La defensa de Francia de la energía nuclear hace fracasar la negociación para la reforma del mercado eléctrico en la UE
La crisis energética del pasado invierno dejó una fotografía simbólica de los 27 cuando el ministro de Energía checo, que entonces pilotaba las negociaciones como presidencia rotatoria del Consejo, regaló a sus colegas una sudadera con la frase que había repetido en los meses anteriores: “Convocaremos tantos consejos de Energía como sea necesario”. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, está a punto de coger el testigo con el mismo estado de ánimo y su departamento ya anticipa que está dispuesto a convocar una reunión extraordinaria en julio para afrontar la negociación del mercado eléctrico, que es el gran reto que tiene la UE para los próximos seis meses, y que ha fracasado este lunes fundamentalmente por la pugna por la energía nuclear.
Los ministros de Energía se habían conjurado para fijar en la reunión de este lunes en Luxemburgo una posición común que sirva de base para iniciar las conversaciones con la Eurocámara y la Comisión Europea, pero ha sido imposible a pesar de que la sesión se ha prolongado más horas de las inicialmente previstas. “Hay asuntos que deben ser discutidos”, ha afirmado la ministra sueca, Ebba Busch, a quien ha correspondido pilotar la primera fase de la negociación. Pero los equilibrios que ha buscado no han sido suficientes y el trabajo lo tendrán que asumir de nuevo los embajadores de los 27 a nivel técnico.
A pesar de las dificultades, la responsable de Transición Ecológica española ha reconocido que existen “diferencias sustantivas”, pero se ha mostrado confiada en que se llegará a un acuerdo: “No creo que sean insalvables”. “Ya nos ocurrió con el tope al gas”, ha recordado en una rueda de prensa al finalizar la reunión con sus homólogos en la que ha recordado que apenas hace tres meses, cuando la Comisión Europea hizo su propuesta, había dudas sobre que hubiera un acuerdo antes de las elecciones europeas y que ahora existe una “voluntad” compartida de cerrar el acuerdo antes de que acabe el año.
El principal escollo está en los denominados contratos por diferencia (CFD, por sus siglas en inglés), que son aquellos que se acuerdan un precio entre comprador y vendedor, que se liquida posteriormente en función de cómo haya evolucionado el mercado. “Hemos escuchado a unos cuantos estados sobre cómo se implementan y cómo se usan”, ha reconocido Busch sobre la discusión de los ministros, que han expresado suspicacias “para hacerlos claros y no abrirlos a demasiada interpretación”.
El choque viene de parte de los países que tienen mucho peso de la energía nuclear, mandatos por Francia, que defiende que los contratos por diferencia se apliquen a las instalaciones de generación de electricidad existentes donde se realice una inversión para incrementar su capacidad de generación o prolongar su vida útil. La posición contraria la ha manifestado con contundencia Alemania, pero también otros como Luxemburgo, que quiere limitar esa posibilidad y que, en todo caso, sólo se aplique de manera proporcional al incremento de capacidad resultante de la inversión.
“La Directiva de Energías Renovables estaba cerrada y había un acuerdo hace tres meses y me parece que deberíamos incorporar como buena práctica el respeto a los acuerdos alcanzados y no reabrir de nuevo estos asuntos”, se ha quejado Ribera a su llegada a Luxemburgo. En la retina de los 27 está el bloqueo de Alemania a la prohibición de la venta de los coches de combustión a partir de 2035, que finalmente salió adelante.
El 'no' se produce tres días después de que se pusiera se alcanzara un acuerdo para la Directiva de Energías Renovables (RED III), que París obligó a reabrir precisamente por la energía nuclear. El gobierno de Emmanuel Macron quería un mayor reconocimiento de esa energía en la regulación con la que eleva su objetivo de consumo de energía renovable del 22% actual al 42,5% en 2030. La inclusión de la atómica como 'verde' levanta suspicacias en países como Alemania o España. La solución llegó con una declaración de la Comisión Europea en la que señala la importancia de la energía nuclear en la descarbonización y una derogación para la industria del amoníaco francesa.
En el caso del Consejo de Energía de este lunes, los contratos por diferencia relativos a la energía nuclear no ha sido el único escollo en la reforma del mercado eléctrico. La presidencia sueca ha planteado que Polonia pudiera seguir subvencionando plantas eléctricas de carbón. La iniciativa se ha topado con el rechazo de varios países, entre ellos Luxemburgo. “No nos parece un buen texto”, ha dicho el ministro, que ha advertido de que se trata de permitir nuevas concesiones al carbón “por la puerta trasera”
“Hay que encontrar una solución que dé confort a los polacos respecto a la garantía de suministro”, ha dicho la vicepresidenta española, que ha explicado que la posición de Polonia se produce por sus temores por encontrarse en la frontera este y la posibilidad de encontrarse sin suministro o que haya un alza desmesurada por el apoyo a Ucrania. Ribera ha reconocido que es “un debate fino que hay que ajustar” entre las “situaciones excepcionales que requieren medidas excepcionales” al tiempo que el límite del CO2 “tiene que ser respetado”.
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