El milagro del no rescate obrado por el Banco Central Europeo
Y se obró el milagro del primer año de Mariano Rajoy. España ha logrado sortear formalmente la petición de rescate, algo que ha dejado atónitos a analistas, economistas y, para qué negarlo, periodistas del gremio. Hace tan solo tres meses, sobre la mesa de Bruselas estaba cerrado el plan de ayuda que España solicitaría a más tardar en noviembre. A punto de dar las uvas, el presidente del Ejecutivo ha logrado sacar pecho por evitar el desastre, al menos en términos políticos.
El Gobierno español había dado el visto bueno a una estrategia políticamente sibilina pero que daban por seguro que tendría el objetivo económico deseado sin apenas factura electoral. La fórmula pasaba por pedir un rescate preventivo, esto es, pedir la ayuda al fondo de rescate pero no llegar a ejecutar su desembolso. Lo que sí contaba el Gobierno es con que el Banco Central Europeo (BCE) comenzara a actuar sobre la deuda en el mercado secundario.
Bajo esta premisa, la institución presidida por Mario Draghi, conocido como Súper Mario, hubiera actuado de forma determinante en el mercado secundario, donde se negocian los bonos ya emitidos por España. La idea es que el BCE pueda actuar sobre la deuda que vence a corto plazo (hasta tres años) ya que sería el fondo de rescate (el ESM o MEDE) el que influiría sobre los bonos de largo vencimiento, hasta diez años.
Pero la mera sospecha de que este escenario podía materializarse fue suficiente para desactivar la tensión de los mercados. “El BCE ha demostrado que sigue teniendo credibilidad”, subraya José Carlos Díez, de Intermoney. “En julio España estaba fuera del mercado, y ahora ha logrado cubrir sus necesidades de financiación”, subraya.
De forma retrospectiva, parece mentira que a unos mercados que han resultado implacables con otros países en problemas, como Grecia o Irlanda, les haya bastado con la mera promesa de actuar del BCE para aplacar su apetito. “También se ha despejado la duda de que no se va a romper el euro”, remata Díez, en línea con la opinión generalizada de los expertos.
Sin embargo, Díez es muy escéptico con que los datos que arrojan la economía española, hayan contribuido a relajar la prima de riesgo. “Los bancos siguen si poder acudir al mercado, el paro está peor, el crédito no fluye, la venta de viviendas cae más de lo previsto...”, desgrana a la vez que recuerda que en el próximo ejercicio estos síntomas se pueden agudizar.
No todos ven de forma tan negativa la acción política del Ejecutivo a lo largo del ejercicio. Ignacio Conde-Ruiz, economista del think-tank Fedea, cree que el descenso del déficit también ha dado un cierto respiro a la presión internacional. “El déficit acabará cerca del 7,7%, por encima del objetivo de Bruselas pero, al menos, por debajo del cierre del ejercicio anterior”, señala. Con todo, Conde-Ruiz no duda de que será necesario solicitar el rescate el próximo año.
También Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas en Bangor University, apunta a algún éxito del programa de reformas del Ejecutivo conservador como parte del éxito en eludir el rescate. “La reestructuración bancaria está dando por fin sus frutos y la reforma laboral ha gustado fuera”, apunta sin entrar en si le parecen las medidas necesarias. Pero como el resto de analistas, Carbó también cree que el principal artífice es el BCE. “En cualquier caso, los mercados están anticipando que España pedirá el rescate en 2013, eso está ya descontado en la prima de riesgo actual”, señala Carbó.
“Aunque la intervención de Draghi estabilizó los mercados, el coste de financiación de la deuda española sigue en unos niveles insostenibles”, remata Alberto Montero, profesor de la Universidad de Málaga. La prima alcanzaba este mismo viernes la cota de los 400 puntos, un precio muy alto para seguir emitiendo financiación.
Precisamente, esta es una de las sombras que planean con fuerza sobre la economía española. El Tesoro logró cubrir sus necesidades de financiación emitiendo deuda a corto plazo, esto es, a uno o dos años. Un claro caso de pan para hoy, y hambre para mañana.
Así, el nuevo colchón de liquidez con el que se han hecho las arcas del Estado, se consume con mucha más celeridad. Este enero vence una parte muy importante de la deuda española, próximo a los 20.000 millones de euros. Así, a lo largo de 2013 España tendrá que captar recursos para cubrir necesidades de financiación por 240.000 millones de euros, a razón de 20.000 millones de euros al mes y al menos cuatro subastas mensuales.
“Este nivel de deuda puede saturar el mercado”, advierte Díez, que también está alarmado por el uso demasiado frecuente de la financiación a corto. Desde el Ejecutivo son perfectamente conscientes de que España sigue en situación de riesgo, y de ahí la deliberada ambigüedad de Rajoy al hablar de la posibilidad de pedir el rescate en el futuro.
Otro elemento viene a añadir inestabilidad a la ecuación. En septiembre de 2013 tocan elecciones en Alemania, lo que sin duda influirá en la supervisión de Bruselas sobre la economía española. Sin embargo, no está claro cómo puede influir el coste electoral para Angela Merkel de un rescate, ayudas que los alemanes están cansados de sufragar, o de una ampliación de los años necesarios para alcanzar el déficit.
“No se puede pedir más austeridad y deben ampliar los años para la senda de estabilidad”, señala Carbó. De la misma opinión es Montero que llama la atención sobre el empeoramiento de todos los indicadores económicos para el próximo ejercicio. Este experto señala además que Francia va a comenzar a dar señales de agotamiento, “lo que va a producir histeria en los mercados” con la consiguiente repercusión en la economía española.