El ataque de Rusia a Ucrania, además del foco militar y político, tiene consecuencias en el terreno económico y energético, aunque, de momento, sea imprevisible saber cómo afectará a un comercio mundial, que aún sigue desequilibrado por los cuellos de botella en el transporte marítimo tras la crisis provocada por el coronavirus.
A la espera de ver cómo impacta el conflicto, sobre todo, en materias primas como el gas o el petróleo, España no está entre los primeros países importadores y exportadores de Rusia y Ucrania. Sin embargo, para el sector turístico es fundamental la llegada de turistas rusos y, si ese mercado emisor se queda tocado, puede lastrar la ansiada recuperación del sector.
Las grandes cifras indican que España no está ni entre los mayores países proveedores, ni clientes de Rusia, según los datos que publica el Ministerio de Asuntos Exteriores. Tampoco estamos entre los países donde más invierte el Estado presidido por Vladímir Putin. Ese pódium lo ocupan Chipre (10.859 millones de dólares); Reino Unido (3.815 millones) y las Antillas Holandesas (3.126), según datos precovid, de 2018, los últimos publicados por el Ministerio.
Los datos comerciales 'puros', los de exportaciones e importaciones, sí que están actualizados a cierre de 2021. En este último año, España ha realizado exportaciones a Rusia por valor de 2.213 millones de euros. Una cifra que es similar a la que se mantiene, por ejemplo, con Dinamarca o Canadá, según las estadísticas publicadas por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
En cambio, el valor de las importaciones a España –donde pesa el petróleo y el gas– es tres veces más alto. En 2021, las importaciones desde Rusia se situaron en 6.033,6 millones de euros. Es, prácticamente, el 1,8% de todo lo que importó España en el último año y cifras similares a las que se mantienen con países como Polonia o Nigeria.
Si se mira solo a Ucrania, las cifras son menores. En total, en 2021, España exportó al país ahora invadido más de 681 millones de euros y se importaron cerca de 2.400 millones. Sobre todo, cereales, como girasol, maíz y trigo. Según la asociación agraria Asaja, España importa de Ucrania el 30% del maíz que necesita.
¿Qué exportamos a Rusia y a Ucrania?
Los datos publicados por el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) indican que las exportaciones de España hacia los dos países en conflicto no son muy diferentes. Las últimas cifras desglosadas por productos son de 2020 y recogen que, más del 17% de las exportaciones españolas a Ucrania fueron automóviles y tractores, un 8% maquinaria de todo tipo y luego, ya con un peso inferior al 5%, desde productos cerámicos a conservas o prendas de vestir.
Y, a Rusia, más de un 17% de las exportaciones son de maquinaria, una cifra similar es textil y otro 10%, automóviles.
Precisamente, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) ha publicado este jueves los datos de exportaciones en 2021 y el mercado ruso no está entre los 10 mayores, tampoco Ucrania.
En cifras, Anfac indica a elDiario.es que, durante 2021, se exportaron a Rusia un total de 3.098 unidades, el 0,2% de la exportación total de vehículos.
¿A qué empresas afecta el conflicto?
El inicio del ataque a Ucrania también lleva a mirar qué empresas han apostado por esos dos países, que en los últimos años han estado considerados dos economías en expansión. El ICEX recoge que en Ucrania están registradas en la Oficina Económica y Comercial una treintena de compañías, lejos de las 130 con presencia en Rusia, un registro que es voluntario.
De momento, las compañías hablan de falta de certezas y de mayor presión sobre costes e inflación, sobre todo. “La incertidumbre provocará subidas en los precios de la energía y de otras materias primas de los que Rusia y Ucrania son importantes productores, como los cereales, por ejemplo. Esto alimentará también la inflación”, asegura el Club de Exportadores, un 'lobby' multisectorial, donde están Repsol, Iberdrola, Renfe o Talgo, entre otros grupos.
Entre esas empresas en ambos mercados hay un mix de cotizadas y de grandes empresas familiares, como los fabricantes para la industria automovilística Antolín, Gestamp o Cie Automotive, con presencia en Rusia. Como también la tienen Acerinox, Técnicas Reunidas, la compañía de piscinas Fluidra, la turística Meliá o los grupos de alimentación Fuertes o Viscofan; además de los textiles Inditex o Tendam. Mientras, en Ucrania están Mayoral, Tous, Lladró o la industrial Teka.
