Los precios de los alimentos están en máximos desde 1994. Una espiral alcista que no tiene visos de frenarse, al menos, de aquí a Navidad y que hace cuesta arriba afrontar la cesta de la compra de productos básicos. Un escenario donde además hay presiones externas que afectan a alimentos concretos, como las hortalizas que se cultivan en el sudeste de España, sobre todo, en Almería.
La producción en invernaderos en otros países europeos se está frenando en seco debido a los altos precios del gas. Una situación que se da en Alemania, la Bretaña francesa, Bélgica y, sobre todo, en Países Bajos. De momento, las compras masivas por parte de productores y distribuidores de estos países están siendo moderadas, porque las altas temperaturas se han prolongado durante el otoño, lo que les ha permitido producir sin calefacción. En cambio, en invierno se prevé otra historia: que compren mucho más en España y, con ello, tiren al alza de productos como pepino, pimiento, tomates o calabacín.
“Es un tema que afecta, sobre todo, a Holanda”, explica un portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) “Es cierto que en Países Bajos se ha frenado la producción en invernaderos porque los costes están disparados, pero eso también está pasando aquí, porque también ha subido el coste del gas y el del plástico”, matiza.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, aseguró hace unos días que detrás de las subidas de precios hay dos motivos. Por un lado, los factores derivados de la guerra en Ucrania, donde entraría el precio del gas. Por otro, la sequía y las altas temperaturas, que han reducido las cosechas. Factores que han derivado que los precios de los alimentos crezcan un 15,4% en España, más de un 19% en Alemania y un 14% en Países Bajos. En el caso de los vegetales, en octubre crecieron en España un 21,2%, según los datos publicados por Eurostat. Mientras, en Alemania la subida superó el 22% y en Países Bajos repuntaron un 10,7%. Porcentaje que sitúa a este país como el cuarto donde menos se encarecen los vegetales.
Un freno a la producción que empezó antes de la guerra
“Esta situación de la producción en Holanda ya empezó antes de la guerra”, explica Andrés Góngora, responsable de frutas y hortalizas de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). “Los invernaderos de Centroeuropa empiezan a meter calefacción en noviembre y la siembra de hortalizas, de pepino, tomate o pimiento se hace en agosto”, explica respecto a qué intuye para este invierno. “Este año estábamos muy pendientes de qué iba a pasar, porque Holanda tiene el gas racionalizado, también para la agricultura”. “La información no es muy clara y no hay mucha transparencia. Sabemos que tienen gas en los invernaderos de cogeneración, pero ya han bajado su producción y se da por hecho que será así en los próximos meses”, añade.
Un sistema de producción en Holanda, que es diferente al que se desarrolla en España. Allí se trata de productores de hortalizas y, al mismo tiempo, de flores, como los tulipanes. “Allí el productor también es comercializador”, explica Andrés Góngora. “Por eso quieren comprar aquí, porque tienen compromisos con los clientes. No es un agricultor de base. Estamos hablando de entidades, como si hablásemos de las cooperativas españolas, aunque no es similar”, afirma el responsable de COAG. “Hay holandeses que siempre han hecho contratos con productores de Almería y Murcia”, incide.
A esa situación se añade la necesidad de compra de las cadenas de distribución. “Los supermercados de Centroeuropa, como Lidl, Aldi o Carrefour, también están abasteciéndose. Vamos a vender más. Este invierno, nuestra campaña será buena”, concluye.
Más del 70% de la producción de hortalizas de Almería viaja fuera. Ese porcentaje es aún mayor en el caso de los productos cultivados de forma ecológica. Por ejemplo, el 25% de la superficie de Almería está destinada a variedades 'eco' que en su totalidad se va fuera, principalmente a Alemania, Noruega, Suecia y Suiza. En cifras, la producción en la región alcanzó los 1.800 millones de euros en la última cosecha.
Precios que ya caminan al alza
Las organizaciones de agricultores ponen el foco en cómo van a aumentar las exportaciones este invierno, pero los precios ya están al alza, aunque no de forma homogénea. Una de las subidas más claras es la del calabacín. Hace un año costaba en origen era 0,33 euros el kilo, según COAG. Al cierre de octubre casi se triplica, ya que alcanza los 0,84 euros.
Otro vegetal que se ha disparado es el pimiento verde, un 60%, a 0,86 euros el kilo. Mientras, el rojo se ha encarecido un 25% (1,08 euros). Subidas más moderadas, las del pepino (13%) y el tomate de ensalada (16%). Precios que son en origen, es decir, en el primer eslabón que perciben los agricultores, antes de llegar a la industria y a distribución, donde esas cifras se multiplican. Estas subidas dispares han llevado a los agricultores a protestar en las últimas semanas porque los precios de venta no son suficientes para cubrir costes, disparados en el último año.
Respecto a cuánto se exporta de estas categorías de hortalizas y vegetales, los últimos informes de la Junta de Andalucía corresponden a la campaña de 2021. En ese año, las exportaciones de calabacín de esa comunidad autónoma -no desglosa los datos de Almería- alcanzaron los 322 millones de euros. Las de pimiento rozaron los 780 millones; y las de tomate, los 640 millones. De esas cifras, según los informes publicados por el Observatorio de Precios de la Junta, las exportaciones a Países Bajos representaron el 10% del total. En el caso de Alemania, donde tienen su sede cadenas de supermercados como Lidl o Aldi, las exportaciones de pimiento fueron el 35% del total. Mientras que en el tomate o en el calabacín, el 30% de las exportaciones andaluzas se concentraron en el mercado germano.