Angela Merkel venía a despejar dudas sobre el reparto de poder en la UE, pero no ha hecho más que multiplicarlas. El respaldo de la canciller a que sea el español Luis de Guindos el próximo jefe del Eurogrupo, con luz, taquígrafos y ante el santo patrón, no hace sino complicar aún más la difícil combinación que está forjando Jean-Claude Juncker para formar el Gobierno europeo. Su bendición al nombramiento de De Guindos bloquea otras posibles soluciones para el problema español y dificulta aún más el reparto de carteras de peso en la Comisión Europea.
Que Merkel venía en plena canícula a Santiago de Compostela a pactar con Mariano Rajoy el reparto de sillas en la Comisión estaba más que claro. Pero el hecho de que decidiera explicitarlo y que haya apostado por la fórmula más tradicional, cuando todo apuntaba a que en los pasillos de la Comisión se estaban buscando fórmulas más creativas, añade incertidumbre al reparto de poder en la Unión Europea. En primer lugar, cabe recordar que De Guindos se había postulado como candidato para presidir el Eurogrupo hace ya más de un año. Desde que se comenzó a especular con esta hipótesis por los pasillos de Bruselas, las posibilidades españolas han pasado por varias fases: de poco probable a seguro, y de seguro a muy difícil. Una auténtica montaña rusa que ha tenido entretenido al ministro español que ha despejado ya el ministerio de su equipo de confianza.
Pero la pieza clave de esta marcha de De Guindos al Eurogrupo pasaba por convertir este cargo que ahora es informal en permanente. El papel de jefe del Eurogrupo, que precisamente Juncker desempeñó durante años, no existe como cargo dentro de las instituciones europeas. Pero, dado el creciente peso de esta figura, sobre todo a raíz de la crisis del euro, muchos clamaron por transformarlo en una posición con dedicación plena y formal.
Durante meses, se ha vendido que esto sería con toda seguridad lo que haría la Comisión tras las elecciones y que el madrileño De Guindos sería el tecnocráticamente elegido para el puesto. Pero como estas negociaciones no habían tenido un refrendo público como el que ha hecho este lunes Merkel, la opción se ha desinflado y el encargado de pinchar el globo ha sido precisamente Berlín. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, reconocía ante el Financial Times que ya no tenían urgencia por crear ese cargo. Sin el apoyo de Alemania a reconvertir la presidencia del Eurogrupo, la aspiración del ministro español de abandonar el Gobierno español y dedicarse a tiempo completo a pastorear a sus homólogos europeos (con los que se siente mucho más entre iguales) se queda en agua de borrajas.
Se especuló así con que España le estuviera buscando otra salida a De Guindos. Otro cargo de relevancia que podía incluso pasar por la cartera de Economía. Sin embargo, una vez que la canciller alemana le ha dado el visto bueno a su candidatura como informal, ya no hay salida del Gobierno para el expresidente de Lehman Brothers España.
Lo cierto es que para ser jefe del Eurogrupo tal y como se es ahora, De Guindos tiene que ser ministro de Economía en el Gobierno de España. Eso le ata al Ejecutivo de Rajoy hasta el final de la legislatura, un escenario con el que nadie contaba una vez que De Guindos ya había cumplido su misión de evitar el rescate y reformar el sector financiero. Pero, además, para complicar aún más las cosas al ministro, viene el problema de los tempos. Merkel ha dicho que la candidatura de De Guindos se promovería una vez que acabe el mandato de Dijsselbloem, algo que formalmente no ocurre hasta junio de 2015. Así las cosas, la victoria española pasa por un cargo que se puede materializar, o no, dentro de un año y el premio para el ministro español pasa por apenas seis meses de jefatura europea, lo que quedaría para que el PP culminara esta legislatura en noviembre de 2015.
La salida más honrosa, y rápida, para esta promesa en diferido que Merkel ha realizado a Rajoy es la de que el holandés Dijsselbloem se vaya antes de su puesto. Lo cierto es que el papel del laborista holandés no ha sido muy bien acogido por sus compañeros y no sería una pérdida excesivamente llorada en la Comisión. Pero una marcha anticipada (y forzada) suele pasar en política por una “patada para arriba”, que en este caso se podría traducir como una cartera de comisario. En circunstancias normales, esta sería la posibilidad más lógica sino fuera porque el holandés es hombre. Y ser hombre ahora mismo dificulta aspirar a un puesto en Europa.
La cuestión de género
Como se viene contando en las últimas semanas, Juncker no acaba de formar Gobierno debido a que de los 28 países solo 4 han propuesto a mujeres como candidatas a un puesto de comisaria. El luxemburgués ha congelado la formación de Gobierno hasta que más países acepten cambiar a su candidato propuesto (algunos lo propusieron de forma confidencial y otros como España a puro bombo con el caso del exministro Miguel Arias Cañete) y nominar a una mujer. Holanda es precisamente uno de los países que más posibilidades tiene de nombrar a una mujer y de esta forma garantizarse una cartera de peso. Las posibilidades de Dijsselbloem se esfumarían así y con él las de De Guindos de tomar las riendas de los ministros del euro.
Además, también está en vilo la posición que podrá asumir el conservador Miguel Arias Cañete. En una reciente entrevista, Juncker ha advertido que el que presente a candidatas mujeres tiene más posibilidades de llevarse una candidatura de peso. Pero España lo quiere todo: nominar a un hombre, llevarse una cartera de las gordas y la jefatura del euro. La obligación, casi moral, de que Cañete sea comisario (no se podría compensar de otra manera el haber renunciado al cargo de ministro) choca con este problema del reparto paritario.
Al sudoku del género y los plazos se une el tradicional juego de poder entre países. Alemania había recompensado hasta ahora a Finlandia (con Olli Rehn como comisario de Asuntos Económicos) y a Holanda con los mejores puestos en el área económica por su apoyo incondicional a la austeridad. Estos dos países no pueden quedarse colgados en el nuevo reparto de responsabilidades y, pese al tamaño del país, el finlandés Kaitanen podría quedarse de forma permanente con su puesto provisional de comisario económico. Huelga recordar que también es hombre.
Las carteras más golosas, junto con Economía, son Competencia (la que ejerce más poder en la actualidad) y Agricultura, la que el PP cree que lleva el nombre de Cañete pero puede acabar siendo para una mujer. El otro cargo más deseado por los países europeos es Mr PESC, el representante de la institución en el extranjero, que con toda probabilidad será para la candidata italiana, Federica Mogherini.
En definitiva, a España, por ahora, no le salen las cuentas de su papel en Europa ni con ayuda del santo patrón. La cuestión del género ha sido una inesperada traba a la ansiada recompensa del Gobierno de Rajoy por ser un alumno aventajado en las reformas exigidas por la troika, y su principal valedor, De Guindos, se puede encontrar con un pírrico agradecimiento de apenas unos meses de poder en Europa.