El caso de Inditex es relevante por ser la mayor empresa de distribución textil del mundo y la mayor compañía española por valor en bolsa, más de 73.000 millones de euros; está presente en ambos mercados. La empresa fundada por Amancio Ortega cuenta con casi 80 tiendas en Ucrania, entre ellas 16 de Bershka, otras tantas de Stradivarius y una decena de 'Zaras'. Locales que este jueves han echado el cierre. Mientras, en Rusia supera los 500 establecimientos, de los que más de 100 son de Bershka, más de 70 son tiendas de Zara y otras tantas de Massimo Dutti.
De momento, la empresa gallega asegura que está siguiendo los acontecimientos “muy de cerca”. “La seguridad de los integrantes de nuestra plantilla y de sus familias es nuestra prioridad y vamos a ir tomando las decisiones adecuadas a los acontecimientos”, señala. Una exposición de negocio, aunque Inditex no da cifras concretas de resultados por países, que se ha traducido el jueves en una caída en bolsa del 3,8%.
Números rojos que también han golpeado a Técnicas Reunidas (-2,5%), Cie Automotive (-5,2%), IAG, matriz de Iberia (-6,1%); Meliá (-3,9%) o Amadeus (-2,2%). En el caso de Técnicas Reunidas anunció hace apenas seis meses un contrato para colaborar con el grupo ruso Gazprom Neft en el desarrollo de una planta de tratamiento de residuos en una refinería en Moscú, valorado en 240 millones de dólares.
Esta presencia empresarial y el volumen de importaciones y exportaciones con Rusia donde el conflicto tendrá una repercusión “muy limitada o nula”, según la Secretaría de Estado de Comercio. En cambio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su declaración institucional sí reconoció que un conflicto bélico como este “sin duda” tendrá impacto en la economía, pero se tomarán “cuantas medidas sean necesarias para mitigar el impacto económico y energético”, dado el repunte en los precios del gas que ya ha provocado.
Dudas en el turismo
Al margen de ese frente empresarial y comercial, para España el golpe puede venir de la mano de los turistas. Rusia es un mercado clave. En el escenario precovid, fue el décimo país que más turistas aportó a España. En 2019, llegaron más de 1,3 millones de visitantes de ese país.
En cambio, en 2021 esa cifra se desplomó por debajo de los 120.000 turistas. Por ello, para este año el sector veía un relevante margen de mejora, una vez levantadas las limitaciones a la movilidad internacional. En este caso, sobre todo, para los destinos de costa, Baleares y Canarias.
Otro 'lobby' empresarial que ya ha valorado las consecuencias de los primeros compases del conflicto bélico es Exceltur. Su vicepresidente, José Luis Zoreda, asume que la guerra puede golpear a la demanda turística intraeuropea y que, por ejemplo, en Catalunya, el 50% de las pernoctaciones de 2019 de extranjeros fueron turistas rusos.
Y algún gran inversor
Los grandes inversores rusos, de momento, no han tenido España entre sus prioridades. Hay que tener en cuenta que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no desglosa todas las participaciones en cotizadas que no superen un 3% del capital y puede haber más grandes inversores rusos de los que se conocen.
Los datos del Ministerio de Exteriores recogen que, según datos de 2018, Rusia ocupaba el puesto 41 de mayores inversores en España, con algo más de 470 millones de euros. Inversiones centradas en el inmobiliario y la construcción (más del 45% del total), hoteles y alojamientos turísticos (un 35%) e industria metalúrgica (cerca de un 4%).
Hay un nombre propio que destaca sobre el resto, el magnate ruso Mijail Fridman que, en 2019, se hizo con el control del grupo de supermercados Dia, tras una batalla empresarial que llegó a la Audiencia Nacional. Actualmente, a través de su brazo inversor Letterone, Fridman controla más del 77% de la cadena de distribución.
Otras inversiones rusas no han resultado como esperaban, como otro grupo de supermercados, Mere, que llegó a España hace menos de un año y que ha decidido poner el freno a su inversión y replegarse.
Hay otros megainversores indirectamente vinculados a los dos países en conflicto, como Len Blavatnik, con pasaporte británico pero nacido en Odesa (Ucrania). Blavatnik es dueño de Dazn, que se ha hecho con los derechos de emisión de LaLiga para los próximos cinco años. Precisamente, el fútbol es uno de los efectos colaterales del ataque ruso. La UEFA estudia cambiar la sede de la final de la Champions League, que tendría que celebrarse en San Petersburgo. Un estadio que tiene el patrocinio de Gazprom, cuyo logo en la camiseta ya se ha quitado el Schalke 04 alemán.