Machismo de altos vuelos
Estos días el Boeing 787 está aterrizando por primera vez en diferentes aeropuertos españoles de la mano de las compañías TUI-Thomson y Norwegian. La segunda usa una curiosa decoración en sus aviones: todas sus colas están ilustradas con la imagen y nombre un personaje importante de la historia de Escandinavia: Greta Garbo, Hans Christian Andersen, Roald Amudsen y así hasta 66 ilustres figuras locales de diferentes ámbitos, en una proporción muy equilibrada entre hombres y mujeres. De hecho, el 787 que está visitando España estos días homenajea a Sonja Henie, campeona olímpica de patinaje sobre hielo en los años 20 y 30.
Y en España ¿a quién homenajean los aviones?
La compañía más veterana, Iberia ha sido la que más aparatos ha bautizado. En ocasiones en homenaje a una región vinícola (Penedés, Rioja, Mentrida...) a poblaciones (desde Cangas de Onís, a Tarragona o Ibiza...), castillos (Guanapay, Monteagudo, Javier...), ríos (Ebro, Tajo, Duero...), o parques naturales (Islas Cíes, Doñana, Cañadas del Teide...). También su franquiciada Air Nostrum ha bautizado sus aparatos con nombres de árboles mediterraneos (limonero, sabina, enebro...) y diferentes aparatos de Iberia y su filial Aviaco portaban nombres de personajes de todo tipo (Cervantes, Juan Ramón Jiménez, Hernán Cortés, García Lorca, Goya…)
Que un avión esté bautizado ha perdido quizá la importancia de antes, ya no tan solo por el número de aparatos que hay en vuelo sino también porque los nombres se pintan en el fuselaje sin más ceremonia; prácticamente se han dejado de celebrar eventos de bautismo en los aeropuertos en los que más tocaba ese nombramiento. A eso hay que añadir que actualmente la mayor parte de embarques y desembarques se realizan por pasarelas por lo que el pasajero siquiera llega a ver su avión por la parte exterior y menos aún su nombre.
En todo caso, hay algo que es más que evidente: la poca presencia femenina en la aviación comercial española. No es tan solo que siga existiendo una mayoría de pilotos hombres, sino que en muy pocas ocasiones se haya tenido en consideración a la mujer a la hora de poner sus nombres en los fuselajes de los aviones comerciales españoles hasta tiempos recientes, y cuando se ha hecho, ha sido con matices. En el caso de Iberia, durante los 70 años que pasaron desde 1927 hasta 1996, ni uno solo de sus aviones llevó nunca un nombre de mujer.
Eso cambió en el año de los Juegos Olímpicos de Atlanta: esta aerolínea recibió su primer Airbus A340-300, al que bautizó como “Concha Espina”, que fue el encargado de llevar a la delegación olímpica española desde Barajas a EEUU. A este aparato le siguieron 20 unidades más del mismo modelo, que fueron bautizados en homenaje a mujeres españolas.
Los años de llegada y los nombres con los que fueron bautizados fueron estos:
· 1996: Concha Espina, Rosalía de Castro, Rosa Chacel y Concepción Arenal.
· 1997: Teresa de Ávila.
· 1998: Emilia Pardo Bazán, Agustina de Aragón y Beatriz Galindo.
· 2000: Sor Juana Inés de la Cruz, María de Molina, María Guerrero, y María Pita.
· 2001: María de Zayas y Sotomayor, Mariana de Silva y Luisa Carvajal Mendoza.
· 2002: María Zambrano y Mariana Pineda.
· 2003: María Bárbara de Braganza.
· 2008: La Dama de Elche y Clara Campoamor
Huelga destacar, lo atrás que hay que remontarse en la historia para encontrar el momento de fama de estas mujeres. La religiosa Sor Juana Inés de la Cruz nació en 1691; la escritora María de Zayas y Sotomayor, en 1590 y María Pita en 1565... por no hablar ya de la Dama de Elche, que no es siquiera una mujer, sino un busto del siglo V A.C. De las demás, las “más recientes” nacieron en el siglo XIX, salvo María Zambrano, en 1904.
A esto hay que añadir un detalle: en Iberia, a partir de 2003, se empezaron a incorporar aviones A340-600, más grandes que los anteriores comentados –de hecho son los aviones con el fuselaje más largo de la aviación comercial– que llevan 100 pasajeros más que la serie 300, pero en este caso se volvió al género masculino en recuerdo a hombres como Dalí, Gaudí, Joaquín Rodrigo, Ramón y Cajal, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y más recientemente Plácido Domingo. En este caso no hay que remontarse siglos atrás, sino que prácticamente todos desarrollaron buena parte de su obra durante el siglo XX.
Para quien se pregunte qué hicieron el resto de grandes compañías españolas en este aspecto, la desaparecida Spanair puso nombres masculinos a cinco aeronaves, incluido Juan de Ávalos, el escultor de las figuras del Valle de los Caídos y el último avión bautizado de Air Europa se llama “David Bisbal”. Por su parte, los únicos aviones de Vueling con nombres de personas se llaman así porque recuerdan a pasajeros que han marcado una cifra en la historia de la compañía.