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Prisa nombra a Javier Monzón presidente no ejecutivo en sustitución de Manuel Polanco

Economía

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Prisa ha nombrado a Javier Monzón nuevo presidente no ejecutivo de la compañía en sustitución de Manuel Polanco. Monzón era el actual vicepresidente de la compañía. El Consejo de Administración, a su vez, ha aprobado que las filiales del grupo, Santillana, Diario El País y PRISA Radio designen a Manuel Polanco presidente de sus respectivos Consejos de Administración. Los nombramientos, que tendrán vigencia a partir del 1 de enero de 2019, han sido aprobados por unanimidad.

Polanco ha presentado la dimisión como Presidente no Ejecutivo del Consejo de Administración, con efectos 1 de enero de 2019, aunque  permanecerá como consejero de la Sociedad. Estos cambios no afectan al consejero delegado Manuel Mirat, que mantiene su puesto. 

Monzón, 63 años y varias décadas a sus espaldas de estrechos contactos con el poder financiero y político. Médico frustrado por tener que abandonar los estudios, el que fuera máximo responsable de Indra desde su creación a finales de 1992 hasta enero de 2015 empezó su carrera profesional en Caja Madrid, desde donde se licenció en Ciencias Económicas y fue escalando posiciones hasta responsabilizarse del negocio de grandes empresas. 

En 1984, le fichó el entonces presidente de Telefónica, Luis Solana, hermano del exministro Javier Solana. En cinco años pasó de subdirector a director financiero y director general de Desarrollo Corporativo y Finanzas y pilotó las primeras ofertas públicas de venta (OPV) de la operadora, para la que dirigió el desembarco en América Latina con la primera adquisición de la empresa en la Argentina de Raúl Alfonsín.

De allí pasó a Arthur Andersen (actual Deloitte), de la que fue socio. Y de allí, a la estatal Inisel, germen de la actual Indra, de la mano del entonces presidente del INI, Javier Salas, otro político de la beautiful del felipismo.

Indra fue una creación de Monzón, resultado de la absorción de la empresa privada Ceselsa por parte de Inisel. Bajo su batuta, la compañía dio el salto al Mercado Continuo a través de una OPV en la que, en la era dorada de las privatizaciones de José María Aznar, el Estado vendió su 66% en marzo de 1999, ejercicio en el que se incorporaría al capital del grupo tecnológico la Caja Madrid de Miguel Blesa con un 10%.

Gracias a los millonarios contratos de la Administración pública, Indra se internacionalizó, llegó a multiplicar su tamaño por diez y se convirtió en miembro del Ibex 35, la élite empresarial española.