El ladrillo sigue pesando en las cuentas de la banca y las entidades tratan de deshacerse de él aprovechando la reactivación del mercado inmobiliario. Entre las estrategias que están siguiendo se encuentran desde importantes descuentos hasta la creación de sociedades para vender activos inmobiliarios y sacarlos de su balance, una idea en la línea del 'banco malo' que baraja Banco Popular desde hace tiempo.
“La banca tiene alrededor de 100.000 millones de euros en pisos, locales o terrenos”, apunta Manuel Romera, director del Sector Financiero de IE Business School. El problema se reparte de manera desigual entre las entidades y al que cada una trata de buscar una salida diferente. “Por ejemplo, ha habido bancos más beneficiados con la Sareb”, apunta.
En el momento de su creación, el conocido como banco malo compró casi 200.000 activos de nueve entidades (Bankia, Catalunya Banc, NCG Banco-Banco Gallego, Banco de Valencia, BMN, Ceiss, Liberbank y Caja3), entre los que había un 80% de préstamos a promotores y un 20% de activos inmobiliarios.
Entre los más perjudicados por la exposición al ladrillo se encuentra Banco Popular. En su momento no incluyó sus activos dentro del banco malo. Sin embargo, ahora, y tras verse abocado a la segunda ampliación de capital en pocos años, estudia la creación de una sociedad que aglutine sus activos no productivos, una opción que ya había manejado con anterioridad.
La entidad ha reconocido recientemente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que “dentro de las opciones que se están analizando se contempla la estructuración de una sociedad vehículo que aglutinaría una parte de dichos activos. Aún sin estar configurada ni la estructura definitiva, ni el importe, ni el perímetro, en todo caso el importe final de esta alternativa sería significativo y no se estima a día de hoy que fuese inferior a los 4.000 millones de euros brutos”.
Expansión adelantó que la entidad quería crear antes de fin de año esta sociedad independiente, donde podrían entrar otros socios, para sacar del balance entre 3.500 y 4.000 millones de euros de activos vinculados al ladrillo, para lo que habría contratado a Deutsche Bank y EY.
Ventas con descuentos
La banca sigue tratando de deshacerse del ladrillo y este primer semestre del año las grandes entidades ingresaron 4.860 millones de euros en ventas de pisos y otros activos inmobiliarios. Una cifra que aumenta un 9%, aunque el número de activos vendidos permanece estable, lo que sugiere que las operaciones se cierran a precios más altos.
Sin embargo, el cruce de oferta y demanda es complicado, sobre todo, en zonas donde la euforia constructora se desató en la época de la burbuja. Para ello, algunas entidades optan por aumentar los descuentos de algunas viviendas. Bankia ha puesto a la venta una selección de 5.900 viviendas y 950 activos singulares, con rebajas de hasta el 40%. La entidad comercializa estos activos a través de Haya en una promoción que ha denominado como “Días Locos” y que mantendrá hasta el 30 de septiembre.
La mayor parte de los activos se encuentra en la Comunidad Valenciana, con más de 2.300 inmuebles ofertados, y Cataluña, con más de 1.400. Hay que recordar que en la creación de Bankia, además de Caja Madrid, estaba Bancaja, la caja de ahorros más importante de la Comunidad Valenciana, una región (la zona del Levante) en la que se potenció la construcción durante la época de la burbuja inmobiliaria.
Otro de los problemas de la banca en sus balances, agudizado por la próxima entrada en vigor de las nuevas normas contables, son los inmuebles adjudicados, aquellos que se han quedado por impagos. El último informe de sostenibilidad del Banco de España muestra que hay 84.000 millones de euros que todavía están dentro de las cuentas de la banca.
Esta búsqueda por tratar de deshacerse del ladrillo se produce justo antes de que entre en vigor la nueva normativa contable del Banco de España. La circular, que estará vigente desde octubre, cambia la forma de provisionar de las entidades entre las que se encuentran los créditos inmobiliarios y los adjudicados.
Las provisiones son un apartado dentro de las cuentas de las empresas donde apartan dinero para que en el caso de que algo no salga bien, esté ahí. Por ejemplo, en el caso de un crédito, se aparta un porcentaje para que si se produce el impago este no pille por sorpresa al banco. De esta forma, las provisiones hacen que en el ejercicio los beneficios sean menores, por lo que un aumento ahora en el porcentaje que tienen que provisionar las entidades por los préstamos afectaría a unos resultados que no pasan por su mejor momento.