“Nuestro primer objetivo es mejorar las ayudas por hijo para las familias más pobres en 2019”
El Gobierno de Pedro Sánchez está estudiando cuánto aumentar las transferencias por hijo a cargo para las familias pobres. “Por nosotros sería lo más ambicioso posible, pero sabemos que hay restricciones presupuestarias”, sostiene Pau Marí-Klose, alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil. Con la precisión de un académico y la prudencia del que da sus primeros pasos en un puesto de responsabilidad política, el profesor de Sociología y experto en la materia sí se aventura a confirmar que el Ejecutivo elevará ya estas ayudas para los colectivos más vulnerables en 2019.
Marí-Klose recibe a eldiario.es en su despacho en la Moncloa, en un hueco de una apretada agenda en la que ha tenido que sumar los actos de su anterior puesto como director del alto comisionado y la nueva responsabilidad como primera figura en el organismo, después de la salida de María Luisa Carcedo para suceder a Carmen Montón como ministra de Sanidad.
Casi uno de cada tres menores en este país vive en riesgo de pobreza y exclusión social. ¿Qué significa ser niño “pobre” en España?
Significa tener experiencias anómalas para un niño en la sociedad española. Estas experiencias pueden tener que ver con estrés económico en el hogar, familias que no pueden hacer frente a un gasto imprevisto, que les cortan la luz o el agua. Vivir en viviendas más pequeñas, peor acondicionadas, con humedades… Alimentarse peor, puede significar también hacer menos deporte porque no hay instalaciones donde vives. Ir a escuelas donde hay una alta concentración de estudiantes con problemas sociales y que puede condicionar los ritmos de aprendizaje en el aula...
Es una acumulación de situaciones sociales que impiden que la participación de estos menores en las oportunidades que ofrece la sociedad quede mermada.
La bancada del PP llegó a abuchear a Pedro Sánchez en el Congreso por sacar a Rajoy el tema de la pobreza infantil. ¿Hay reticencias a aceptar esto como un problema? ¿La gente infravalora su magnitud?
Está muy extendida la actitud de relativizar la magnitud del problema, incluso de negarlo. Eso choca con las evidencias estadísticas apabullantes que tenemos. Miras pobreza relativa, pobreza absoluta, carencia material, pobreza en diferentes umbrales de renta… Se elija el indicador de vulnerabilidad que se elija te va a salir lo mismo: los niños como el colectivo más desfavorecido.
Es un problema mal comprendido por parte de la ciudadanía y sectores sociales menos sensibles a la desigualdad. Gente de clases más acomodadas que te dicen “yo no veo pobres a mi alrededor”. Es probable que los barrios en que viven este problema no exista o se viva de una forma muy escondida. Hay personas que intentan exhibir una condición normalizada que luego quizás no tengan en el hogar.
La pobreza se esconde.
La sensación de que la pobreza estigmatiza obliga a mostrar que en realidad no estás pasando estrecheces económicas. Te puedes encontrar a familias que hacen sacrificios importantes, compran ropa a sus niños por encima de sus posibilidades, simplemente para que su hijo no sea señalado como un niño en situación de pobreza y pueda ser objeto de burla o de acoso, que no goce de las mismas oportunidades de integración social.
Pero aunque pueda ser un problema relativamente invisible, la crisis se ha hecho muy explícito. Una de las expresiones más intensas de que existía esa pobreza subyacente son los miles de desahucios que se han producido durante la crisis.
Aunque la tasa de pobreza infantil ya era elevada antes de la crisis, ¿la recesión nos ha dejado diferencias respecto a la situación anterior anterior a 2007?
Ha habido un empeoramiento fundamentalmente de las situaciones de pobreza severa. Los que más se han empobrecido durante la crisis han sido los más pobres y su situación no ha revertido de la misma forma que lo ha hecho la situación económica general.
¿Qué colectivos están más presentes en esta población en riesgo de pobreza?
Hay que distinguir dos indicadores: la prevalencia y la incidencia. La incidencia mide qué proporción de un determinado colectivo está en situación de pobreza y la prevalencia es cuánto representa respecto al conjunto de la población. La incidencia es muy alta en colectivos como las familias monoparentales (las monomarentales fundamentalmente), las familias numerosas, las familias de origen inmigrante… Es decir, dentro de esos colectivos la tasa de pobreza es muy alta. Pero en cuanto a la prevalencia te encuentras situaciones relativamente inesperadas.
¿Cómo cuáles?
