.
“No firmar y ratificar el Acuerdo UE-Mercosur no solo afectará la credibilidad de la UE como socio negociador y geopolítico, sino que también fortalecerá la posición de otros competidores en la región, planteando un mayor riesgo para la protección del medio ambiente y debilitando aún más el peso geoestratégico de la UE y las oportunidades económicas en tiempos de una recuperación muy necesaria”, escriben los ministros.
“Sabemos que hay preocupaciones de algunos estados miembros, del Parlamento Europeo y de organizaciones de la sociedad civil sobre la deforestación y el respeto del acuerdo de París por parte de los países de Mercosur”, afirmaba Domvrobskis en una entrevista reciente con La Vanguardia y otros medios europeos: “Estamos discutiendo con estos países para que adopten compromisos previos a la ratificación que podrían calmar estas preocupaciones y facilitar la ratificación”.
La Defensora del Pueblo Europeo, Emiliy O'Reilly, tiene abierta una investigación a raíz de las quejas de organizaciones no gubernamentales por no haber finalizado la Comisión Europea su evaluación de impacto de sostenibilidad antes del final de las negociaciones y por no proporcionar a los negociadores conclusiones preliminares. “La Comisión llevó a cabo las negociaciones con Mercosur con la mayor diligencia debida”, responde Dombrovskis al Ombudsman.
Ahora, la Comisión Europea esperará a la publicación tanto del informe final de sostenibilidad antes de presentar su decisión para la firma del Consejo (los Gobiernos de la UE). O'Reilly, por su parte, está analizando la respuesta para decidir los próximos pasos.
Oposición de la Eurocámara
Además de este tipo de problemas, la Comisión Europea se enfrenta al revés del Parlamento Europeo. En el pasado mes, la Eurocámara advirtió de que no ratificará con el Mercosur “en su estado actual”, debido a la política ambiental del presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Este aviso se ha incluido en una resolución, en gran parte simbólica, respaldada por la Cámara a través una enmienda introducida por la delegación francesa (el partido de Macron) del grupo Renew Europe (liberal), que fue votada por 345 votos a favor, 295 en contra y 56 abstenciones. La enmienda recoge una “profunda inquietud a la vista de la política medioambiental de Jair Bolsonaro”, que, advierten, “contradice los compromisos asumidos con el Acuerdo de París”.
“En estas circunstancias, no se puede ratificar el acuerdo entre la UE y el Mercosur en su estado actual”, señala la enmienda aprobada pero no incluida tal cual en el informe de la Eurocámara sobre la aplicación de la política comercial común, que recabó un apoyo de la mayoría del PE con 431 votos a favor, 140 en contra y 124 abstenciones. La versión definitiva, en todo caso, sí que dice que “no se puede ratificar el acuerdo entre la UE y el Mercosur en su estado actual”.
“El acuerdo de asociación entre la UE y el Mercosur representa el mayor acuerdo de 'bloque a bloque' de este tipo y tiene el potencial de crear un mercado abierto beneficioso para ambas partes que abarque aproximadamente a 800 millones de ciudadanos”, añadían los eurodiputados.
Un argumento de los críticos es que no tiene mucho sentido aumentar los costes para los productores de la UE y reducir los aranceles para los productores extranjeros si no se fijan estándares verdes similares.
De acuerdo con el texto del acuerdo publicado por Greenpeace, “la negociación comercial entre la UE y el Mercosur ignora la emergencia climática”. Greenpeace explica que el Acuerdo de Asociación UE Mercosur no obliga a los estados a respetar el Acuerdo de París. De salir adelante, el Acuerdo actual aceleraría la destrucción de la Amazonía, desatando el caos climático y aniquilando innumerables especies“, según los documentos, filtrados y publicados por Greenpeace Alemania en Trade-Leaks.org.
La filtración afecta a un documento de negociación –no público y fechado el 18 de junio de este año– del acuerdo de Asociación UE-Mercosur, que establece las condiciones bajo las cuales cualquiera de las partes podría sancionar a la otra o suspender el acuerdo.
Sin mecanismos de protección
“En estos documentos solo se recoge la idea de que ‘sería bueno’ que se protegiera el medio ambiente, algo que no está a la altura y debe ser desechado”, ha declarado Miguel Ángel Soto, portavoz de Greenpeace España. “La mera omisión de mecanismos de sanción por incumplimiento de los compromisos adquiridos, para detener la destrucción de la naturaleza y abordar la crisis climática, muestra la poca consideración que este acuerdo tiene hacia los retos globales a los que nos enfrentamos. Así, el acuerdo UE-Mercosur aceleraría la destrucción de la Amazonía, desatando el caos climático y aniquilando innumerables especies. En el siglo XXI, los acuerdos comerciales deben incluir, en su núcleo, mecanismos vinculantes de protección de las personas y la naturaleza”.
“Soy consciente”, escribe el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell en su blog, “de que el clima político actual no facilita su ratificación. El Parlamento Europeo ha adoptado una resolución en la que advierte de que, tal como está, este acuerdo no podría ser ratificado. A nivel del Consejo también hay oposición de un número significativo de Estados miembros. Por lo tanto, debemos involucrarnos con los parlamentos y los ciudadanos para abordar mejor sus preocupaciones. En cualquier caso, deberíamos ser más proactivos para trabajar juntos a nivel multilateral, identificando cuestiones específicas en las que dicha cooperación podría ser más fructífera. Estamos preparando una hoja de ruta más detallada para la participación y las acciones, que se presentará a principios del próximo año”.
A partir de ahora, lo que queda es que la Comisión Europea presente una propuesta definitiva para que el Consejo –los Gobiernos– den el visto bueno final antes de que pueda pasar al Parlamento Europeo para su ratificación.