La transición energética “ha puesto a la industria asturiana contra las cuerdas”. Así lo consideran los representantes de los sindicatos de trabajadores del sector en el Principado. CCOO y UGT reactivaron la semana pasada un proceso de movilizaciones que empezaría en noviembre de 2018. Por aquel entonces el detonante fue el cierre de Alcoa (hoy Alu Ibérica) de su planta en Avilés, pero no fue el único. “Los elevados precios de la electricidad para las empresas electrointensivas (grandes consumidores energéticos) nos estaban haciendo competir en un escenario de desventaja en el marco europeo”, explica José Manuel Zapico, secretario general de Comisiones Obreras en Asturias. Esta situación, según el portavoz del sindicato, “provocaría la falta de inversión y la reconversión de una industria que, a su vez, se ha visto acelerada por el proceso de descarbonización que está llevando a cabo el gobierno de Pedro Sánchez a través del Ministerio de Transición”, considera Zapico.
El foco para los sindicatos está puesto en Moncloa, donde claman, entre otras cuestiones, por un cara a cara entre el presidente del Principado, Adrián Barbón, y el de la nación. El objetivo: crear un plan estratégico para Asturias que atienda a la singularidad de su industria. Mientras tanto, el gobierno asturiano ha presentado el borrador de la “Estrategia de la transición energética justa”, o la hoja de ruta hacia un futuro energético libre de humos, como exige la Unión Europea. Sindicatos, empresas, gobierno regional y ciudadanía comparten el mismo compromiso sostenible. Sin embargo, también comparten la misma preocupación: que Asturias se convierta en un desierto industrial.
Una transición justa
El Principado se despedirá del carbón. Pero lo hará paulatinamente. Empresas como ArcelorMittal o Asturiana de Zinc, como emblemas de la gran industria electrointensiva asturiana, aún necesitarán de las térmicas para abastecerse de energía fiable y de calidad hasta que lo puedan hacer las renovables. Ahora mismo, según el gobierno regional, este tipo de fuentes limpias solo alcanzan para cubrir el 10% de la demanda energética de la región mientras que las térmicas cubre el 75%. Es este el punto de partida hacia un ambicioso reto sostenible con dos horizontes, uno lejano y otro a la vuelta de la esquina, que aparecen en la “Estrategia de la transición energética justa” para Asturias. Este borrador ha sido elaborado por el ejecutivo autonómico en colaboración con la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN).
“En este documento estratégico se recogen medidas y líneas de acción con una visión a 2050 de descarbonización total, pero con un hito intermedio en el 2030 que contemple la descarbonización parcial de los sectores más afectados de la economía asturiana”. Así lo explica la directora general de Energía, Minería y Reactivación de Asturias, Belarmina Díaz. De la misma manera, se planea “la integración de las energías renovables dentro de nuestro mix energético”, como apunta Díaz.
Esta hoja de ruta se encuadra dentro del mapa regional de estrategias de especialización inteligente (S3), el documento que habilita para la recepción de fondos europeos; y, a su vez, dentro del Plan Nacional de Transición Justa, que habilita para optar al Fondo de Transición Justa, que ya se está trabajando con el Gobierno de España a través del Instituto para la Transición Justa (ITJ). Desde septiembre de 2019 la Mesa Regional para la Transición Energética lleva gestando esta iniciativa.
Horizonte 2050, hito en 2030
Con esta estrategia y la aplicación de las medidas de eficiencia energética, la rehabilitación de edificios y el impulso del coche eléctrico, el Principado se marca como meta que, para 2030, la reducción del consumo de energía sea del 26%. Además, calcula que disminuirán un 68% las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes. Para ese mismo año, según vaticina el informe, las energías renovables serán capaces de cubrir el 72% de la demanda energética regional lo que traerá consigo otra reducción: la de las facturas de la luz ya a partir de 2025.
En este contexto, Asturias ya ha dado muestras de su compromiso por un futuro más limpio. La implantación de parques eólicos por todo el territorio es la prueba más evidente y una de las más polémicas; pero también tendrá un importante papel en el suministro energético la biomasa, en aprovechamiento de los recursos forestales del Principado “de manera sostenible”, como matiza el documento. El hidrógeno verde, es una de las grandes apuestas de futuro de la UE y también lo será para Asturias, aunque aún no esté consolidado, como la implantación de la eólica off-shore.
