Ver a un trabajador en altura sin arnés u otros elementos de seguridad llamaría mucho la atención. También a un obrero sin casco o a un bombero sin su uniforme para afrontar las altas temperaturas del fuego, por ejemplo. Se trataría de incumplimientos empresariales claros en la protección de sus trabajadores. Pero ¿qué ocurre si nos encontramos con la realización de horas extra sistemáticas, con cargas excesivas de trabajo, una mala organización laboral o con relaciones tóxicas en centros de trabajo? Se trata de algunos de los llamados “riesgos psicosociales” en el ámbito laboral, factores que pueden provocar estrés, ansiedad o depresión, entre otras patologías, y que muchas veces no son prevenidos por los empleadores, han denunciado esta semana CCOO y UGT.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, el pasado 10 de octubre, los sindicatos mayoritarios han llamado la atención sobre la obligación de tomar medidas en los centros laborales ya que muchas dolencias de este tipo están motivadas por el trabajo, como reflejan distintos estudios. La comisión de personas expertas que creó el Ministerio de Trabajo sobre salud mental calculó el año pasado que un tercio de los cuadros de depresión en la población activa se deben a la precariedad.
CCOO y UGT recuerdan la obligación de las empresas a proteger a sus trabajadores de todos los riesgos laborales, incluidos los que pueden dañar a su salud mental, aunque sean menos evidentes o visibles que otros. Estos son los riesgos “menos evaluados en las empresas”, ha denunciado UGT en un informe, que advierte de que “no hay un cumplimiento real sino más bien formal para cubrir el expediente y eso no es prevención”.
Según una reciente estadística de Adecco entre empresas, casi la mitad (“un 46%”) de las compañías afirmaba que no había realizado una evaluación de riesgos psicosociales, “centrando sus esfuerzos en otras áreas de prevención de riesgos laborales, como seguridad, higiene o ergonomía”.
“Se tiende a pensar que, comparada con otros riesgos como una caída en altura, el área psicosocial supone un peligro menor para el trabajador, con consecuencias más o menos triviales para su salud. Urge cambiar este enfoque, asumiendo que el bienestar mental de las personas determina la productividad, la innovación y la resiliencia de las organizaciones”, explicaba en unas jornadas Javier Blasco, director de Adecco Group Institute.
El mensaje de los sindicatos llega en un momento en el que el estallido de los problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, es cada vez más evidente tras la pandemia y se refleja en estadísticas y datos oficiales, como el aumento de las bajas laborales por este motivo. En cifras máximas desde 2016, el primero para el que ofreció datos la Seguridad Social a elDiario.es, las bajas por este motivo se han duplicado en los últimos siete años, según una solicitud de información realizada por elDiario.es amparada en la Ley de Transparencia.
Cuáles son estos riesgos
Las instituciones especializadas de salud y seguridad en el trabajo, como la europea (OSHA) y el INSST en España, recuerdan que ya hay prácticas laborales detectadas por la literatura científica como dañinas, los “riesgos psicosociales”. Estos “se derivan de las deficiencias en el diseño, la organización y la gestión del trabajo, así como de un escaso contexto social del trabajo, y pueden producir resultados psicológicos, físicos y sociales negativos, como el estrés laboral, el agotamiento o la depresión”, explica la OSHA.
La agencia señala algunas de las condiciones de trabajo que entrañan riesgos psicosociales:
- cargas de trabajo excesivas;
- exigencias contradictorias y falta de claridad de las funciones del puesto;
- falta de participación en la toma de decisiones que afectan al trabajador y falta de influencia en el modo en que se lleva a cabo el trabajo;
- gestión deficiente de los cambios organizativos, inseguridad en el empleo;
- comunicación ineficaz, falta de apoyo por parte de la dirección o los compañeros;
- acoso psicológico y sexual, violencia ejercida por terceros.
Además de los problemas de salud mental, “los trabajadores sometidos a periodos de estrés prolongados pueden desarrollar problemas graves de salud física, como enfermedades cardiovasculares o problemas musculoesqueléticos”, recuerda la agencia europea.
El instituto de investigación de los sindicatos a nivel europeo, ETUI, publicó este verano un estudio en el que analiza varios de estos riesgos y trata de evaluar cuántas patologías están motivados por ellos. En concreto, analiza cinco factores: estrés/tensión laboral, desequilibrio esfuerzo-recompensa, inseguridad laboral, largas jornadas de trabajo e intimidación. En España, el informe considera que el 21% de los casos de depresión se atribuyen al estrés laboral.
En UGT subrayan además el incremento del estrés y de otros riesgos psicosociales fruto de la digitalización y las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial. “Los algoritmos solo evalúan de qué manera se exprime más a los trabajadores, no evalúan las consecuencias”, denunció esta semana Pepe Álvarez, secretario general de UGT, que considera que “su implementación necesitaría que pasara unos estándares de humanización”. El sindicato reclama también una Directiva europea sobre Desconexión Digital, que consideran de especial importancia ante la expansión del teletrabajo.
Eliminar la causa, mejor que curar
Las evaluaciones de riesgos psicosociales tratan de medir estas situaciones, para lo que el INTSS ofrece guías y documentación que puede servir de referencia a grandes y pequeñas empresas. Se debe analizar si en los centros de trabajo hay problemas en este sentido y tomar medidas para solucionarlo o, al menos, aliviarlo.
Por ejemplo, gracias a cuestionarios a la plantilla se puede detectar una sobrecarga de trabajo en un departamento determinado que esté llevando a los trabajadores a sufrir estrés por no ser capaces de llegar a todo el trabajo que tienen o a tener que echar más horas de manera sistemática, con los consiguientes problemas de descanso y conciliación de su vida personal.
También se puede observar que hay una mala comunicación en la compañía, que lleva al personal a no tener claro qué tiene que hacer o sus responsabilidades. También se pueden detectar casos de mal ambiente, conflictos laborales sin resolver o incluso casos de acoso laboral, o sexual, que estén afectando negativamente a parte de la plantilla.
CCOO incide en que muchos problemas se solventan tomando medidas laborales, como contratar a más personal, reducir las cargas de los trabajadores o organizar mejor el trabajo, pero en lugar de eso están observando últimamente “un intento de sustituir la adecuada gestión de los riesgos psicosociales con acciones dirigidas a la promoción de la salud mental, que proponen hacer a la población trabajadora más resiliente cuando lo idóneo y legalmente exigible es hacer primero prevención y después promoción”.
La prevención siempre es mejor que la cura, cuando el daño ya está hecho y en este caso, además, las patologías de salud mental suelen llevar bastante tiempo para lograr la recuperación. Una referencia: son el tercer motivo de incapacidad temporal con bajas laborales más duraderas, con 108 días de media, más de tres meses, tras los tumores (165 días) y las enfermedades del aparato circulatorio (129 días), según los datos de la Seguridad Social facilitados a este medio. En otros muchos casos, las personas con problemas de salud mental no paran y siguen acudiendo a sus puestos de trabajo pese a sus dolencias.
Los sindicatos a nivel europeo han reclamado que la UE regule una Directiva de Riesgos Psicosociales, expresa sobre esta materia y que obligue a las empresas a tomar medidas. En UGT destacan además la necesidad de reformar la ley de prevención, para restringir la mayoritaria externalización de estas tareas y mejorar su calidad. “La Inspección de Trabajo debe tener más medios, hacer actuaciones programadas en esta materia, que las empresas sientan que se las vigila y que incumplir tiene consecuencias”, reclama también Ana García de la Torre, responsable de Salud Laboral de UGT.