SI NO VES LOS MAPAS INTERACTIVOS DE ESTE CONTENIDO, PUEDE DEBERSE A LA CARGA DE TU DISPOSITIVO MÓVIL. HAZ CLICK AQUÍ PARA VERLOS.
Si 100 personas representaran a todos los mayores de quince años que viven en España, aproximadamente 46 estarían trabajando y dados de alta en la Seguridad Social, 9 estarían apuntados al paro, 19 estarían cobrando una pensión de jubilación o invalidez permanente, 7 estarían estudiando en la universidad, el bachillerato o cursos de formación profesional y los 18 restantes estarían sin estudiar ni trabajar, viviendo de las rentas o como empleados en la economía sumergida.
Esta proporción cambia completamente en cada provincia, ciudad y barrio, según el análisis de los datos preliminares del censo de 2021 realizado por elDiario.es. Los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) descifran, por primera vez, a qué se dedican los residentes de cada sección censal, la unidad geográfica más pequeña disponible en España. Es decir, una especie de EPA en cada vecindario o calle. Las cifras, trasladadas a un mapa, dibujan miles de brechas territoriales que señalan cómo la ocupación de cada persona influye en el lugar donde vive.
¿Hay en tu barrio más empleados o más pensionistas? ¿Es una zona universitaria o hay más gente inactiva? Descubre en el siguiente mapa cómo se distribuyen los empleados, pensionistas, parados y estudiantes en tu ciudad.
Los datos del Censo de Población y Viviendas de 2021 difundidos por el INE están basados exclusivamente en registros administrativos. Es decir, han ido identificando la ocupación de las personas en función de si estaban dados de alta en la Seguridad Social (empleados), si estaban inscritos como demandantes de empleo en el SEPE (parados), si estaban matriculados en enseñanzas educativas oficiales (estudiantes) o si cobraban una pensión de jubilación o invalidez permanente en España (pensionistas).
El proyecto censal ha identificado como inactivos a todas aquellas personas de las que no se pudieron encontrar registros públicos. En este grupo estarían incluidos los rentistas, personas que viven de ingresos financieros o inmuebles; NiNis, que ni estudian ni trabajan; los que viven de la economía sumergida, como algunas empleadas de hogar; o jubilados que residen en España pero reciben una pensión de un país extranjero.
Pero, ¿a qué se dedican la mayoría de los españoles? En el 97% de las secciones censales, los trabajadores dados de alta en la Seguridad Social son el grupo mayoritario. Sin embargo, hay vecindarios en los que los pensionistas, parados u otros inactivos son el grupo más numeroso.
Hemos visitado cuatro calles de toda España para intentar explicar las brechas de actividad en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla. ¿Cómo es vivir en un barrio donde la mayoría de los residentes son pensionistas? ¿O una isla de parados? ¿Y en una zona universitaria?
Francisco pasea por la avenida principal del Sector III, en Getafe. Le acompaña su cuñado, su hijo empuja la silla de ruedas. Lleva cuarenta años viviendo en este barrio: “desde que lo inauguraron en los ochenta”, cuenta. Como él, centenares de personas encontraron su hogar hace varias décadas en esta zona residencial.
Este barrio está repleto de colegios: en la avenida principal hay varios centros, academias de idiomas y un conservatorio profesional de música. “Cuando se construyó el barrio se necesitaban muchas escuelas, porque las familias que residían aquí tenían varios hijos”, explica Ana Torres, directora del Centro Cívico Sector III.
En torno al 40% de las personas mayores de quince años que viven en estos adosados son pensionistas. Vecinos cuyo “chalet” se construyó entre 1979 y 1988, formaron su familia y se asentaron en este barrio a quince kilómetros al sur de Madrid. Como Francisco, los primeros residentes se mudaron a los nuevos adosados de Getafe con menos de treinta años. Cuatro décadas después, son estos mismos vecinos (ya jubilados) los que conviven en el barrio.
“Al principio, este barrio periférico tenía mucha vida, pero la gente ha ido envejeciendo. Ahora son fundamentalmente pensionistas”, explica Ana Torres. La media de edad del Sector III ha aumentado considerablemente, teniendo en cuenta que los más jóvenes se han trasladado al barrio colindante. La edad es clave: a partir de los 65 años, entre el 60 y el 70% de la población cobra una pensión. El porcentaje, sin embargo, disminuye con los más jóvenes, como se ve en el gráfico.
