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Qué es la 'mochila austriaca' que quiere implantar Alberto Núñez Feijóo y cómo puede afectar al despido

La 'mochila austriaca' vuelve a aparecer en el debate laboral en España. El Partido Popular ha incluido la medida en sus propuestas económicas de cara a las elecciones generales del próximo 23 de julio, aunque sin nombrarla expresamente y sin detalles sobre cómo se aplicaría. Se trata de unas cuentas individuales en las que el trabajador acumula fondos de cara a un futuro despido o su jubilación, que puede tener variantes distintas y que supondría una reforma sustancial del actual sistema de despido en España. En el pasado, la medida no ha convencido a sindicatos ni a empresas.

La apuesta del PP se ha recogido en el programa económico en un escueto “introducir cuentas individuales portables para los trabajadores que puedan usar ante diversas contingencias de su vida laboral”. El año pasado, durante el debate parlamentario de la reforma laboral, la hoy secretaria general y coordinadora del programa del PP, Cuca Gamarra, prometió: “Pronto el PP, con una mayoría absoluta, tomará las riendas e implantará la mochila austriaca”.

Dado que tiene muchas posibles aplicaciones distintas, elDiario.es ha preguntado al PP por su planteamiento de “cuentas individuales”, así como qué supondría para el sistema de despido en España y sus actuales indemnizaciones, pero el partido no ha respondido. “Todavía no”, apuntan desde el equipo de Núñez Feijóo sobre si tienen detalles de la medida.

¿Qué es la 'mochila austriaca'?

La 'mochila austriaca' se lanzó en el país centroeuropeo en 2003 y “sustituyó las indemnizaciones por despido”, explica el economista de Fedea José Ignacio Conde-Ruiz. Se crearon cuentas individuales de capitalización de cada trabajador, que se nutren de aportaciones de las empresas de una pequeña parte de su salario bruto, dinero que los trabajadores recuperan en caso de despido. En lugar de recibir una indemnización, los afectados tienen acceso al dinero acumulado en su fondo.

Si nunca son despedidos, los trabajadores disponen de esta cantidad ahorrada de cara a su jubilación, como si fuera una especie de fondo de pensiones individual. Estas “cuentas individuales de capitalización”, de hecho, están pensadas para ser gestionadas por fondos públicos o entidades financieras, que invierten mientras los fondos.

Se llama popularmente 'mochila' porque es un fondo que va unido al empleado y que le acompaña aunque cambie voluntariamente de trabajo. Es decir, que si lleva cuatro años trabajando en una empresa y le fichan en otra compañía, se lleva el dinero acumulado en su cuenta individual a su nuevo destino.

En caso de despido en esta segunda empresa, el empleado tiene acceso a todo el dinero acumulado en su 'mochila' desde que empezó a trabajar, mientras que en otros sistemas no contaría con antigüedad.

Supondría una gran reforma del despido, sin desvelar

Todas las voces coinciden en que la implantación de la 'mochila austriaca' (o una fórmula similar) supondría una reforma sustancial del sistema de despido, aunque en este caso no está claro hasta qué punto ante la falta de detalles de la propuesta del PP. El sistema en Austria llegó de la mano de la eliminación de las indemnizaciones por despido, lo que Antonio González, miembro de Economistas Frente a la Crisis, destaca que Feijóo debería aclarar de cara a las elecciones.

Ahora, España cuenta con un sistema de indemnización de 33 días por año trabajado –con un máximo de 24 mensualidades– en caso de despido improcedente (42 días hasta 2012, antes de la reforma laboral del PP), de 20 días por año trabajado si se trata de un despido procedente, con máximo de 12 mensualidades, y de 12 días de salario por año trabajado en los contratos temporales.

Que no exista indemnización alguna en el momento del despido es uno de los principales riesgos de la 'mochila austriaca', ya que podría aumentar los despidos al no enfrentar las empresas ningún coste añadido en el momento de la extinción. Este ya ha sido ahorrado poco a poco en la mochila de trabajador y la empresa no tendría impedimentos económicos para despedir, subraya González.

“Esto tiene efectos macroeconómicos, con posibles sobreajustes del empleo y más gasto público en prestaciones por desempleo. Además, es contradictorio de la reforma laboral en materia de los ERTE que pactaron patronal y sindicatos. Ninguna empresa acudiría a un ERTE porque se puede quitar a los trabajadores libremente sin costes”, sostiene el especialista de Economistas Frente a la Crisis.

José Ignacio Conde-Ruiz explica que hay variantes de la 'mochila' o 'cuentas individuales' que se podrían compaginar con el mantenimiento de cierta indemnización, más reducida, que las empresas debieran abonar en el momento del despido. “No creo que Feijóo esté pensando en eliminar la indemnización del todo, es algo muy impopular”, apunta el economista, que considera positivo que haya cierto coste adicional en el momento del despido para “que las empresas no despidan más de lo óptimo”. También se podría optar “por un bonus malus”, añade, que castigara con más cotización a las empresas que más trabajadores despiden.

