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El 53% de las mujeres dice que ser madre ha recortado su proyección profesional

Las mujeres dedican más tiempo e intensidad a los trabajos de cuidado que los hombres.

Ana Requena Aguilar

El día de la madre se aproxima y, lejos de los anuncios que glorifican la entrega y el sacrificio, los datos hablan de una realidad que coarta la vida profesional de las mujeres que tienen hijos. El 57% ha renunciado a trabajos que veían incompatibles con la maternidad, el 53% dice que ser madre ha recortado su proyección profesional y el 46% señala que ha tenido que trabajar más duro para demostrar su valía. Son algunos de los resultados del estudio 'Maternidad y trayectoria profesional' de la escuela de negocios IESE, que describe un panorama desigual en cuanto al reparto de los cuidados y al impacto que estos tienen en las carreras de mujeres y hombres.

El tiempo y la intensidad que las madres dedican al cuidado de los hijos supera con creces al que emplean los padres. El 97% de las madres visten a sus hijos y el 89% les dan de comer, frente al 68% y al 57%, respectivamente, de los padres. Son las tareas “más rutinarias y físicas”, que siguen recayendo sobre todo en ellas. 

Las diferencias en el cuidado se producen igualmente en las parejas en las que los dos miembros trabajan a jornada completa. “Mientras que el 85% de las mujeres a jornada completa hacen siempre o casi siempre los deberes con sus hijos, sólo el 43% de los hombres, en la misma situación, realizan esta actividad con sus hijos. Lo mismo sucede con leer un cuento (81% de mujeres, 49% de hombres) o jugar (93% mujeres, 83% hombres)”, dice el estudio. La brecha también ocurre en el tiempo de presencia en casa: las mujeres que trabajan a tiempo completo hacen con sus hijos más actividades rutinarias, como desayunar o cenar, que los hombres con la misma situación laboral.

Las diferencias se agrandan cuando se trata de las labores del hogar. Lavar la ropa, cocinar, comprar, limpiar la casa y planchar son actividades que hacen entre el 80% y el 90% de las mujeres y solo entre un 20% y un 40% de hombres, de media. 

Micromachismos y relaciones de poder

El estudio analiza también los micromachismos, “pequeñas tiranías que pasan prácticamente desapercibidas por el carácter de normalidad que se les da” y que suponen “una clara barrera” para el desarrollo de las mujeres. El documento se centra en los llamados micromachismos utilitarios: comportamientos que tienen una apariencia de implicación.

Por ejemplo, el 70% de las mujeres afirman que en general los hombres tienden a no responsabilizarse de las tareas domésticas, el 69% dice que los hombres se aprovechan de las “capacidades femeninas de servicio” (el 'hazlo tú que se te da mejor' o el renunciar a hacer algo porque no considera que no lo hace bien), y el 74% está de acuerdo en que, en general, los hombres están en situación de ventaja en el hogar.

Cambiar la legislación

Las recomendaciones que incluye el estudio son variadas. A pesar de que, a lo largo del documento y también del acto de presentación, se menciona la corresponsabilidad, una de las iniciativas que se señalan es la ampliación del permiso de maternidad a un año, sin mención al permiso de paternidad. Preguntadas sobre el permiso de paternidad, las autoras, Nuria Chinchilla y Esther Jiménez, aseguran que se trataría de un permiso de esa duración para madres y padres.

Chinchilla apuesta por reformar el blindaje de los contratos a las mujeres que han sido madres, es decir, la imposibilidad de despedirlas. Dice que genera un “efecto boomerang perverso”, es decir, como son solo mujeres las que están blindadas, las empresas acaban optando por contratar hombres o mujeres fuera de la edad fértil para esquivar ese blindaje. La solución, dice la autora, pasa por reformar la norma para dotar, por ejemplo, de esquemas similares a hombres y mujeres (aunque esto último no queda especificado en el documento). De hecho, Chinchilla defiende que las polémicas palabras de Mónica de Oriol, entonces presidenta del Círculo de Empresarios, se malinterpretaron e iban, precisamente, en este sentido.

Nuria Chinchilla ha arremetido también contra los sindicatos de los que, dice, cuando una empresa ofrece flexibilidad a un empleado la piden para todos, “y eso a lo mejor no puede ser”. Contradictoriamente, el documento del que es coatura defiende también las políticas de flexibilidad en las empresas y critica que en muchas el acceso a estas medidas “no está al alcance ni bien visto por todos”.

El documento habla de otras medidas, como la racionalización de los horarios, favorecer la política de sustituciones, primar el talento en lugar del presencialismo, favorecer en los concursos públicos a las empresas con flexibilidad, invertir en la familia y “crear una cultura a favor de las familias”.

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