En el barrio colindante hay unas seis mil viviendas con apenas diez años de antigüedad llenas de familias jóvenes (en su mayoría, hijos de los vecinos del Sector III) y con una tasa de ocupación por encima del 80%. “Han construido un barrio nuevo aquí al lado que nos está dando la vida, antes no había gente joven”, comenta Mari Carmen, vecina de Sector III desde hace más de treinta años.
Unos luchan por rejuvenecer las aulas de los colegios, las mesas de los bares y las calles del barrio. Otros buscan la comodidad de la ciudad y la cercanía al núcleo escolar. En las zonas cercanas a las grandes universidades se han levantado ciudades para estudiantes, en su mayoría menores de 25 años. La diferencia de edad se refleja en el estilo de vida, pero también en las fachadas, los negocios y las calles.
Mientras espera a que termine el programa de lavado de su ropa, Iker consulta las redes sociales frente a la lavandería de la Vila Universitària, el barrio con más estudiantes de España. Este conjunto de bloques de edificios es un complejo residencial para estudiantes situado a tan solo unos metros de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), en la periferia de la capital catalana.
“El año pasado vivía en Cerdanyola del Vallès”, la localidad más cercana a esta universidad, “pero este año conseguí plaza en la Vila y me gusta más”, explica este universitario de Pamplona. Con un 25% de estudiantes entre la población de más de 15 años, es la sección censal con el porcentaje más elevado de España. Constan 384 registrados en el último censo de población difundido por el INE, aunque la realidad es que muchos no están contabilizados al seguir empadronados en casa de sus padres.
También viven allí Enrique y Andrea, que se juntan para desayunar en la terraza del bar. “Me gusta la vida aquí porque tienes a los amigos muy cerca, cosa que no pasaría si viviéramos en una ciudad”, cuenta Andrea, que se mudó el curso pasado desde Almería para estudiar Medicina. “Además, puedes traer a amigos a tu piso, no hay restricciones como en una residencia”, añade Enrique, madrileño que ha empezado este año la misma carrera.
Aunque en la Vila Universitària se ven tanto chicos como chicas, las mujeres son mayoría entre los estudiantes empadronados en este vecindario (63% de los alumnos censados). Una tendencia que se repite en el resto del país. El porcentaje de mujeres entre 16 y 24 años de esta franja de edad que están estudiando supera por casi cinco puntos a los hombres. En cambio, el porcentaje de hombres menores de 25 años que tienen un empleo es mayor que el de mujeres, como se observa en el siguiente gráfico.
El complejo de pisos compartidos y estudios cuenta con dos bares, un supermercado, una lavandería, una copistería y hasta una autoescuela, además de una zona deportiva con piscina. La Vila Universitària se inauguró hace tres décadas, tras acoger una parte del personal de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92. Desde entonces el complejo ha cambiado tanto como la sociedad. Lo sabe bien Ángel, que lleva 13 años trabajando en Pupurri, la copistería y tienda “de todo un poco” de la Vila. Explica que antes en ese local también había un ciber y un locutorio, pero lo cerraron “porque los estudiantes ya no lo necesitan”.
También conoce bien el lugar Miquel, camarero del Frankfurt de la Vila desde hace dos décadas. “Antes los jóvenes venían al bar y se conocían, ahora se conocen por internet y después vienen al bar”, cuenta Miquel. En este bar se organiza cada jueves un karaoke para los estudiantes que residen allí, pero también para otros jóvenes de la zona. “Este lugar es un polo de atracción para otra gente que sabe que aquí va a encontrar un ambiente joven”, añade Miquel.
Cuando terminan los estudios universitarios, la mayoría de estos jóvenes no se quedan viviendo en estas zonas. Un nuevo tipo de barrio ha surgido en España para aglutinar a estos profesionales cualificados que quieren tener hijos y casas más amplias que en el centro: los PAU.
Las características son inconfundibles: en el extrarradio de la ciudad, grandes bloques de pisos de nueva construcción delimitadas por avenidas de dos y tres carriles en cada sentido, fachadas impecables, amplias calles peatonales en la mayoría de ocasiones sin apenas comercio de proximidad ni servicios, muchos coches, islas de zonas verdes, familias jóvenes con niños pequeños por doquier y un nivel de renta acomodado. Está usted en un PAU.
