El alto comisionado contra la pobreza infantil advierte sobre el aumento “alarmante” de precariedad entre los trabajadores

Trabajadores con contratos precarios, hogares con una baja densidad de empleo u hogares tradicionales donde trabaja solo un miembro. Estos son algunos de los factores que contribuyen al aumento de la pobreza laboral, según ha explicado Pau Marí-Klose, alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil, en la presentación este miércoles del Libro Blanco del Futuro de los Trabajos (Barcelona Activa).

En su elaboración han colaborado académicos y políticos que desde el ámbito social, económico y jurídico, dan un repaso a la evolución y transformación del mercado de trabajo actual y sus consecuencias en el plano local. Ponen el foco en la Administración Pública, que “es quien debe garantizar la democratización de una economía que no deje atrás a nadie”, ha destacado Sara Berbel, gerente de política económica y desarrollo local del Ayuntamiento de Barcelona.

Algunas de ellas, como la desigualdad de rentas primarias, la brecha de género y el impacto de la inteligencia artificial en el mercado de trabajo ya son tangibles y “comienzan a producir efectos”, apunta Sara de la Rica, catedrática de economía de la Universidad del País Vasco, y añade en relación a esta última que “cuanto más complementarios seamos para las máquinas, mejor nos va a ir en el futuro”.

Marí-Klose ha advertido sobre el aumento “alarmante” de la desigualdad de rentas primarias, es decir, la que genera el mercado por sí solo. El alto comisionado ha apuntado que los Estados deben llevar a cabo “un esfuerzo redistributivo mayor para mantener a raya esta desigualdad” y ha sostenido que una de las consecuencias de esta desigualdad es el aumento de la pobreza laboral, que “ya no es cosa de la población marginal, ahora ataca al corazón de la población trabajadora”.

En este contexto, el alto comisionado ha añadido que la pobreza se extiende en “hogares con empleo en los que no se trabaja todas las horas potenciales, bien porque se trabaja a tiempo parcial o con contratos de obra y servicio”. Este tipo de empleo –en auge en los países desarrollados– deriva en protección social atípica: “la dualidad del mercado de trabajo deriva en la dualidad de la protección social, que aboca al más desprotegido a la pobreza y a la vulnerabilidad”.

Entre las principales conclusiones de la publicación figura promover un marco legal que “clarifique con urgencia los estatus de persona trabajadora, ocupada de una empresa y trabajadora por cuenta ajena”. Además de plantear “nuevas vías” que garanticen a los trabajadores que “tienen difícil acumular tiempo de trabajo cotizado” acceder a prestaciones de jubilación dignas.

Entre las medidas que ya se están implantando en Barcelona, ha explicado Sara Berbel, se encuentran protocolos que exigen a las empresas ofrecer sueldos superiores a 1.000 euros y contratos superiores a seis meses. Además de conceder subvenciones públicas únicamente a compañías que contraten un año mínimo con un sueldo que no puede ser inferior a 1.000 euros. El objetivo: alejarse de la cantidad de empleo creado para centrarse en la calidad del mismo.