Pero, sin duda, en el contexto de esta transición justa nacional, las grandes damnificadas son las centrales térmicas y su cierre repentino en aras de un proceso de descarbonización al que, según empresarios, sindicatos y gobierno de Asturias, aun no se ha dado una alternativa.
“Problemas de fin de mes”
“Apoyamos la lucha contra el cambio climático porque nos va la vida en ello”, considera Javier Fernández Lanero, secretario general de UGT en Asturias. “Sin embargo, además de los problemas del fin del mundo, hay que preocuparse por los problemas de fin de mes”, reivindica el portavoz de la organización.
Los sindicatos alertan que, desde hace tiempo, Asturias se encuentra en “emergencia industrial”. “Los datos son terribles”, añade Lanero. “Desde la primera década del 2000 hasta ahora se han perdido más de 800 empresas industriales y más de 15.000 puestos de trabajo en el sector, en un contexto donde Asturias tiene las tasas de actividad más bajas de España”, recalca el secretario general de UGT en Asturias.
Más cifras. La industria generaba en 1979 casi el 43% del Valor Añadido Bruto Regional, mientras que en la actualidad genera un 20% del VAB autonómico (4.243 millones de euros), según los datos de 2019 del Instituto Nacional de Estadística. En estos momentos, el sector industrial ocupa en Asturias a 55.000 trabajadores, en contraste con los 77.000 que ocupaba en 2008. Los parados procedentes del sector son casi el 18% del total de desempleados de Asturias.
Precisamente, es la destrucción de puestos de trabajo la principal preocupación de las organizaciones sindicales y de empresas del sector en el contexto de esta transición justa. “Lo único que hay cierto de la misma es el cierre de las térmicas”, considera Zapico. “Y no se genera ningún tipo de proyecto alternativo para mantener el empleo y no dejar los territorios abandonados”. Sin embargo, en la estrategia asturiana se prevé que este proceso, lejos de destruir empleo, ayudará a generar unos 6.300 puestos de trabajo hasta 2030. De momento, la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) ha mostrado su desconfianza al respecto mientras UGT y CCOO han vuelto a tomar las calles.
Urgen una reunión entre Sánchez y Barbón
“Para nosotros la transición energética de ”justa“ no tiene nada”, sentencia José Manuel Zapico, de CCOO. “Es pura propaganda y lo que hay es una reconversión más que tendrá a las organizaciones sindicales en frente”.
La semana pasada los principales sindicatos, en compañía de diferentes representantes políticos, reanudaron en Avilés un proceso de movilizaciones y diferentes concentraciones para exigir que las ministras de Industria, Reyes Maroto, y para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, cumplan los compromisos con la industria. “España no está invirtiendo en industria”, añade Zapico, que reclama tiempo para que la industria tradicional se adapte a este horizonte sostenible.
CCOO y UGT instan a su vez al Ejecutivo central a aprovechar los fondos europeos para garantizar el futuro del sector al tiempo que reclaman una reunión urgente entre Sánchez y Barbón. “Llevamos desde enero esperando ese encuentro”, añade Lanero. “Consideramos que se ha faltado el respeto a Asturias porque ni tan siquiera se nos ha recibido. Ante esta situación, no nos queda más remedio que movilizarnos”, continúa el secretario general de UGT en Asturias, quien reclama al gobierno central que se complete el plan industrial estatal con otro estratégico para Asturias que atienda a la singularidad de su industria.
Falta de respuesta
Desde FADE consideran que el reciente estatuto de las electrointensivas no recoge las reivindicaciones planteadas por las industrias de alto consumo energético. Entre ellas se incluye ArcelorMittal, el corazón económico del Principado. “Hemos pedido que a través de la Alianza por la Industria Asturiana se revise esta situación por la cual estas empresas sensibles al elevado precio de la electricidad dejen de competir en desigualdad de condiciones en el marco internacional”, explica Guillermo Ulacia, vicepresidente de la FADE. “A día de hoy no tenemos una respuesta clara y no hay medidas que garanticen la continuidad de estas empresas en nuestro territorio”.
A la espera de esa contestación desde Madrid, seguirán las movilizaciones. “No descartamos nada”, asegura Lanero, que amenaza con la convocatoria de una huelga sectorial, si fuera necesario. “Nos estamos jugando mucho y las movilizaciones van a ir de menos a más”, añade el portavoz de UGT en el Principado. “Si no se nos da una alternativa acabaremos en Madrid”. Los sindicatos instan a que se implique y manifieste toda la sociedad asturiana. La supervivencia de la industria de Asturias está en juego.