Los PAU (Programa de Actuación Urbanística) fueron un modelo que tuvo su auge a partir de los años 2000 en España. En la parte nueva del barrio de Sevilla Este, edificada a partir de 2010, padres y madres en la treintena salen a pasear con sus carritos y pequeños. ¿A qué se dedican estas familias? Una pareja, farmacéutica y fisioterapeuta; otra, con tres hijos, ambos profesores. En esta zona, la tasa de ocupación es extremadamente alta: hasta el 81% de la población está empleada.
Una de las explicaciones a este fenómeno se encuentra a escasos kilómetros de estas urbanizaciones: el aeropuerto de Sevilla y las bases de Airbus, la fábrica de aviones civiles y militares. Un padre joven cuenta: “Casi todos los que vivimos por aquí [las edificaciones más nuevas y próximas al aeropuerto] nos dedicamos a la aeronáutica”.
Una breve encuesta a pie de calle por el vecindario revela cómo la gran mayoría de la población cuenta con estudios superiores y está ocupada en empleos cualificados, mientras que los desempleados y pensionistas son minoritarios. Una tendencia que se repite en los PAU de todas las ciudades y que tiene directa relación con el nivel de estudios.
El perfil de quienes se mudan a estos nuevos barrios es población de entre 25 y 39 años con estudios superiores, un perfil que en el conjunto del país alcanza el 76% de ocupación. La relación es clara: a mayor nivel de estudios, más empleabilidad, más pensiones, menos paro y menos inactivos.
Una situación que contrasta con la de los barrios más pobres del país, donde predomina el desempleo y la economía sumergida. A nivel general, la tasa de ocupación de la población de esa misma franja de edad que no se sacó el graduado escolar o inferior se reduce hasta el 36%, el paro aumenta del 9% al 13% y la población inactiva se dispara del 12% al 48%.
María y Rosa (nombres ficticios), de unos sesenta años de edad, llevan más de tres décadas viviendo en La Coma (Paterna). Prefieren no desvelar su verdadera identidad cuando cuentan los problemas de convivencia del barrio. “Ahora está tranquilo porque están todos durmiendo”, explica Rosa. Son las once de la mañana de un viernes y apenas hay vida en la calle: un grupo de jóvenes sentados en un banco y unos pocos trabajadores municipales limpiando las calles, llenas de chatarra y montones de basura de la noche anterior.
En 1988, La Coma y otras ocho zonas de la comunidad fueron declaradas Barrios de Acción Preferente (BAP). Esta iniciativa de la Generalitat Valenciana busca superar situaciones de pobreza persistente y desequilibrios sociales con actuaciones como apoyo a domicilio, integración social o ayuda económica. Actualmente, este distrito valenciano registra un porcentaje de adultos en paro por encima del 30%.
En esta misma zona, el 60% de la población mayor de quince años apenas tiene estudios: solo el graduado escolar o menos. Julia (nombre ficticio) lleva más de veinte años viviendo en La Coma y ha desempeñado diferentes cargos en los centros educativos y fundaciones de la zona. Bajo este pseudónimo cuenta que los jóvenes no quieren estudiar. “Viven en un gueto y no aspiran a nada más. Solo conocen esa vida”, explica.
Además, el porcentaje de personas inactivas supera el 20%, considerablemente por encima de los barrios colindantes. “La delincuencia de este barrio lo pone todo mucho más difícil. No tienen trabajo porque se dedican a actividades ilegales como la droga o la chatarra”, añade María. Las tres vecinas confirman que la economía informal y los subsidios están presentes en el barrio valenciano desde que tienen memoria.
El fenómeno se repite en todo el país. Los barrios más pobres se llenan de parados registrados en el SEPE y personas de las que no se encontró información sobre su ocupación en los registros públicos: gente que vive de la economía sumergida y personas que ni trabajan ni estudian, principalmente.
Estos cuatro barrios señalan cómo tu ocupación influye en dónde vives. Y al revés, como donde vives (o naces) condiciona lo que haces. En el siguiente gráfico puedes ver cuáles son las comunidades con mayor número de secciones censales con altas proporciones de ocupados, pensionistas, parados, estudiantes e inactivos.