El ministro de Economía, Luis de Guindos, será el próximo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Minutos antes de que los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona iniciaran la reunión en la que estaba previsto que se tomara la decisión, Irlanda ha decidido retirar la candidatura para el puesto de Philip Lane, actual gobernador del Banco Central de Irlanda.
El ministro de finanzas de Irlanda, Paschal Donohoe, ha sido el encargado de dar la noticia a su llegada al encuentro con sus colegas europeos y ha anunciado que su país apoyará a Luis de Guindos. “Creo que la elección de un nuevo vicepresidente del BCE debe estar basada en el consenso y no debería ser una fuente de desacuerdos. En ese contexto, he decidido, haciendo un balance de la situación y en el interés de la zona euro en su conjunto, retirar la candidatura de Philip Lane antes de cualquier votación”, ha dicho Donohoe.
De Guindos contaba de partida con el apoyo de Alemania, Francia y Portugal a su candidatura, pero la candidatura irlandesa, las dudas de Italia y el varapalo de la Comisión de Economía del Parlamento Europeo al considerar a Philip Lane como un candidato “más convincente” habían provocado cierta incertidumbre en el Gobierno, tras el fracaso que supuso la candidatura del todavía ministro a la presidencia del Eurogrupo.
El propio De Guindos, que se mostró “convencido” de que conseguiría el puesto al confirmar su candidatura, había contribuido a alimentar este ambiente de incertidumbre al negarse a presentar su dimisión como ministro de Economía hasta ser oficialmente respaldado como vicepresidente del BCE por los jefes de Estado y de Gobierno europeos en la cumbre de los próximos 22 y 23 de marzo. Rajoy cuenta con plazo suficiente hasta entonces para elegir al sustituto de De Guindos al frente del Ministerio de Economía y decidir la profundidad de la crisis de Gobierno que debe ahora poner en marcha.
El revulsivo esperado por Moncloa
Guindos será el próximo vicepresidente del BCE a partir del 1 de junio, en sustitución del portugués Vítor Constancio, que abandonará el cargo el 31 de mayo. Su designación como número dos del supervisor europeo, en el que tendrá un sueldo que multiplicará por cinco el que recibe como ministro (334.080 euros brutos anuales) tiene unas implicaciones mucho más profundas en la política interna que el papel real que juega la vicepresidencia del BCE en el contexto económico internacional.
El Partido Popular se enfrenta a una tormenta perfecta. Las elecciones catalanas han resituado a Ciudadanos como alternativa real a los populares en el espectro del centroderecha sin que Ejecutivo de Rajoy tenga capacidad de respuesta por su minoría parlamentaria. Con encuestas semanales en las que se acrecenta la imagen de Ciudadanos como alternativa y con el desgaste que suponen los continuos problemas de los populares en los tribunales por los casos de corrupción el nombramiento de De Guindos es el revulsivo al que aspiran en Moncloa y que exigen los barones territoriales del partido cansados de la parálisis de Rajoy.
Una derrota hubiera sido letal para la imagen del Gobierno de Mariano Rajoy. No solo porque evidenciaría la falta de influencia de España ante el resto de Europa sino que pondría en duda la estrategia política basada en la recuperación económica y la salida de la crisis con el protagonismo de De Guindos. También lo hubiera sido para el ministro de Economía ya que sería su segunda derrota en Europa tras el fracaso frente al holandés Jeroen Dijsselbloem por la presidencia del Eurogrupo.