El precio del mercado mayorista de la electricidad, el conocido como 'pool', no da tregua. Tras el fuerte repunte de abril, la tendencia al alza se mantiene. La primera quincena de mayo ha sido la más cara de la historia para este mes en el mercado eléctrico español. El precio medio ha sido de casi 60 euros por megavatio hora (MWh).
Como el resto de bolsas eléctricas europeas, el pool español se ha visto impulsado por la especulación con los derechos de emisión y la cotización internacional del gas natural. Se ha situado en estos quince días de mayo, de media, en 59,77 euros por megavatio hora, frente a los 17,92 euros de la primera quincena de mayo de 2020.
Ese precio fue inusualmente bajo, con toda España confinada por la pandemia y con una demanda en caída libre que llevó el precio medio del pool a un mínimo histórico anual de 33,96 euros/MWh, muy lejos de los más de 55,6 euros que apuntan los futuros de OMIP para el próximo ejercicio. En la serie histórica de OMIE, solo hubo una quincena de mayo con un precio medio superior a los 50 euros. Fue en el ejercicio 2008, con el barril de petróleo encaminándose al máximo histórico que marcó ese verano.
El récord del pool en la primera mitad de mayo se explica sobre todo porque el precio del carbono (que incide en el coste que pagan las industrias por contaminar) ha roto un nuevo techo esta semana al superar por primera vez los 55 euros por tonelada. Hace un año estaba en 20 euros. Se ha visto impulsado por la irrupción en la bolsa de CO2 de bancos y fondos de inversión, que está impactando en los mercados eléctricos europeos y en la competitividad de sus empresas.
La escalada “quizás se relaje algo cuando empiece a bajar el coste del gas o se actúe sobre la especulación del CO2”, apunta el experto en energía Francisco Valverde, que señala que en España “las reservas hidroeléctricas a la baja tampoco ayudan”. Actualmente están en algo más del 60%, siete puntos por debajo de hace un año.
IPC al alza
En abril, el recibo final del consumidor ya se encareció un 15% respecto a marzo, hasta 73 euros, un 46% más que el mismo mes de 2020. Esto tuvo una fuerte incidencia en el IPC del mes pasado. Según confirmó este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación se disparó hasta el 2,2% en tasa interanual, nueve décimas por encima de la de marzo y en máximos desde octubre de 2018, impulsada exclusivamente por la luz y los carburantes.
La escalada del pool se inició en enero, en plena borrasca Filomena, y se vio interrumpida por la breve tregua de febrero. Su evolución “preocupa” al Ministerio para la Transición Ecológica, cuya máxima responsable, la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, abogó el pasado lunes, durante unas jornadas organizadas por elDiario.es, por una “correcta” incorporación del mercado europeo de emisiones de carbono que no “merme nuestra capacidad de recuperación”.
Ribera apuntó en enero que el Gobierno estudiaba aplicar “mecanismos colchón” para mitigar el impacto en el recibo de episodios como aquel, y el jueves señaló que el Ejecutivo trabaja para “intervenir” el mercado eléctrico y que la generación con energías fósiles, principalmente ciclos combinados de gas natural, no acabe “repercutiendo en el total del precio al que se retribuye toda la generación” por el sistema marginalista con el que se forman los precios, por el que la última central que casa oferta y demanda determina lo que cobran todas las demás.
Bajadas “a medio plazo”
En las mismas jornadas del pasado lunes, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, pronosticó que “a medio plazo, el precio de la luz va a bajar”, gracias a la entrada masiva en el sistema eléctrico de nuevas plantas de energías renovables, la fuente más barata de generación, y una vez se ponga en marcha el fondo que ha planteado el Gobierno para sacar de la tarifa el coste de las renovables más antiguas y cargarlo al conjunto de los consumidores energéticos.
Bogas apuntó que la nueva estructura de tarifas que va a entrar el vigor el 1 de junio va a “facilitar” la utilización de la electricidad “con precios muy baratos” en las horas con menos demanda, si bien propiciará “pequeñas subidas en algunos momentos de punta”, cuando más se consume.
Las nuevas tarifas, que según ha reconocido el propio Gobierno no va a abaratar de por sí el recibo, buscan fomentar el ahorro energético, la eficiencia, el autoconsumo o el despliegue del vehículo eléctrico. Uno de sus cambios más relevantes es la introducción de dos tramos horarios para la potencia, que permitirán a los usuarios contratar más durante las horas del día en las que utilicen los electrodomésticos que más usan.
Pero pueden añadir todavía más confusión a un recibo que pocos entienden, según vienen confirmando las sucesivas encuestas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Un sondeo encargado por la startup de energía 100% renovable Bulb, realizado entre una muestra de 1.000 cabezas de familia españolas, señala que el 80% de la población no solo desconoce el inminente cambio, sino que además denuncia falta de información por parte de las grandes eléctricas.