En un mes, el gigante estadounidense de la comida rápida McDonald's tendrá que celebrar una junta de accionistas cargada de cuestiones polémicas. No por cómo van sus ventas y sus finanzas después, por ejemplo, de haber tenido que salir del mercado ruso, de donde proceden gran parte de sus ingresos, como consecuencia de la invasión de Ucrania.
La polémica se centra en dos cuestiones muy diferentes y ligadas a su modelo de gestión y a su estrategia operativa. Por un lado, tendrá que responder a la exigencia de un accionista activista que insta a la compañía a realizar una auditoría social, independiente, ligada a si el gigante de las hamburguesas respeta los derechos civiles, la equidad racial y de género. Por otro, al trato que dan sus proveedores cárnicos a los animales. En concreto, a los cerdos.
Sobre la cuestión laboral, de entrada, McDonald's ha tratado de evitar esta auditoría. La multinacional solicitó al supervisor del mercado cotizado estadounidense (la Securities and Exchange Commission, SEC) no tener que realizarla, alegando que podría interferir en demandas, ya en curso, presentadas por franquiciados y empleados negros, según recoge la agencia Bloomberg.
La SEC, sin embargo, afirma que sí tiene que plantear a sus accionistas si consideran que hay que hacerla. Por ello, McDonald’s la recoge en la documentación que ha enviado a sus inversores de cara a la junta, que se llevará a cabo el próximo 26 de mayo. La recoge pero pide que voten en contra.
Criticas raciales
La petición de una auditoría social parte de la firma SOC Investment Group, una accionista activista que, según los principios por los que aboga, busca influir en el modelo de gestión de las compañías donde invierten fondos de pensiones de sindicatos estadounidenses.
En este caso, este inversor activista insta a que un tercero revise el modelo de gestión de McDonald's en relación a su respecto a la igualdad racial y de género y, también, realice recomendaciones para mejorar sus prácticas. En su propuesta, esta firma señala que después de las protestas raciales en Estados Unidos en 2020, por el asesinato del afroamericano George Floyd, la multinacional se comprometió a mejorar su política de igualdad de oportunidades y a desmantelar las posibles barreras.
En cambio, según recoge SOC Investment Group en su propuesta de auditoría “el 72% de los trabajadores de restaurantes propiedad de la empresa pertenecen a grupos históricamente subrepresentados, pero los empleados de estos grupos sociales solo desempeñan el 29,1% de los roles de liderazgo”.
También refleja que más de 230 franquiciados y exfranquiciados han presentado demandas donde describirían “discriminación racial sistemática y encubierta” y un negación de la “igualdad de oportunidades”. A estas se sumaría otro medio centenar ligado a presuntos casos de acoso sexual.
Además, la firma activista señala que uno de los procesos legales aún pendientes asegura que, aproximadamente, el 40% de los clientes de McDonald's en Estados Unidos son negros. En cambio, indican que la compañía gasta menos en publicidad en medios de comunicación propiedad de minorías. En este caso, solo un 2% de su gasto publicitario está destinado a medios cuyos propietarios son negros, argumenta SOC Investment Group.
McDonald's insta a sus inversores a que voten en contra de la realización de una auditoría social externa. La compañía asevera que respeta la equidad racial y que ya ha puesto en prácticas estrategias para mejorar sus políticas de inclusión y de pertenencia, que son supervisadas por un Comité de Sostenibilidad y Responsabilidad Corporativa.
En la respuesta que argumenta al inversor activista, incluida en la documentación de cara a la junta de accionistas, la compañía también afirma que está comprometida con un trato igualitario para todos los empleados, candidatos y socios de su negocio independientemente de su “raza, color, religión, sexo, edad, nacionalidad de origen, estatus de ciudadanía, discapacidad, orientación sexual, estatus militar, estatus de veterano [militar], identidad de género y de expresión”, así como de cualquier situación “protegida por ley”.
También apunta que, desde 2021, todos los restaurantes deben cumplir con una serie de compromisos, denominada Global Brand Standards, entre los que destaca cuatro: la prevención del acoso, la discriminación y las represalias; la prevención de actuaciones violentas en los espacios laborales (para mitigar riesgos y notificar incidentes); tener un mayor conocimiento de la opinión de sus empleados; y auditorías anuales sobre salud y seguridad en el trabajo.
Trato de sus proveedores a los animales
La cuestión racial no es el único tema que tienen los accionistas de McDonald’s sobre la mesa. A esto se suma el modelo y el trato que sus proveedores dan a los animales de los que se provee la cadena de restauración, en concreto, la cadena de suministro de carne de cerdo.
Desde hace meses, el inversor multimillonario Carl Icahn critica el trato de los proveedores, sobre todo, a los animales gestantes que, simplemente, no caben en las jaulas donde viven. Icahn solo tiene 200 acciones de McDonald's, sin embargo, busca nombrar dos consejeros en la próxima junta, para lo que necesita el respaldo de otros inversores. Nombramientos a los que la dirección de la multinacional se opone.
En la documentación remitida a la SEC, McDonald's resume un listado de misivas y comunicaciones entre la compañía y el inversor Icahn, donde tratan la cuestión del trato a los animales y el calendario para cumplir con los compromisos que ya ha prometido la empresa para mejorar las condiciones en las que viven los cerdos.
La cadena de hamburgueserías indica en la citada documentación que, en 2012, fue la primera marca relevante que firmó el compromiso de abastecerse únicamente de proveedores que no utilizasen jaulas donde albergar a las cerdas gestantes.
“Originalmente, teníamos la intención de lograr este compromiso a finales de 2022. Sin embargo, McDonald's ha tenido que extender este plazo en dos años debido a los retos a los que se han tenido que enfrentar los productores, como la pandemia de COVID y los brotes de peste porcina”, asume en la documentación de la junta.
“Estamos en camino de lograrlo a finales de 2024 y esperamos alcanzar entre el 85% y el 90% de nuestra meta a finales de 2022. El impacto de esta medida es significativo. Desde que nos comprometimos en 2012, entre un 30% y un 35% de la producción en Estados Unidos se ha trasladado a instalaciones de alojamiento grupal”, destaca la compañía.