Cuando miras los números absolutos, la mayor parte de pobres responde a un perfil arquetípico: familias de dos progenitores, uno o dos niños, en las que uno de los progenitores trabaja. En las familias tradicionales en las que trabaja un progenitor y el otro no, la tasa de pobreza muy alta: cerca del 30% de ellas están en situación de pobreza. Estas familias eran las que tradicionalmente aseguraban el sustento familiar y ahora con un solo ingreso no te sitúas fuera de la pobreza. Esto tiene que ver con la intensidad del trabajo.
¿Cómo afecta?
Nos encontramos muchos hogares donde a lo largo del año se trabaja en algún momento, pero la intensidad es baja respecto al tiempo potencial que podrían estar trabajando. ¿Por qué? Por el tiempo parcial, la gente trabaja solo durante una parte del año, los trabajos temporales… Al ser el sistema de protección social contributivo, en hogares de baja intensidad del trabajo, no se adquieren derechos a prestaciones, como la de desempleo.
Estos hogares se pueden convertir en hogares sin ingresos: durante la crisis hemos llegado a tener más de 700.000 hogares sin ningún tipo de ingreso, todavía tenemos 500.000 y antes de la crisis teníamos poco más de 200.000. Estamos muy lejos de revertir los problemas que ha generado la crisis en los hogares más vulnerables.
¿Qué medidas han impulsado en el Alto Comisionado en estos más de 100 días de Gobierno de Pedro Sánchez?
Al llegar decidimos que lo más importante a corto plazo era incrementar los recursos destinados a la garantía alimentaria y al ocio educativo en verano, el programa VECA. Porque en verano se abren brechas sociales importantes en las competencias cognitivas de niños acomodados y desfavorecidos, porque los primeros tienen unas oportunidades de exposición a entornos mucho más estimulantes pagados por sus padres, como aprender idiomas, hacer deporte, etc.
¿Y más allá del verano?
Estamos trabajando en diversas líneas. La central es desarrollar un programa que mejore la situación de los hogares con niños más desfavorecidos. Iba en nuestro programa electoral: se llama Ingreso Mínimo Vital y tiene una primera pata que es la mejora de transferencias por hijo a cargo. Estas transferencias son absolutamente raquíticas en España.
Esta situación es especialmente injusta porque los hogares más desfavorecidos no realizan declaración de la renta y no pueden optar a los beneficios fiscales que sí que reciben las familias de clases medias que la hacen.
¿De cuánto son estas transferencias en la actualidad?
De apenas 270 euros al año y no tienen ningún impacto en la reducción de la pobreza, es una anomalía impropia de un país como el que tenemos. En la mayoría de los países existen prestaciones para estos colectivos equivalentes a las que reciben las clases medias a través de beneficios fiscales.
¿Van a aumentar estas ayudas?
Nuestro primer objetivo es mejorar las prestaciones por hijo a cargo para los colectivos de mayor vulnerabilidad de manera secuencial en los próximos años.
Obviamente en la situación de restricción presupuestaria, sin techo de gasto aprobado y sin presupuestos, tenemos que plantear esto con una cierta contención. Estamos instando y preparando documentos para que esto sea posible, en la medida que esto es un compromiso de Gobierno, entiendo que se va a avanzar en esta dirección.
¿Habrá una mejora de estas transferencias ya en los presupuestos de 2019?
Sí, el objetivo es que esté en los presupuestos de 2019.
¿La propuesta del Gobierno es triplicar esta ayuda?Gobierno es triplicar esta ayuda
Aún solo hemos enviado varias opciones al Ministerio de Hacienda de distintos escenarios, si se duplicaran las transferencias, si se triplicaran, qué consecuencias de gasto y de reducción de la pobreza infantil tendrían. Al Alto Comisionado le gustaría poder aplicar las medidas más ambiciosas posibles, que en realidad sería aplicar el Ingreso Mínimo Vital, pero no está en nuestra mano.
¿Qué datos están obteniendo de esas simulaciones?
Más que un dato le puedo decir que la aplicación de nuestro Ingreso Mínimo Vital podría llegar a erradicar prácticamente la pobreza infantil severa y reducir los niveles de desigualdad general hasta umbrales próximos a la media europea, que ahora estamos entre los países más desiguales.
¿Cuánto cuesta?
Los costes del conjunto del Ingreso Mínimo Vital se sitúan entre 5.000 y 6.000 millones, pero se puede avanzar secuencialmente sobre todo en transferencias por hijo a cargo. No hace falta llegar a estas cifras tan altas para ir mejorando significativamente la situación de pobreza severa y desigualdad.
