“Queremos mantener las prendas en circulación el mayor tiempo posible”. El grupo sueco Hennes & Mauritz (H&M) define así el propósito de su negocio Sellpy, una plataforma de venta online de ropa de segunda mano. Desembarcó en ella en 2015 y, desde entonces, ha ido elevando su presencia en el accionariado y el número de mercados en los que opera. La firma escandinava ya no vende ropa usada solo a través de esta app, también bajo su marca más conocida a través del concepto Re:wear.
La multinacional escandinava no es la única que va en esta dirección. La pasada semana, Inditex hizo un movimiento similar con el lanzamiento de Zara Pre-Owned, que de momento solo funcionará en el Reino Unido y que permitirá revender ropa de la marca gallega entre particulares. Y otros gigantes de la distribución online, como Zalando, también tienen un hueco para vender prendas y artículos que ya han sido utilizados. Sin olvidar las plataformas digitales, como Vinted o Wallapop, que están enfocadas directamente en este tipo de transacciones.
Detrás de este creciente interés por el negocio de revender ropa está el momento dual que vive el sector textil. Por un lado, tiene que buscar nuevos nichos de negocio ante una actividad marcada en los últimos meses por la inflación y los problemas en la cadena de suministro y donde ya no se crean tantas marcas nuevas como hace unos años. Por otro, sobre todo, la creciente presión social para que las compañías textiles sean sostenibles y den una vuelta de tuerca a los planteamientos de negocio.
Un relato de compromiso con la sociedad
Las empresas visten sus acciones para hacerse un hueco en la ropa de segunda mano por el compromiso con las sociedades donde operan o la responsabilidad social corporativa. Por ejemplo, H&M asegura que “cada prenda de segunda mano que se compra ahorra recursos a nuestro planeta”. “Si un cliente ya no necesita las prendas, puede darles una nueva vida”, justifican. Sin embargo, en el informe anual de resultados, el grupo escandinavo no aporta datos sobre cuáles son sus ingresos, qué le supone esta actividad o su desarrollo en este segmento de negocio. Sí apunta que tiene el control accionarial de Sellpy desde 2019 y que esta plataforma funciona actualmente en 24 mercados, España incluida.
También, que para asumir la creciente demanda de prendas de segunda mano por parte de los consumidores europeos, H&M ha puesto en marcha una unidad logística en Poznan (Polonia), que forma parte de la cadena de suministro global de la multinacional.
En el caso de Inditex, el grupo gallego acaba de anunciar su salto a la actividad de ropa de segunda mano. De momento, se trata de un primer paso que estará activo en Reino Unido a partir del próximo 3 de noviembre. “Esta nueva plataforma es una acción más que se enmarca en el enfoque de sostenibilidad de Inditex y su apuesta por avanzar hacia un modelo de economía circular, que abarca todas las fases de su actividad, desde el diseño del producto hasta la gestión de las tiendas, así como fabricación, logística y oficinas de la empresa”, enumera la compañía a través de un comunicado, en un posicionamiento similar al de su competidor.
En este caso, Zara Pre-Owned, según desglosa Inditex, permitirá tres acciones: contratar la reparación de prendas de la marca, solicitar la recogida de prendas para su donación (en Reino Unido, a Cruz Roja); y la citada plataforma online para que usuarios, entre ellos, vendan o compren prendas ya usadas, que tienen que ser de Zara. El vendedor tendrá que incluir imágenes de las prendas y la empresa incluirá información sobre los artículos. De momento, esta aplicación de reventa no tiene fecha de lanzamiento en España y no desglosa costes o precios.
Zalando, la multinacional de la ropa online, tampoco da cifras de cuánto le supone el negocio de la venta de ropa y artículos usados. De nuevo, viste esta actividad como la opción de ser una plataforma para que los usuarios puedan tomar decisiones más sostenibles.
La compañía alemana señala en su informe anual que, según un análisis encargado por la propia empresa, la mitad de los clientes no saben en qué consiste la sostenibilidad dentro de la industria de la moda. También que un 60% de los encuestados aseguraban que es “importante” poder reparar las prendas usadas, además de revenderlas. Sin embargo, la idea de dar más de una vida a las prendas aún no está tan extendida, según Zalando. Solo el 23% de los usuarios repara su ropa y únicamente un 25% la adquiere de segunda mano de forma regular.
Una nueva baza de negocio
A tenor de los datos de Zalando, la compraventa de ropa usada tiene potencial para hacer crecer a las empresas en un mercado donde no son habituales las adquisiciones de nuevas enseñas y el avance de ingresos se fía al crecimiento orgánico. En el caso de Inditex, la última marca que lanzó al mercado fue Uterqüe, que ya no existe. La empresa fundada por Amancio Ortega decidió eliminar la enseña hace unos meses y absorber su planteamiento de negocio a través de Massimo Dutti. H&M sí ha lanzado más marcas en los últimos años pero no operan en todos los países. Por ejemplo, no ha abierto tiendas de Arket en España.
El crecimiento no es sencillo, más en un contexto inflacionista y donde aún se perciben problemas en las cadenas de suministro, pero la sostenibilidad y la cuestiones sociales tienen especial relevancia en el sector textil. En las últimas jornadas, Zara es objeto de boicot en Palestina después de que el dueño de la franquicia en Israel, Joey Schwebel organizara un acto de apoyo al polémico político de ultraderecha Itamar Ben Gvir, según recoge el diario 'El País'.
Mientras, H&M ha estado en entredicho por su modo de etiquetar las prendas en función de su impacto medioambiental, según una investigación realizada por el medio estadounidense Quartz. La Autoridad Noruega de Consumo lanzó un aviso a la compañía sueca por cómo hace esas clasificaciones, que podrían conducir a engaño a los consumidores.
La organización Changing Markets Foundation –creada por los activistas sociales y medioambientales Joakim Bergman y Paul Gilding– publicó en marzo de este año un informe sobre greenwashing en las marcas textiles. En él critica el uso de plásticos. “Marcas como Asos, Burberry, H&M, Inditex o Walmart son elogiadas por reducir el uso de plástico en perchas, bolsas o embalajes, al mismo tiempo que el creciente uso de plásticos en los textiles pasa por debajo del radar”, indica en el informe titulado Licence to Greenwash.