El frenazo en las fábricas por la falta de chips cuestiona que España cumpla sus objetivos de coches eléctricos
“En los próximos tres años vamos a apostar por una estrategia de despliegue de la electrificación de la movilidad a través de la que se desplegarán más de 250.000 vehículos eléctricos nuevos en 2023 y como hito para lograr los cinco millones de vehículos eléctricos para 2030”. Este es el objetivo de renovación y descarbonización del parque automovilístico anunciado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en octubre de 2020, en plena pandemia y cuando el sector del automóvil no preveía que se le avecinaba otra crisis a la vuelta de la esquina.
En esta recta final de 2021, los fabricantes de coches de todo el mundo han tenido que pisar el freno en sus líneas de producción por la falta de semiconductores, una derivada de los ceses de actividad motivados por el coronavirus que han dejado sin chips a todos los sectores industriales.
Sin microchips se ha reducido la producción de las fábricas al mismo tiempo que las matriculaciones de nuevos vehículos están lejos de remontar el vuelo. ¿Será España capaz, con esta situación, de lograr esas metas de vehículos menos contaminantes?
Si se mantiene el ritmo de ventas actual, se puede llegar a tener 250.000 circulando por las carreteras españolas en 2023, pero todo depende de cómo evolucione tanto la demanda como la llegada de coches a los concesionarios, aunque la producción de eléctricos local sea una pequeña parte de la fabricación global.
La tendencia de compra de eléctricos
En España circulan actualmente cerca de 130.000 vehículos eléctricos puros (sin incluir otros segmentos bajos en emisiones, como los híbridos) y en el tercer trimestre del año se matricularon más de 16.000 unidades, según los datos que publican las asociaciones de fabricantes y de concesionarios de coches.
Las cifras de los últimos dos meses indican una tendencia a la baja, porque en septiembre se llegó a 3.163 eléctricos y en octubre a 2.700. Esta última cifra equivale al 3,4% de todos los coches que se matricularon en España.
A la espera de ver qué ocurre en noviembre en diciembre, comparado con 2020, la tendencia aún es positiva. “Las ventas de vehículos electrificados se han duplicado respecto al mismo periodo del año anterior, con un total de 54.389 unidades matriculadas hasta octubre”, indica la asociación que agrupa a los fabricantes en España, Anfac. “Aunque es un buen dato, es necesario que se siga impulsando y superemos el 6,3% de cuota de mercado actual, que todavía es escaso”, matiza.
Ahí es donde los fabricantes reclaman que se ayude a los compradores y se acelere en la instalación de puntos de recarga, ya que España necesita poner en marcha unos 36.000 cargadores públicos cada año para llegar a las exigencias de puntos de repostaje eléctrico que se ha marcado para el final de la presente década.
“Es evidente que hay un crecimiento progresivo y que el esfuerzo que están haciendo las marcas con la renovación del mercado, con la entrada de nuevos modelos de vehículos electrificados, va a favorecer a esta tendencia. Pero, de todas maneras, hay que seguir impulsando a través de planes de ayuda y de impulso de infraestructura de recarga para que los vehículos electrificados sean la primera opción de compra de los usuarios”, apunta Anfac.
Cae la producción por los semiconductores
Al margen de la demanda, en cuanto a la producción de eléctricos en España, la crisis de los microchips también ha pasado factura y, en octubre, se ha roto la tendencia.
Actualmente, prácticamente uno de cada 10 modelos fabricados en las factorías locales es eléctrico, de Peugeot, Opel, Citroën o furgonetas de Mercedes, entre otros. Sin embargo, por la crisis de los semiconductores, en octubre la fabricación de estos modelos enchufables ha roto el ritmo de crecimiento. Se desplomó un 27,9%. Eso sí, en el conjunto del año el avance respecto a la fabricación en 2020 es de más de un 70%. En total, más de 163.000 unidades en lo que va de ejercicio.
Con estos ritmos, la meta de 5 millones de coches eléctricos en 2030 parece lejana. Anfac apunta que supondría “multiplicar por 52 el parque de vehículos electrificados actual”.
“Es un objetivo que requiere un gran esfuerzo y un compromiso consensuado, coordinado y decidido entre sector, Gobierno y los nuevos agentes del nuevo ecosistema de la movilidad”, reclaman los fabricantes. “El sector tiene un pleno compromiso en la descarbonización del transporte y en la última década hemos pasado de 12 a más de 180 modelos de vehículos electrificados, pero la demanda todavía es escasa”.
Incentivar la compra
Los representantes de los trabajadores de la industria del automóvil también ponen el foco en la falta de puntos de recarga, pero, además, citan los problemas de fabricación coyunturales y que los coches eléctricos son, simplemente, más caros que los que emplean gasolina o diésel por lo que creen que son necesarias medidas para incentivar la demanda.
“El problema de los semiconductores es temporal, coyuntural, se tenderá a regularizar a lo largo de 2022, asegura Jordi Carmona, responsable del sector automovilístico de FICA UGT. ”Pero tenemos otros problemas porque aún falta por desarrollar la infraestructura, los puntos de recarga y, además, los vehículos eléctricos siguen teniendo precios más altos“, ahonda.
En cuanto a esos planes para incentivar la compra, el Gobierno aprobó en abril el Plan MOVES III, que supone el reparto de 400 millones de euros ampliables a 800 en ayudas directas, para vehículos eléctricos o híbridos enchufables y la instalación de infraestructuras de recarga y que depende de los fondos europeos Next Generation.
Esas ayudas pueden alcanzar los 4.000 euros para la compra de un turismo eléctrico y los 5.000 si se trata de furgonetas. Su reparto depende de las comunidades autónomas, que llevan ritmos desiguales en su entrega.
Temas pendientes
Al margen de esas ayudas directas el sector está pendiente de dos cuestiones, por un lado de la convocatoria de la Mesa de la Automoción, en la que está la Administración, los sindicatos y los fabricantes.
“Es necesario que se convoque cuanto antes porque se necesitan medidas inmediatas para reactivar la producción y que los problemas coyunturales que estamos viviendo no se conviertan en estructurales”, asegura Garbiñe Espejo, secretaria general de CCOO de Industria.
Espejo indica que, al margen de los ERTE que afectan a las fábricas españolas por la falta de conductores, desde el verano, el sector ha perdido cerca de 15.000 empleos, en parte por la finalización de contratos temporales.
El Ministerio de Industria reconoce que la convocatoria se realizará en las próximas semanas y afirma que “la actual situación de problemas de suministros que está afectando a la producción de vehículos en el mundo tiene un carácter coyuntural, que se irá corrigiendo progresivamente en los próximos meses”.
“Además, se debe tener en cuenta que en última instancia se espera que se prioricen las producciones de los vehículos eléctricos frente al resto de tecnologías, por lo que no se prevé que estén afectados por estos problemas”, añaden desde el Ministerio encabezado por Reyes Maroto.
El otro tema pendiente para la industria es el PERTE del vehículo eléctrico y conectado, que prevé movilizar 24.000 millones de euros de aquí a 2023. De ellos, 4.295 millones serían fondos públicos. El plan lo tiene que aprobar Bruselas y la previsión del Gobierno era publicar los detalles antes de que acabe el año para que los proyectos puedan empezar a desbloquearse. Ahí, patronal y sindicatos están de acuerdo: se debe actuar rápido antes de que sea demasiado tarde.
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