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El FMI calcula que el impuesto mínimo a multinacionales aumentaría hasta 16 puntos la recaudación global

Una falla crítica con los paraísos fiscale en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, en marzo de 2021.

Daniel Yebra

12 de abril de 2022 18:00 h

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El Fondo monetario internacional (FMI) calcula que el impuesto mínimo del 15% a multinacionales acordado en octubre por 137 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el G20 (foro económico internacional que reúne a las principales economías en desarrollo y emergentes) aumentaría la recaudación fiscal hasta 16 puntos porcentuales a nivel global.

En un informe publicado este martes, la institución advierte de que “la coordinación internacional en materia de impuestos es ahora más necesaria que nunca”. Según argumenta, la globalización y la digitalización han favorecido cada vez una tributación menor de las grandes empresas. Una situación que agrava el riesgo de que “las inversiones públicas y el gasto social sean insuficientes” en un contexto de lucha contra el cambio climático y ante la necesidad de reducir la desigualdad.

Por estas razones, el FMI considera “histórico” el acuerdo alcanzado por la OCDE y el G20 para implantar un impuesto universal del 15% a las multinacionales y otras medidas fiscales que deberían entrar en vigor en 2023 para aumentar y racionalizar la recaudación mundial. Pero va más allá, y afirma que “se debe hacer mucho más”.

En la Unión Europea (UE), la trasposición de este acuerdo a la legislación comunitaria está encallada por la oposición de algunos socios. El último, Polonia.

Por otra parte, han aparecido numerosas voces críticas que consideran el 15% un tipo bajo, que debería ser mayor. Entre ellas, la del economista Thomas Piketty. “Hasta Estados Unidos pretendía un impuesto más alto”, denunció en un encuentro con la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en Madrid.

“La verdadera novedad en el acuerdo habría sido llegar al acuerdo de una tasa mundial mínima del 25% calculada sobre todos los beneficios. Ese sí hubiera sido un gran paso adelante para neutralizar la competencia fiscal y combatir la evasión fiscal, al tiempo que dar un margen real a los Estados para financiar los desafíos sociales, ecológicos y económicos a los que se enfrentan”, lamentó la Plataforma por la justicia fiscal al conocer la noticia.

Un 60% de los beneficios de las multinacionales son en “exceso”

Las empresas globales tienen ahora mayores posibilidades de “generar grandes ganancias sin presencia física (sujeta a impuestos)”, destaca el FMI en el informe. “Las multinacionales consiguieron beneficios por el 9,2% del PIB mundial en 2019, de las que una parte considerable, cerca de un 60 por ciento, son un exceso de ganancias”, añade. Con exceso se refiere a beneficios por encima de “lo normal” en relación con la media histórica, y lo relaciona precisamente con la evasión fiscal y los monopolios y oligopolios.

Y, a la vez, se arrastra la distorsión de los países pequeños con sistemas sociales inferiores a las grandes economías, o incluso prácticamente inexistentes, y con impuestos bajos que “han atraído grandes proporciones de inversión internacional, de ganancias corporativas (con un 11-36% estimado de los beneficios totales de las multinacionales) y riqueza personal (con el 8% de la renta familiar mundial)”.

La conclusión es que las corporaciones y las personas más ricas han pasado en los últimos 40 años de soportar tipos de alrededor del 40%, de media a nivel global, al 20% actual. 20 puntos menos, según las cifras que maneja la institución multilateral.

“Un acuerdo histórico” para el FMI

El acuerdo entre OCDE y G20 se basa en dos pilares (ver gráfico). El primero tiene que ver con la reubicación del pago de los impuestos de las multinacionales, desde los países donde sitúan sus sedes fiscales hacia los territorios donde operan. Este medida está dirigida a los gigantes tecnológicos. Beneficiaría más a las economías avanzadas y reduciría la recaudación de los países pequeños que el FMI denomina “centros de inversión”, entre los que se encontrarían los paraísos fiscales.

El segundo pilar es el impuesto mínimo de sociedades del 15% para grandes empresas. Una medida que aumentaría la recaudación global hasta 7,6 puntos por la propia subida del tipo medio y otros 8,1 enteros por la menor competencia fiscal.



El primer pilar incluye a las multinacionales con ingresos globales superiores a los 20.000 millones de euros y una rentabilidad por encima del 10%, excluyendo las empresas extractivas (petroleras o mineras) y las de servicios financieros regulados. El segundo pilar abarcará a las empresas que facturen 750 millones de euros o más a nivel global e incluye que el tipo mínimo de los Impuestos sobre sociedades sea del 15% en todas las jurisdicciones adheridas al acuerdo.

En diciembre, la Comisión Europea presentó una propuesta para llevar a la legislación de la Unión Europea (UE) el segundo pilar del acuerdo fiscal de la OCDE y el G20. “La propuesta cumple el compromiso de la UE de actuar con extrema rapidez y estar entre los primeros en implementar el histórico acuerdo global de reforma fiscal”, incidió entonces el Ejecutivo comunitario.

El calendario, con 2023 como referencia, parece ahora demasiado ambicioso, según distintos expertos. Recientemente, Polonia fue el último socio europeo en bloquear la propuesta. La aprobación, al tratarse de un asunto fiscal, requiere que haya unanimidad entre los Estados miembros.

Era el segundo intento de trasponer la norma. En el primero, se negaron Hungría, Estonia, Suecia y Malta. Estos tres últimos han cambiado ya su postura. Hungría es una incógnita. El argumento de Polonia es que la UE no puede dejar de lado el primer pilar.

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