El Gobierno pedirá en junio hasta un 20% más de los préstamos europeos previstos en el Plan de recuperación, transformación y resiliencia. Según confirma el Ministerio de Asuntos Económicos, la Unión Europea (UE) ampliará en próximas semanas la asignación a España de los créditos del fondo de reconstrucción a cerca de 84.000 millones desde los 70.000 iniciales por el retraso de la recuperación económica tras la COVID.
Junto a las ayudas directas (la otra pata del Plan de 70.000 millones), el Next Generation de la UE aportará en total 154.000 millones a la economía española en los próximos años. Solo este año se deberían asignar cerca de 25.000 millones en proyectos financiados por estas últimas, según los presupuestos del propio Ejecutivo, tras los 11.000 millones de 2021.
Sin embargo, la aportación de estos fondos a la recuperación económica es menor por el impacto de la guerra en la inflación y en las cuellos de botella en el comercio mundial, entre otras razones.
La Autoridad independiente de responsabilidad fiscal (AIReF), dependiente del Ministerio de Hacienda, advirtió recientemente de que “el impacto asignado al Plan se sitúa en 1,8% en 2022 [desde el 2,5% estimado en octubre de 2021] debido a que los recursos van a llegar a la economía en un contexto sustancialmente más adverso”.
Este escenario está “caracterizado por una elevada inflación, cuellos de botella y escasez de mano de obra en algunos sectores esenciales para el desarrollo de los fondos de reconstrucción como el automóvil, la construcción o la digitalización”, explica la AIReF.
Más concretamente, la Autoridad calculaba el año pasado “un multiplicador alto” para la absorción del dinero del Plan de recuperación, de 1,2 veces, y ahora reduce esta capacidad de aportar al crecimiento económico a 0,9 veces.
“Aunque pensamos que la asignación en 2022 va a ser plena, según lo presupuestado”, añade la institución, que lamenta que “en 2021, el impulso de estos fondos fue prácticamente nulo por retrasos en la ejecución”.
La guerra ha derrumbado las previsiones
La previsión anterior de la Autoridad fiscal “reflejaba tanto la naturaleza del instrumento -impulso fiscal coordinado, financiado mediante transferencias comunes y una elevada participación de inversiones con un elevado efecto multiplicador-, como el momento macroeconómico en que se iban a materializar las inversiones -política monetaria con tipos de interés en mínimos históricos y existencia de recursos ociosos-”, detalla la AIReF.
La guerra en Ucrania ha derrumbado ese escenario, lo que se viene advirtiendo en todas las actualizaciones de las previsiones de crecimiento económico.
La del Gobierno llegará este martes 26 de abril. Las expectativas conocidas hasta ahora establecen un rango de referencia que va desde el 4,1% de BBVA Research al 4,5% del Banco de España, hasta el más optimista 4,8% del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este cuadro macroeconómico del Ejecutivo será en el que se base el programa de estabilidad que España tiene que enviar a la Unión Europea antes de que finalice abril, clave para las peticiones en junio de los fondos europeos de recuperación.
El crecimiento que estima el FMI para España tras calcular el impacto de la invasión de Ucrania es el mayor entre las economías comparables de la eurozona. Entre otras razones, porque nuestro país sufrió el golpe más duro y duradero en la pandemia, dado el mayor peso del turismo y de los servicios sobre el conjunto de la actividad económica, que precisamente afronta en este 2022 y en 2023 la recuperación retrasada por las restricciones sanitarias.
En ese retraso en la reconstrucción se justifica la mayor asignación de préstamos europeos. El FMI confirmó esta semana que la recuperación de nuestro país es la más rezagada entre las economías avanzadas. En 2022 el PIB real de Estados Unidos cerrará 6 puntos por encima del nivel pre Covid y el de la eurozona casi 2 puntos. España, por el contrario, tendrá que esperar a 2023 para completar la reconstrucción tras el shock de la pandemia.