La pobreza infantil se está enquistando en las ciudades, con índices crecientes en los últimos años frente a datos que disminuyen en zonas rurales. Además, las ciudades esconden tras sus datos medios grandes desigualdades y situaciones de pobreza más aguda. Uno de los factores que más lastran a las familias vulnerables en las ciudades es la vivienda, como han apuntado varios análisis. El Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil ha publicado este martes un estudio que indica que los hogares con niños con menos recursos de las grandes urbes pagan de media “un 22%” más en vivienda que aquellas con ese nivel de ingresos que residen en pequeñas poblaciones.
El organismo, que publica frecuentemente documentos de análisis para ahondar en la pobreza infantil en España, se centra en esta ocasión en las diferencias entre las grandes y pequeñas poblaciones. Los datos son más altos en las zonas rurales, con una tasa de pobreza infantil moderada del 29,6% en zonas poco pobladas frente al 27,6% en las de grandes poblaciones, pero las cifras se están acercando. Desde 2013, la pobreza infantil se ha reducido en las zonas escasamente pobladas, mientras ha aumentado en las ciudades en un proceso que califican de “reurbanización” de la pobreza, recortando la distancia entre ambos datos en 13 puntos.
Aunque el documento no desarrolla las causas de esta divergencia de la evolución de la pobreza infantil en ciudades y zonas rurales en los últimos años, sí llama la atención sobre un elemento que lastra más a las familias en las urbes: los gastos de vivienda.
El Alto Comisionado estudia, a partir de los datos de gasto de la Encuesta de Presupuestos Familiares (2020), las diferencias en el coste de vida de los hogares con menores de edad en los entornos rurales y urbanos. Los investigadores dividen los hogares en cinco grupos, según nivel de renta y se detienen en el que menos ingresos tiene. Cuando analizan sus cuentas, observan que “en el quintil más pobre hay poca variación del gasto total del hogar en función del tamaño del municipio”. Sin embargo, al desglosar estos gastos destaca el mayor 'bocado' en las cuentas familiares que supone la vivienda en las ciudades respecto a las poblaciones más pequeñas.
“En el gasto de vivienda, que incluye no sólo la cuota de alquiler o hipoteca sino también los suministros o servicios (comunidad, gas, agua, electricidad) o de mantenimiento y reparación, la imagen es distinta”, recoge el documento del Alto Comisionado. “Un hogar del quintil con menos renta de una ciudad de más de 100.000 habitantes dedica de media un 22% más de dinero a la vivienda que un hogar del mismo grupo que vive en un municipio de menos de 10.000 habitantes”, recoge el informe.
El doble de hogares con “sobrecoste” en vivienda
Hay otros datos que retratan el esfuerzo económico que supone la vivienda en las ciudades y que dificulta especialmente la vida a los que menos tienen. En concreto, el estudio se fija en el “sobrecoste” en vivienda, situación que implica dedicar más del 40% del total de ingresos del hogar a solventar estos gastos.
En las ciudades, el porcentaje de niños que viven en hogares con este problema de “sobrecoste” en vivienda duplica al de las zonas poco pobladas. “Un 13,4%” de los menores de edad que reside en las urbes afronta en sus casas este gasto excesivo en vivienda, que limita por tanto la inversión en otras partidas, frente a “un 6,4%” de los niños y niñas de zonas de escasa población, detalla el estudio.
“Un factor determinante” en el mayor sobrecoste en vivienda y el grado de urbanización pasa por “las diferencias en el régimen de tenencia” de los hogares, añade el estudio. Mientras que en las zonas muy pobladas “un 42,5%” de los niños y niñas en riesgo de pobreza vive de alquiler, en las zonas poco pobladas este porcentaje se reduce mucho, “hasta el 27,4%”, con más familias que viven en propiedad sin hipoteca “24,5%, frente al 15% en las zonas muy pobladas”. Muchas familias vulnerables viven de alquiler porque no pueden permitirse comprar una vivienda, pero los altos precios de los alquileres en las ciudades resienten sus ingresos y suponen una elevada carga en sus economías familiares.
Atención a las desigualdades
El Alto Comisionado seguirá analizando otros factores que han podido contribuir a la diferente evolución de la pobreza infantil en las ciudades y en pequeñas poblaciones, como en los recursos educativos, explican en el organismo. El objetivo es detectar focos de pobreza y dónde residen los mayores retos y déficits que afrontan las familias, para poder dirigir mejor las políticas públicas contra la pobreza.
“Crecer en la pobreza en grandes áreas urbanas y zonas escasamente pobladas presenta retos diferentes y requiere de políticas distintas”, concluye el Alto Comisionado. Por ejemplo, los entornos menos poblados se enfrentan a dificultades como la “falta de oportunidades laborales, desequilibrio demográfico, escasa oferta educativa y acceso a servicios básicos y falta de infraestructuras adecuadas”, indica el informe, mientras que las urbes encuentran problemas como una mayor intensidad de la pobreza (más pobreza “alta” y “severa” que en zonas menos pobladas) y “se caracterizan por una mayor desigualdad, segregación residencial y alto coste de vida”.
El organismo subraya la importancia de bucear en las distintas realidades de las ciudades, especialmente las más grandes con altos índices de desigualdad, donde situaciones de mucha dificultad económica se camuflan a menudo tras datos medios, influidos también por la presencia de muchos otros menores que residen en hogares con rentas muy altas. El Alto Comisionado pone como ejemplo dos distritos de Madrid, colindantes: Tetúan y Chamartín. “En el primero la pobreza infantil es del 31,5% y en el segundo de apenas el 8,9%”, destaca el estudio. “Es importante destacar que el área urbana de Madrid es la que tiene un mayor número de niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza”, con un total de 230.000 en esta situación, el 9% a nivel nacional.