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Lagarde (BCE) pide mantener la barra libre del gasto público para “evitar el abismo” ante la nueva oleada del coronavirus

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, este lunes en el pleno del Parlamento Europeo, en Bruselas.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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No es el momento de cerrar el grifo. Es lo que ha afirmado la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en su comparecencia ante el pleno del Parlamento Europeo, este lunes en Bruselas. Lagarde, bajo cuyo mandato el BCE está movilizando 1,85 billones de euros en compras de activos y deuda de las economías del euro para rebajar la presión sobre las primas de riesgo y los tipos de interés a los que se endeudan los países. “Se va a requerir más”, ha dicho Lagarde: “Habida cuenta de que hay otra oleada de la pandemia que sigue azotando a Europa y que se retrasa la recuperación, una política fiscal ambiciosa sigue siendo fundamental por las dificultades que atraviesa la economía. Esto va a ser fundamental para evitar el efecto de abismo y que nadie se quede atrás”.

Según ha dicho Lagarde, “las medidas fiscales tienen que ser específicas, de naturaleza temporal, considerando además la sostenibilidad a medio plazo del apoyo fiscal: cuanto más se mantenga, tanto más importante es la orientación de las medidas”. La presidenta del BCE también ha señalado que el fondo de recuperación Next Generation EU “si se aplica correctamente, va a apoyar la recuperación fiscal y va a constituir un ingrediente fundamental en esa estrategia, pero tiene que llevarse a cabo sin demora alguna”.

En este sentido, Lagarde ha afirmado que “es fundamental que los Estados miembros canalicen los fondos europeos hacia reformas e inversiones necesarias, incluyendo el cambio climático y la digitalización. Por primera vez hemos creado un presupuesto anticíclico y podemos contribuir a que las economías de la Unión Europea sean más fuertes, reduciendo divergencias en crecimiento y renta”.

Lagarde, como también ha reconocido en el pleno de la Eurocámara el vicepresidente económico, Valdis Domvrobskis, la UE debe “reflexionar sobre una futura reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento”.

Los dos ejes fundamentales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento son un tope de deuda del 60% del PIB y de déficit del 3% del PIB. Y precisamente en muchos países a causa de la pandemia, la deuda se irá a tres dígitos y el déficit superará los dos dígitos. Ante este contexto, un centenar de economistas europeos y cargos públicos e institucionales presionan para que el BCE, que tiene el 25% de la deuda total de muchos países del euro, cancele la deuda creciente por la pandemia para que ese dinero a devolver pueda reinvertirse en los países deudores. El propio presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha dicho que la cancelación de la deuda es “una interesante hipótesis de trabajo”.

Si bien la deuda pública ha aumentado considerablemente para proteger a los hogares y las empresas, “los ciudadanos están descubriendo, algunos con consternación, que casi el 25% de la deuda pública europea está ahora en manos de su banco central”, señalan estos economistas: “Nos debemos el 25% de nuestra deuda a nosotros mismos y, si la devolvemos, tendremos que buscarla en otra parte, ya sea pidiendo prestado nuevamente para refinanciar la deuda en lugar de pedir prestado para invertir, o aumentando los impuestos o reduciendo los gastos”.

La cancelación de las deudas públicas o su transformación en deudas perpetuas sin intereses se haría a cambio del compromiso de los Estados de “invertir los mismos montos en la reconstrucción ecológica y social”. “Estas cantidades ascienden ahora a cerca de 2,5 billones de euros para el conjunto de Europa”, según el texto.

Pero Lagarde lo considera “inconcebible”. “Si la energía gastada en exigir la cancelación de la deuda por parte del BCE se dedicara a un debate sobre el uso de esta deuda, sería mucho más útil”, asegura Lagarde en una entrevista publicada este domingo por el semanario francés 'Journal du Dimanche' y recogida por Efe. “Esta regla es uno de los pilares fundamentales del euro”, explica Christine Lagarde en el semanario francés. “Si la energía gastada en exigir la cancelación de la deuda por parte del BCE se dedicara a un debate sobre el uso de esta deuda, sería mucho más útil. ¿A qué se destinará el gasto público? ¿En qué sectores del futuro invertir? Este es el tema esencial hoy”, subraya.

Durante el debate, la cancelación de la deuda ha sido defendida, entre otros, por Dimitrios Papadimoulis, dirigente de Syriza (La Izquierda/GUE/NGL) y vicepresidente del Parlamento Europeo, así como por el portavoz del M5S en la Eurocámara, Fabio Castaldo. Por el contrario, el vicepresidente de Renew y portavoz de Ciudadanos, Luis Garicano, ha cargado contra la idea: “Dice, presidenta del BCE, que es ilegal. Y es verdad. Pero no solo eso. La cancelación dañaría gravemente el funcionamiento de la política monetaria, que perdería credibilidad ya que generaría la percepción de que los bancos centrales se embarcan en la financiación de déficit público”.

El argumento de la ilegalidad también ha sido usado por la Comisión Europea este lunes. “La anulación de la deuda por el BCE está prohibido por los Tratados, en especial por el artículo 123 (del Tratado Fundacional de la UE) que lo prohíbe”, ha afirmado en una rueda de prensa en Bruselas la portavoz de Economía y Asuntos Financieros, Marta Wieczorek.

Los firmantes del manifiesto a favor de la cancelación de la deuda ven “positivo y útil” el debate en un contexto en el que casi el 25% de la deuda pública europea se encuentra en manos del banco central, lo que en el caso español se cuantifica en más de 300.000 millones de euros.

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