España, 2022. Una población envejecida, empobrecida y desestructurada. Con cuatro de cada diez personas por debajo del umbral de la pobreza. Ricos que ingresan hasta quince veces lo que obtienen las rentas más bajas. Una brecha social ya casi imposible de volver a cerrar.
Esta es la foto que describe Intermón Oxfam para España dentro de una década si continúa la tendencia actual y se sostienen las actuales políticas de recorte. Según recoge en su informe, “Crisis, desigualdad y pobreza” presentado hoy mismo, de continuar la reciente progresión de la pobreza en España (con 2,1 millones de pobres más al año desde que se inició la crisis), en una década se alcanzarían alrededor de 18 millones de pobres, lo que supondría casi un 40% de la población total en el país. Este empobrecimiento sería mayoritario pero no general, advierten desde la ONG. Así, en diez años la desigualdad habría tomado unas dimensiones descomunales y el 20% de las personas más ricas en España podrían llegar a ingresar de media 15 veces más que el 20% de las personas con menos renta.
Y, es que, el trepidante ritmo al que se está ensanchando la brecha de la desigualdad en España es una de las principales preocupaciones de Intermón y del resto del Tercer Sector en España. Según los datos que ha recogido la institución, en 2011, el 1% más rico de la población mundial (61 millones de personas) había ingresado lo mismo que los 3.500 millones de personas más pobres (un 56% de la población).
La foto en España se habría movido en esta dirección de forma acelerada en los últimos años. Los súper ricos ingresaban en 1980 hasta 74 veces más que el 90% de la población, pero en 2008 pasaron a ingresar 173 veces más, al haber incrementado sus ingresos anuales en ese periodo en un 275%. Es decir, en los veinte años de mayor crecimiento económico en España, las clases bajas aumentaron su renta, pero fueron las clases altas los que lograron ver engordar sus ingresos a un ritmo estratosférico.
Esto ha provocado que la brecha entre las personas que más ingresan y los que menos se ha disparado hasta situar a España en el primer lugar entre los 27 países miembros de la UE con mayor desigualdad social. Con los datos de Eurostat que recoge la ONG, antes de la crisis los más ricos ingresaban en España 5,3 veces más que los que tenían menos renta pero en 2011 esa proporción había crecido hasta 7,5 veces frente a la media de la UE que es 5,7.
Además, Intermón recrimina a las autoridades españolas que durante lo que se podía denominar la “década dorada”, los años previos a la crisis en los que España crecía a ritmos casi de economía en desarrollo. La persistencia de una pobreza estructural, como prueban los indicadores de pobreza que se mantuvieron estables. Entre 1994 y 2007 la ONG recuerda que no se abordó el problema de la pobreza estructural: “ni se consolidó la protección social ni se aumentó la proporción de inversión en gasto social del PIB”.
El detallado informe que presenta la ONG esboza también lo que considera algunas de las principales causas de esta desigualdad, al mismo tiempo que propone soluciones. Así, Intermón se centra de forma especial en el esquema fiscal que rige en España y, en general, en las economías más desarrolladas y en su deficiente aplicación y diseño. Para la ONG, una recaudación más equilibrada, que reparta la carga fiscal entre familias y empresas de forma proporcionada, sería básica tanto para mejorar el nivel de igualdad, como para mejorar el escaso margen de ingresos del Estado. También la persecución del fraude y la aplicación de impuestos a las transacciones financieras, son dos de las medidas estrella que la entidad defiende para atajar la sangría de ingresos de los estados.
Para la entidad, la presión fiscal a la que se está sometiendo a las familias en España es desmesurada y ralentizará o agravará el problema de la desigualdad de ingresos. La ONG recuerda que según los datos sobre contribución fiscal en España en 2010, la recaudación por renta del trabajo (IRPF) y los impuestos sobre el consumo (IVA), representaron el 87% del total de los ingresos fiscales frente al 9,7% del impuesto de sociedades que pagan las empresas y el 1,7% con de las multinacionales por los beneficios obtenidos por sus filiales en el extranjero.
Así, con los datos recabados calculan que las familias soportan una presión fiscal media del 19% frente a, denuncian, tipos de tributación al 1% que se pueden disfrutar mediante algunos vehículos fiscales diseñados para los grandes patrimonios como las SICAV. Según los datos que recogen, la presión fiscal de una persona soltera y sin hijos con unos ingresos medios de 41.310 euros anuales se sitúa por encima del 27,9% cuando, dicen, ninguna empresa soporta una carga del impuesto de sociedades por encima del 25,2% en la práctica.
Además, una persona con dos hijos a su cargo e ingresos medios de 16.524 euros soporta, según sus estimaciones, una carga fiscal que ronda el 15,6% de su renta, carga cercana a la de las multinacionales que facturan más de 1.000 millones. (El tipo efectivo que pagan las empresas en España se acerca al 9% aunque nominalmente las grandes empresas deben tributar sus beneficios a un tipo del 30% y las pymes, según el caso, a partir del 20%).
En el plano de tributación internacional, la ONG recuerda que la Comisión Europea presentó el 28 de septiembre de 2011 una propuesta para aplicar un impuesto sobre las transacciones financieras internacionales para la UE que debería entrar en vigor en enero de 2014. La tasa preveía gravar las transacciones sobre instrumentos financieros entre entidades de crédito en el caso de que al menos una de las partes implicada en la operación estuviera establecida en la UE.
Así, el intercambio de acciones y bonos se gravaría con un tipo del 0,1 % y los contratos de derivados, con un tipo del 0,01 %, lo que podría llevar a recaudar 57.000 millones de euros al año en los 27 países, 5.000 de ellos solo en España. Ante la imposibilidad de aplicar un mecanismo a toda la Unión Europea, el 9 de octubre de 2012, once de los 27 ministros de finanzas de la Zona del euro –incluido el español- aprobaron la propuesta en una nueva fórmula de Cooperación Reforzada que no necesita tener a los 27 miembros sino que puede llevarse adelante con nueve o más países. Aunque desde la organización, una de las principales promotoras de la aplicación de esta tasa a nivel internacional a la que bautizaron “Robin Hood”, se felicitan por este hecho, advierten de que todavía no se han establecido los criterios sobre el destino que debe darse a los fondos recaudados.
En el caso español, creen que aplicar la tasa a las transacciones financieras internacionales con un diseño amplio en cuanto a productos (acciones, derivados, divisas y otros), permitiría solo en España captar 13,7 millones de euros al día, unos 5.000 millones de euros. Con ese dinero, dicen, se podrían atender a más de 240.000 personas que sufren hambre en el Sahel.
De aplicarse el modelo más restrictivo que propone la Comisión Europea (sobre acciones y derivados), se captarían unos 2.000 millones de euros anuales.