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Las empresas que usan drones pueden perder toda su facturación prevista para este año

Operarios de Endesa pilotan un dron junto a una línea de conducción de electricidad.

Javier Ortega Figueiral

Madrid —

Se habla de ellos como la gran panacea aeronáutica: creaciones de origen militar que aplicados al campo civil y comercial llegan para revolucionar el sector de los trabajos aéreos sustituyendo a aviones y helicópteros en muchas tareas. Incluso Amazon se apuntó a esta fiebre en fechas prenavideñas con una hábil campaña en la que anunciaba que algunos de sus envíos podrían llegar directamente en vuelo a las casas de sus clientes gracias a los drones, con un vídeo que se hizo viral.

“Con los drones ha sucedido lo mismo que con las setas: hasta hace poco subíamos a buscar fredolics (setas de pino) en nuestro pueblo cuatro gatos. Desde que TV3 empezó a emitir un programa sobre esta historia empezaron a aparecer cientos de personas, hasta el punto de que el Ayuntamiento tuvo que poner orden y restringir el acceso a la zona”.

Quien hace esta comparación para eldiario.es es Jordi Santacana, director de CATUAV, empresa especializada en el desarrollo de aeronaves civiles no tripuladas con sede en Moià, a 45 kilómetros al norte de Barcelona, un pueblo que no es ajeno a la actividad aeronáutica, pues existen dos campos de vuelo para ultraligeros en la zona.

Santacana está sorprendido por la repentina circular que AESA, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, dependiente del Ministerio de Fomento, publicó el 7 de abril y que prohíbe taxativamente el uso de aeronaves tripuladas por control remoto con fines comerciales o profesionales.

Su empresa, creada hace 11 años, ha visto cómo se ha desarrollado un sector que hasta ahora funcionaba con unos criterios bastante simples: “El sentido común y la confianza de la Administración hacia las cuatro empresas contadas que realizamos este tipo de trabajos. Lo que ha pasado ahora es que ha aparecido una burbuja de empresas y particulares de todo tipo y condición, que han hecho que la Administración adopte una medida drástica para intentar regular el sector” comenta el director de CATUAV.

La que podría ser llamada como “burbuja de los drones” (con empresas especializadas, en algunos casos reconvertidas desde la fotografía aérea tradicional con piloto y fotógrafo a bordo de un avión ligero, en otras como división económica de una compañía de trabajos aéreos y otras mucho más amateur que venden sus servicios por precios irrisorios) ha atomizado el mercado.

Solo hay que hacer una búsqueda por internet y se pueden encontrar decenas de empresas por toda España. Una de ellas es Cromática 45, que a finales de 2013 filmó un vídeo sobre la ciudad de Madrid, colgado en enero de este año en la red Vimeo y que con la música de la película American Beauty recorre la capital de España desde un punto de vista reservado a muy pocos, como por ejemplo las aeronaves de estado y/o de emergencias, puesto que el sobrevuelo de Madrid está restringido.

Esa visión impresionante de una ciudad desconocida (y con el cielo limpio) empezó a llamar seriamente la atención de la Agencia de Seguridad, cuyo único referente actual para este tipo de actividades es la Ley de Navegación Aérea de 1960, una norma que aún rige al sector aeronáutico en la que no aparece referencia alguna a aeronaves no tripuladas.

“AESA, como suele hacer con todo, ha sido muy conservadora y en lugar de regular de manera lógica, para curarse en salud, nos ha prohibido la actividad. Eso nos va a hacer mucho daño. Para ellos, que ni ganan ni pierden nada, para evitar riesgos mejor que nadie se mueva” indica a eldiario.es la responsable comercial de una empresa de fotografía aérea con drones que prefiere mantener su anonimato.

Este iba a ser un verano en que hoteles, campos de golf, urbanizaciones e instalaciones de ocio habían contratado los servicios de vídeo y fotografía aérea con unos precios que no tendrían comparación si tuviesen que usarse helicópteros o aviones para el mismo trabajo. “No solo teníamos trabajos encargados por parte de particulares. Ayuntamientos, consejerías, puertos estatales y diputaciones también nos han contratado para diferentes tareas de fotogrametría, medición y fotografía oblicua. Ahora les tenemos que decir que no podemos hacerlo porque otra Administración no lo permite. Eso nos deja en un mal lugar porque parecemos empresas de legalidad dudosa y no es así” concluye.

Preguntados por la situación, fuentes del Ministerio de Fomento se limitan a remitirse al comunicado de cinco páginas que ha hecho público a la espera de la aprobación de un reglamento preliminar que ponga orden a estas actividades. Según Jordi Santacana, esta norma podría estar lista a lo largo de la primavera, aunque otras fuentes conocedoras del funcionamiento de la Agencia apuntan a que la situación de prohibición preventiva podría dilatarse a lo largo del verano o más allá.

“Hay una cosa que es cierta, y es que algunos han aprovechado esta situación de vacío legal para actuar irresponsablemente, como por ejemplo, vuelos sobre el fuego en las ultimas fallas de Valencia o en algunos sobrevuelos sobre poblaciones. Eso nos ha afectado a todos, haciéndonos daño pues el cliente es muy sensible a contratar empresas que no tengan visos de seriedad”, apunta el responsable de CATUAV.

Hasta ahora, la evolución de los drones ha parecido ir por un lado y su regulación por otra, yendo mucho más deprisa la primera, mientras que la segunda se ha estancado en los despachos de la AESA. Empresas como Endesa, que ya estaban utilizando aeronaves no tripuladas para la inspección de líneas eléctricas, también han tenido que dejar en tierra estos aparatos que aligeraban el trabajo e incluso evitaban los cortes en el suministro al no tener que interrumpirlo para que los técnicos pudieran subir a las torres sin peligro.

Según cuentan profesionales que ya han podido ver el borrador que regulará estas actividades, el Ministerio de Fomento pretende ser muy riguroso e incluso proyecta que los responsables de operaciones de estas sociedades sean pilotos o ingenieros aeronáuticos. Por otro lado también está en proyecto que se establezca una clasificación de aeronaves no tripuladas que deberán estar matriculadas, tener certificados de aeronavegabilidad y un mantenimiento certificado, aspectos que encarecerán un servicio cuyo gancho está precisamente en los precios mucho más económicos que los que ofrecen las compañías de trabajos aéreos convencionales.

De momento, y hasta nuevo aviso, los drones civiles tendrán prohibido el vuelo en España salvo en dos pequeños espacios segregados donde se podrá seguir experimentando. Uno en la provincia de Barcelona y otro en Jaén. El resto de proyectos en vídeo, fotogrametría, planes de agricultura, termografía o meteorología junto a trabajos de teledetección, topografía o minería quedan congelados.

A ese respecto, la Agencia de Seguridad Aérea es taxativa: “Hasta que no esté aprobada la nueva normativa específica que regule el uso de este tipo de aparatos, AESA no puede emitir dichas autorizaciones porque carece de base legal para ello. Por tanto, utilizar drones para la realización de este tipo de trabajos con fines profesionales o comerciales sin autorización es ilegal y está sujeto a la imposición de las correspondientes sanciones”, indica en su circular.

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