No cesan las críticas internas en CEOE sobre la reforma laboral pactada con el Gobierno de coalición. Este lunes incluso llegaban de una de las patronales que también ha alcanzado el acuerdo con el Ejecutivo, Cepyme. Su presidente, Gerardo Cuerva, asegura en una entrevista en El Mundo que la legislación es “una pena”. En este contexto, el líder de CEOE, Antonio Garamendi, ha sacado a escena a una relevante actora desde la retaguardia de la patronal para respaldar el acuerdo: la exministra del PP artífice de la reforma laboral de 2012, Fátima Báñez.
Báñez, que preside el patronato de la Fundación CEOE desde 2020, ha participado este lunes al lado del presidente de la patronal, Antonio Garamendi, en una reunión con Ciudadanos sobre la reforma del mercado de trabajo acordada en el diálogo social. El encuentro con Inés Arrimadas, que también ha versado sobre el futuro modelo de cotización de los autónomos que se negocia con el ministro Escrivá, ha contado con la participación también de Lorenzo Amor, presidente de la asociación de autónomos ATA.
La presencia de la exministra de Empleo del PP no es baladí. Primero porque por su cargo no parece explicar su participación en el encuentro. Báñez encabeza la fundación de la patronal para causas benéficas y de promoción empresarial. Preguntada por su presencia en el encuentro, desde CEOE responden a elDiario.es que Báñez ha acudido “porque iban a hablar también del tema de autónomos” y la exministra “les aclaró algún tema de tipo técnico”. “De todas formas, nosotros recibimos y atendemos, no hacemos gestión de apoyos parlamentarios”, añaden en la patronal.
En segundo lugar, que forme parte de la reunión es destacable por quién es Fátima Báñez. Se trata de la responsable política que acuñó la reforma laboral de Mariano Rajoy en 2012, enemigo 'número 1' para las fuerzas de izquierdas, y el líder de la patronal la ha sentado este lunes a su lado como rostro del acuerdo de la nueva legislación laboral pactada por empresarios y sindicatos con el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos.
La actual reforma busca reducir la temporalidad y desmonta básicamente en dos elementos la norma del PP (primacía del convenio de empresa y límite a la ultraactividad de los convenios colectivos). Así, para algunas voces de la izquierda la legislación resultante del acuerdo social tripartito es poco exigente por no tumbar más elementos de la reforma de Báñez, mientras que para otras voces en la derecha y entre los empresarios es “una pena” fruto de la “parte comunista del Gobierno en el Ministerio de Trabajo”, parafraseando a Gerardo Cuerva. Estas últimas son las que se dirigen y atacan a Antonio Garamendi como líder de los empresarios.
Una foto que funciona de mensaje
La aparición estelar de Fátima Báñez junto a Garamendi parece mandar un mensaje respecto a la reforma laboral acordada por la CEOE, minimizando su impacto contra la legislación que ella misma suscribió en el Gobierno de Rajoy. O así lo ha interpretado al menos la propia Inés Arrimadas al término del encuentro.
La líder de Ciudadanos ha anunciado su apoyo a la reforma laboral “si Sánchez no cede a las exigencias de sus socios separatistas” y, además, ha apuntado que el acuerdo tripartido ha supuesto “consolidar elementos de modernidad y flexibilización” de la reforma del PP de 2012. Como “prueba” de ello, Arrimadas ha destacado el apoyo a la reforma de la ministra de Empleo en la reunión de este lunes.
Las voces críticas contra Garamendi no solo llegan del entorno empresarial. La oposición del Partido Popular a la reforma laboral pactada por el Gobierno, los sindicatos y la CEOE ha agriado las relaciones entre el jefe de la oposición, Pablo Casado, y parte de la patronal. La propia Fátima Báñez ha defendido que la nueva norma es heredera de la suya, lo que no encaja con la negativa de su partido a rechazarla en el Congreso. También Rajoy calificó de “mínimos” los cambios.
Casado se reúne con patronales críticas
Casado y Antonio Garamendi han mostrado fuertes discrepancias en público. Por dos veces, ambos han intentado reconciliarse ante los focos. La última vez, alternaron los mimos dialécticos con el enquistamiento de sus respectivas posiciones.
En los últimos días, mientras intentaba mostrarse amable con el jefe de la patronal, el presidente del PP ha hecho una ronda de contactos con otros líderes de los empresarios. Algunos abiertamente opuestos a la reforma laboral.
Es el caso de los fabricantes de automóviles (Anfac), quienes se abstuvieron en la comisión ejecutiva de la CEOE que ratificó el apoyo a la nueva norma, o del sector del turismo. En unas jornadas organizadas por Exceltur, Casado reiteró sus promesas de rebajas generalizadas de impuestos para los empresarios del sector mientras criticaba el nuevo marco laboral, que tiene en la reducción de la temporalidad y la precariedad uno de sus principales objetivos.
Este nuevo capítulo merece repasar el paso de Fátima Báñez de ministra de Empleo de España a ocupar un sillón en la patronal CEOE. Fátima Báñez llegó al Ministerio de Trabajo sin haber tenido ningún empleo al margen de la política institucional. O, al menos, no lo suficientemente relevante como para que la exministra lo refleje en el currículum que luce en LinkedIn. Licenciada en la Universidad Pontificia Comillas, privada y gestionada por los jesuitas, llegó al Congreso en el año 2000 de la mano de la mayoría absoluta de José María Aznar, y no lo abandonó hasta mayo de 2019.
En esas dos décadas en el Congreso su labor no estuvo centrada en la política laboral, aunque sí en la económica. Pese a la falta de experiencia previa, ni profesional ni política, Mariano Rajoy la designó ministra de Trabajo al filo de la Nochebuena de 2011. Mes y medio después tenía lista una reforma laboral que modificó el marco de las relaciones entre trabajadores y empresas de tal forma que provocó la reacción de sindicatos y oposición. Trabajo no negoció con los agentes sociales.
Fue la principal y casi única medida de calado aprobada por Báñez durante su mandato, además del debilitamiento de la protección social por desempleo, lo que conllevó las críticas de la oposición. Especialmente duras fueron cuando la ministra pidió la intermediación de la Virgen del Rocío para salir de la durísima crisis económica y social que se vivía en España en 2012.
Con ese bagaje, después de muchos rumores, la CEOE fichó a Báñez para que formara parte de la patronal en medio de la pandemia. Antes, Antonio Garamendi lo había intentado, pero había generado oposición en varios sectores empresariales. Finalmente, el presidente de CEOE la puso al frente de un programa benéfico durante la pandemia, en el que destacaron que no tendría “un sueldo de CEOE”. Solo unos meses más tarde pasó a presidir el patronato de la fundación de la patronal y, entonces sí, con un salario de CEOE. Aunque se desconoce la remuneración, y Báñez ha negado que fuera de 240.000 euros anuales como publicó La Razón, el salario asciende al del “personal directivo”, reconocieron en la organización empresarial.