El especialista de Fedea reconoce que, en cualquier caso, las aportaciones de las empresas al fondo deberían ser más limitadas que las actuales indemnizaciones de 33 días por año trabajado, ya que esto encarecería mucho los costes de las empresas. Este es, de hecho, el motivo por el que la patronal no se ha mostrado favorable a la 'mochila austriaca' en el pasado, porque es muy cara. Las empresas no solo tienen que pagar indemnizaciones por las personas que despiden, sino que regularmente tienen que contribuir por el futuro despido (o no) de todos sus trabajadores, que van acumulando este dinero de cara a la rescisión de su contrato o la jubilación.

“Hay que analizar cuánto están dispuestos a pagar en la mochila. Una parte puede salir del salario, otra parte de la empresa”, analiza Conde-Ruiz. Antonio González rechaza de plano “que los trabajadores contribuyan a financiar su propio despido”, que ahora sale por completo de las empresas. Además, llama la atención sobre las grandes reticencias a aumentar las cotizaciones sociales que se han visto en los sectores económicos conservadores para financiar las pensiones públicas. “¿Si hay aumento de cotización para pagar las pensiones es malo, pero para financiar despidos es bueno?”, apunta.

Argumentos de sus defensores

La 'mochila austriaca' lleva años protagonizando debates en España y propuestas laborales de organismos económicos conservadores y entidades próximas a la banca y los fondos de pensiones. En la política, ha sido abanderada por formaciones como Ciudadanos, de donde procede Luis Garicano, fichado este año por Feijóo para la fundación del PP, y por los propios populares.

Aunque también incluyó una derivada la vicepresidenta Nadia Calviño en el primer gobierno monocolor del PSOE en su 'Agenda del Cambio', en la que se apostaba por “una implantación gradual de un sistema de cuentas individuales de capitalización para la movilidad a través de la creación del Fondo correspondiente”. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero también llegó a sopesar en su momento la adopción de esta medida.

Cuando el Banco de España emplazó a considerar esta herramienta con los fondos de recuperación tras la pandemia, Calviño la rechazó por “compleja” y por no contar con el respaldo de los agentes sociales.

Sus defensores destacan sobre todo que es una medida que facilita la movilidad de los trabajadores, ya que atesoran su antigüedad en este fondo aunque se vayan voluntariamente a otras empresas. “Para las empresas, cuando hay una crisis muchas veces no pueden despedir porque es muy caro y les supondría un problema de viabilidad. Con la mochila, como ese dinero ya está acumulado, cuando llega el momento del despido no le supone un gasto, porque ya está ahorrado”, añade Conde-Ruiz, también presidente del Foro de Expertos del Instituto Santalucía.

El economista considera que el despido recaería en “el trabajador menos productivo, no en el de menos antigüedad”. Ahora, los empleados que llevan más tiempo en las compañías acumulan más derechos de indemnización por despido, lo que les suele proteger en detrimento de los recién llegados, que a menudo son jóvenes.

“La cuenta individual se ajusta muy bien al mundo que llega”, valora el economista de Fedea, que señala sobre todo a los trabajadores fijos discontinuos, en aumento tras la reforma laboral, y que podrían llevarse consigo esta mochila si se van voluntariamente a otros empleos. “También es favorable de cara a la economía digital, con más movilidad e intermitencias” laborales, considera Conde-Ruiz, que destaca la posibilidad de habilitar que el fondo acumulado se utilizara para la formación de los trabajadores.

Entre los defensores de estos sistemas de 'cuentas individuales', hay muchos vinculados a los fondos privados de pensiones, que las consideran una ventaja “de ahorro” de cara a la futura pensión, siempre que el trabajador no haya sido victima de despidos y haya consumido su dinero acumulado. “Las entidades financieras siempre ven el lado de negocio, la posibilidad de gestionar uno o muchos fondos de 'mochilas austriacas' de los más de 17 millones de asalariados lo es”, advierte Antonio González.

El experto de Economistas frente a la Crisis alerta de que esta medida aumentaría además la desigualdad entre los trabajadores más cualificados y con mayores salarios –menos expuestos a los despidos y que acumularían cantidades mayores para su pensión– frente a los más precarios. González se pregunta asimismo qué ocurriría en el periodo de transición al nuevo sistema de cuentas individuales: en concreto, como afectaría a los trabajadores que tienen acumuladas décadas de antigüedad en su empresa.

Sindicatos y patronales no se han mostrado favorables a esta medida hasta la fecha. En la patronal CEOE se han negado a valorar la medida, porque indican que no están comentando propuestas electorales. Desde los sindicatos, en UGT advierten de que la mochila austriaca supondría “un torpedo” a la reforma laboral pactada y además subrayan que “no cumple con los compromisos internacionales, como la Carta Social Europea”, afirma Fernando Luján, vicesecretario general de Política Sindical. Desde CCOO han destacado sobre todo que es una medida que facilita el despido, al eliminar o abaratar las indemnizaciones.