La crisis se ha llevado por delante algo más de un 30% de las sucursales bancarias de España después de que alcanzaran su máximo en 2008. En la actualidad, el 2,4% de la población no puede acceder físicamente a los servicios financieros de una oficina bancaria en su lugar de residencia, según recoge Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, en su artículo “el acceso a los servicios bancarios en España”.
“Es relativamente reciente el cierre de la sucursal bancaria”, cuenta a eldiario.es Mercedes Moreno, alcaldesa de Canencia. Esta localidad madrileña de 500 habitantes es uno de los 61 municipios que no dispone de oficina bancaria en la Comunidad de Madrid. Moreno recuerda que el pueblo tuvo una sucursal durante una treintena de años, pero con la crisis se cerró y ha quedado solo con un cajero.
El impacto del cierre de oficinas durante la crisis ha sido desigual dependiendo de la provincia. En algunas de ellas casi no se ha notado como Baleares, Cádiz o Jaén donde el porcentaje de población sin acceso en su lugar de residencia a una oficina bancaria prácticamente nulo. El caso más extremo es Zamora donde una cuarta parte de su población no tiene acceso a una sucursal bancaria en su localidad, dado que el 74,6% de los pueblos pueblos de la provincia no tienen una sucursal. En otras provincias como Ávila, Burgos, Palencia, Soria o Teruel se registran porcentajes de alrededor del 10% de población sin acceso a servicios financieros en su localidad.
“El problema está en la gente mayor, que no están acostumbradas a las tarjetas”, explica Moreno que cuenta que dos veces al mes va a la localidad un autobús de Bankia que ofrece servicios físicos. “Esencialmente son las personas que reciben su pensión a principios de mes y necesitan retirar efectivo para hacer la compra”, apunta Moreno al hablar de quien utiliza este servicio, personas mayores que o no conducen o a quien no pueden acercar en horario de oficina a Buitrago de Lozoya o Rascafría, los pueblos con oficinas más cercanos. “Hay una población considerable de población con más de 60 años en el pueblo”, añade Moreno.
Las opciones digitales
La banca online y telefónica son algunas de las opciones que se barajan como solución para el acceso a estos servicios. El problema en estas localidades es que en muchos casos se trata de población envejecida y con poco uso de las nuevas tecnologías, por lo que se complica el desarrollo de la banca a través de Internet.
Según un reciente estudio de Funcas, la fundación de las Cajas de Ahorro, el nivel de penetración de internet entre las personas de 55 a 64 años es del 65% y cae hasta el 35% entre 65 y 74 años. Para la gran mayoría de los mayores de 65 años que viven en un pueblo la banca online es una entelequia.
En este sentido, Maudos en su artículo apunta que aunque ha avanzado “mucho” la penetración de la banca online, sigue siendo mayoritario el porcentaje de población que no la usa, un 59,4%. “La oficina bancaria sigue cumpliendo un papel fundamental en el acceso a los servicios financieros”, concluye el texto.
Fernando Zunzunegui, abogado experto en regulación financiera, señala que la fintech y la banca online “juegan un papel muy relevante” en el panorama bancario. “Se tiende a que los servicios financieros se presten a través de Internet. En los servicios de pagos ya se ha roto el monopolio bancario. No obstante, queda un largo periodo de convivencia entre la banca tradicional y fintech”, apunta. “La tendencia es hacia una integración en la que se mantengan servicios presenciales. En finanzas, la confianza que genera la relación cara a cara nunca podrá ser sustituida por las máquinas”, añade.
Oficinas móviles
El rescate de Bankia conllevó una serie de imposiciones por parte de Bruselas como el recorte de las sucursales. Ahora, la solución que han encontrado para ofrecer servicios bancarios a los pequeños pueblos es el de los autobuses que funcionan como oficinas. En total, tienen 11 de estos “ofibuses” que dan cobertura a 337 poblaciones de cinco regiones: Madrid, Valencia, Castellón, Ávila, Segovia, La Rioja y Ciudad Real. En estas oficinas sobre ruedas, las operaciones bancarias más habituales que realizan los clientes son la disposición de efectivo, ingresos o pagar recibos e impuestos.
Abanca también tiene un servicio similar con dos autobuses-oficina desde hace 18 años. Esta entidad, fruto de la fusión entre NGC Banco con Banco Etcheverría y controlado por el venezolano Banesco, tiene su epicentro de actuación en Galicia donde la población dispersa es superior a otras regiones. Estos autobuses recorren más de 85.000 kilómetros al año y se paran en 15 localidades dando cobertura a unos 160.000 clientes.
La concentración bancaria parece una tendencia que continuará en el sector, lo que podría reducir más el número de oficinas. “La industria con apoyo del Banco de España mantiene una política de concentración bancaria, de cierre de oficinas y de reducción de los empleados de banca. Esta reconversión del sector debería ir acompañada de políticas destinadas a garantizar el acceso universal a los servicios bancarios”, señala Zunzunegui.
Por el momento la banca presencial sigue teniendo una fuerte presencia. Aunque los bancos cada vez hacen mayores esfuerzos en la digitalización de sus servicios.