Las prestaciones específicas para combatir la pobreza infantil son mucho menos efectivas contra este problema que otras prestaciones para otros colectivos. ¿Por qué es así?
Porque la cobertura es muy baja, se benefician muy pocas familias y la generosidad es ridícula. Las transferencias por hijo a cargo solo llegan al 10% de las familias, teniendo en cuenta que hablamos de pobreza cercana al 30%, solo una de cada tres familias pobres reciben transferencias y es una cantidad ridícula.
En nuestra propuesta de ingreso mínimo vital las familias más desfavorecidas van a cobrar entre 100 y 150 euros al mes, estamos hablando de magnitudes completamente diferentes.
¿Qué efectos tuvo el llamado cheque bebé de Zapatero en la reducción de la pobreza infantil?
Tuvo un efecto importante en el primer año de vida, que es además un año crucial para los niños. En 2009 y 2010, que estuvo vigente, tuvo un impacto reductor de entorno a 6 puntos en la tasa de pobreza infantil del primer año de vida. No conozco ninguna prestación monetaria que realice el Estado que tenga un impacto semejante. La que más reduce es la prestación por desempleo, que reduce más o menos 5 puntos. Las pensiones reducen 2 o 3 puntos, los hogares con niños a veces se benefician de que haya pensionistas en casa. Las ayudas por hijo a cargo y ayudas del algunas Comunidades Autónomas, reducen por debajo del 0,5%.
¿Podría existir de nuevo un “cheque bebé” en España?
Lo más interesante es que no se circunscribiera solo a ese primer año, reconociendo que es muy importante, sino que la ayuda llegara a niños en situación desfavorecida cuando lo necesiten, independientemente de su edad.
¿Impulsarán en España una prestación universal por hijo, para todas las familias, como existe en otros países europeos?
Lo ideal sería llegar a una prestación universal, aunque en realidad ya existe, y matizo: parte de la población recibe beneficios por tener niños, pero son beneficios fiscales. La anomalía está en el segmento de población más vulnerable, que recibe prestaciones, pero son muy poco generosas. Los beneficios fiscales para las familias con niños son bastante generosos, pero también hay margen de maniobra para mejorar.
¿Cómo puede el sistema educativo igualar oportunidades? ¿En qué están trabajando en este ámbito?
Es importante ayudar a las familias más desfavorecidas por ejemplo a hacer frente a gasto escolar, que puede representar una proporción muy importante de su gasto total. Estamos trabajando con la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) para identificar buenas prácticas que realizan algunos municipios en la compra de material y de apoyo económico a familias más vulnerables para poner en valor lo que hacen algunos municipios y que sirva de emulación para otros. Estamos trabajando para crear una especie de premio desde el Alto Comisionado.
Más allá de esto, es fundamental la política de becas en etapas más avanzadas del itinerario educativo, en lo que está avanzando mucho el Ministerio de Educación. Es importantísimo también luchar contra la segregación escolar, ahí tenemos más limitaciones desde el Estado central porque es una competencia autonómica. Es importante que los colegios puedan tener programas de refuerzo para los alumnos con problemas de aprendizaje.
Estamos entendiendo muy mal lo que hay que hacer con estos estudiantes. España es un país con unas tasa de repetición muy altas y ocurre casi en todas las CCAA y sabemos perfectamente por todos los informes internacionales que la repetición no es la solución para este tipo de estudiantes, que pasa por programas de refuerzo y acompañamiento.
¿Va el Gobierno a impulsar este refuerzo?
Existía un programa que daba muy buenos resultados, el PROA, que puso en marcha el Gobierno de Zapatero y hubo trabajos de investigación muy rigurosos que demostraban que tenía beneficios fundamentalmente para los colectivos más desfavorecidos, que son los que tienden a repetir más. El 53% de los niños que se encuentran en el grupo del 20% de familias con menos ingresos ha repetido a los 15 años, frente al 8% de los estudiantes del tramo más alto de ingresos.
Desde el Ministerio de Educación y el Alto Comisionado estamos trabajando en el desarrollo de un programa parecido al PROA, viendo cómo volver a poner en marcha algo parecido a este programa para aplicar refuerzo que combata el fracaso escolar.
¿Y sobre educación de 0-3 años?
Está más en pañales, pero está en la agenda. Es una medida importantísima incorporar a los estudiantes más desfavorecidos a la escuela infantil, sobre todo a la etapa 1-3. Está en la mesa de negociaciones de los Presupuestos también.