La salida económica de la pandemia y después de la crisis de inflación ha conseguido desmarcar definitivamente a España de Italia ante un posible problema con la deuda pública. El perfil de riesgo de nuestro país es mucho mejor que el de la tercera economía de la eurozona cuando la escalada de los costes de financiación de los estados y la vuelta de las reglas fiscales en 2024 amenazan con un 'tormenta' financiera.
Fuente del Gobierno admiten que uno de los grandes objetivos del último año ha sido que nadie pueda vincular a España con Italia si se eleva la tensión en los mercados financieros. Sobre todo, tras el agresivo ciclo de subidas de los tipos del Banco Central Europeo (BCE) para luchar contra la inflación, que encarece directamente la factura de intereses a la que hacen frente los países cada año, como se observa en el gráfico.
En definitiva, es crucial evitar que los desequilibrios de Italia arrastren a España a tener dificultades para financiarse, en un momento en el que las necesidades de cubrir el gasto público que no alcanzan los ingresos (el déficit) siguen siendo muy elevadas. Porque de llegar esas dificultades, irían acompañadas de recortes precisamente en el gasto y los servicios publicos (pensiones, sanidad...). Como ocurrió en la crisis de deuda de hace una década; y aunque las nuevas reglas fiscales que se están debatiendo en la Unión Europea (UE) sean más flexibles que las de entonces.
“La Comisión Europea anticipa que en 2024 España entrará en el grupo de países (del que forman parte también Alemania, Francia y Portugal) que no presenten desequilibrios macroeconómicos, por primera vez desde 2012”, presumían el pasado 24 de mayo desde el Ministerio de Asuntos Económicos de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
Justo, las últimas previsiones del órgano ejecutivo de la UE dan por cumplida la meta que confesaban desde el Gobierno de España: nuestro país reducirá más el déficit respecto al PIB (Producto Interior Bruto) que Italia, crecerá más y el sobreendeudamiento será cerca de 30 puntos porcentuales inferior.
Efectivamente, la Comisión Europea confirmó que España lidera el crecimiento económico en 2023 y en 2024 entre los principales socios, con avances del PIB cercanos al 2%, mientras que Italia crecerá apenas la mitad, según se observa en el gráfico.
Mientras, el déficit (el desequilibrio entre los gastos y los ingresos de un estado) de Italia se quedó en el 8% en 2022 respecto al PIB, frente al 4,8% de España o al 4,7% de Francia. Y la institución espera que en 2023 siga en el 4,5%, frente al 4,1% que estima para nuestro país.
El desequilibrio presupuestario no es la mayor debilidad de Italia. El endeudamiento, la tasa de deuda frente al PIB, cerró el año pasado en el 144%, mientras que en España se redujo al 113%.
El endeudamiento es el primer indicador que se observa para medir la sostenibilidad financiera de un país. Depende tanto del numerador (la deuda) como del denominador (el PIB). Por eso, aunque la deuda pública total sigue aumentando, el endeudamiento disminuye por el crecimiento económico.
“La responsabilidad fiscal del Gobierno y las previsiones de crecimiento de la economía española garantizan la sostenibilidad de las cuentas públicas en los próximos años. El Programa de Estabilidad [aprobado ya por la Comisión Europea] recoge el adelanto a 2024 de la reducción del déficit al 3% del PIB y la deuda por debajo del 110% del PIB”, recordaba la semana pasada el Ministerio de Asuntos Económicos.
El órgano ejecutivo de la UE incluso sitúa la tasa de España por debajo de la de Francia en 2024 [109,1% frente al 109,5%, respectivamente]. El endeudamiento de España no caía por debajo del de nuestros vecinos desde 2012.
Sostenibilidad de la deuda
La única recomendación de la Comisión Europea a nuestro país fue limitar al incremento del gasto público en 2024 del 2,6%, excluyendo la factura de intereses de la deuda y las prestaciones por desempleo. Un objetivo más que asumible. En 2022, pese a los paquetes de medidas anti inflación, el aumento del gasto se quedó por debajo del 2%.
Si se va más al detalle, se observan otras diferencias críticas entre la sostenibilidad de la deuda de Italia y la de España. Una de las más importantes está relacionada con que nuestro país tiene que refinanciar una menor parte de su deuda en los próximos tres años, según queda reflejado en el siguiente gráfico, que recoge datos de la OCDE.
En 2023, a España solo le vence uno de cada cinco millones de su deuda total (exactamente un 18%). A Italia un 29%. Actualmente, al persistir los desequilibrios presupuestarios, casi toda o toda la deuda se tiene que refinanciar. O lo que es lo mismo, se vuelve a emitir. Y, tras las subidas de los tipos de interés del BCE, se coloca a un mayor coste que en los últimos años, cuando los tipos de la deuda pública estaban en mínimos históricos.
El tipo de interés de referencia para España en los mercados financieros para la deuda a largo plazo está en el 3,5% (el bono a 10 años). El de Italia en el 4,3%.
Además, hace cerca de un mes, en una advertencia sobre los riesgos del país que preside la ultraderechista Giorgia Meloni, la agencia de calificación de deuda Moody's destacaba que “existen mayores riesgos de que el Plan de Recuperación de Italia [los fondos europeos] no se implemente por completo debido a la débil capacidad administrativa de algunos gobiernos locales, las limitaciones en el mercado laboral y de productos, la alta inflación y el hecho de que algunos proyectos han resultado ser más ambiciosos de lo previsto originalmente”.
“La desaceleración del crecimiento y los mayores costes de financiación pueden dañar aún más la posición fiscal de Italia. Si bien se han tomado medidas importantes para reducir el consumo de gas y diversificar el suministro al margen de Rusia, la dependencia significativa mantiene el riesgo de escasez y de otra escalada de los precios”, añadía.