La noticia de la muerte de David Bowie además de la consternación por el fallecimiento de una estrella de la música, ha traído de vuelta la vertiente más financiera del cantante. Bowie fue un pionero en el mundo del espectáculo, pero también en las finanzas al ser precursor en los bonos de deuda respaldados por activos poco corrientes.
El cantante decidió buscar financiación en los mercados y emitió 55 millones de euros en bonos a diez años a un tipo de interés del 7,9% poniendo como garantía los royalties de sus canciones. Esto ocurrió en 1997 y Bowie abrió la veda para emisiones posteriores respaldadas por Pulp Fiction, Snoopy, torres de telefonía o franquicias de pizzería.
El funcionamiento de este tipo de activos se basa en trocear una deuda y venderla en el mercado a los inversores respaldándola con una previsión de ingresos futura y ofreciendo un tipo de interés anual a los tenedores de estos bonos. En realidad este tipos de activos tienen una estructura similar a los tradicionales (conocidos en el argot anglosajón como ABS, las siglas de asset backed securities que les identifica por tener una garantía como en el caso de una hipoteca que sería la casa) aunque las garantías son más raras y la liquidez de estos bonos es menor, por lo que para atraer a los inversores es necesario ofrecer un tipo de interés más elevado.
En inglés estos productos se engloban bajo la denominación anglosajona de esoteric, que vendría a traducirse como esotéricos, una denominación que algunos expertos aseguran que desincentiva a los inversores.
Bowie consiguió colocar toda la emisión a la aseguradora Prudential que la tuvo hasta su extinción en 2007 con la ayuda del inversor David Pullman, experto en finanzas relacionadas con el mundo de la música. Eso sí, a pesar del éxito del cantante, la evolución de sus bonos vivió fuertes vaivenes durante los años posteriores debido en parte a una alta valoración inicial y a la negativa evolución de la industria discográfica en los años siguientes por el auge de Internet que cambió el modelo discográfico tradicional. De hecho, la agencia de calificación Moody's rebajó la nota de la emisión desde un A3 hasta Baa3, un escalón por encima del bono basura.
Hubo otros artistas que siguieron los pasos de Bowie como James Brown o Rod Stewart. Incluso la banda de heavy Iron Maiden se decantó por esta fórmula que permitía a los cantantes obtener financiación pero sin tener que vender los derechos de su música y sin esperar a que se materializarán los pagos.
De Snoopy a las coladas sucias
Tras un parón en este tipo de emisiones con la llegada de la crisis, los bonos de esta categoría volvieron a repuntar en 2010. El diario The Wall Street Journal apuntaba que los inversores estaban “deseando” dejar de comprar bonos tradicionales por otros con una mayor rentabilidad con garantías inusuales como tarifas de franquicias o patentes de fármacos. Una tendencia que ha ido al alza en un entorno de tipos de interés muy bajos. Las ventas de estos activos se encontraban en agosto del año pasado en los niveles más altos desde 2008, según los analistas de JPMorgan Amy Sze, Kaustub Samant y Christy Wong citados por Bloomberg. Estos expertos estimaban cerrar 2015 con una cifra total de 25.000 millones de dólares, lo que representaría un incremento desde los 22.000 millones del año anterior.
En este contexto, Miramax decidió en 2011 financiar parte de la deuda generada por su separación de Disney mediante una emisión de bonos respaldados con los ingresos previstos por las licencias y la distribución de sus películas. De esta forma, títulos como El paciente inglés, Pulp Fiction o El indomable Will Hunting se convirtieron en garantía para una emisión de 550 millones de dólares colocados por Barclays Capital con un tipo de interés en torno al 6%.
Al año siguiente fue la empresa Iconic Brand Group la que puso a Snoopy como garantía en una emisión de 600 millones de dólares. La firma propietaria de estos dibujos animados protagonizados por Snoopy y Charlie Brown buscaba financiar la compra de la marca deportiva Umbro a Nike por 225 millones de dólares.
Menos peliculeras pero igualmente raras fueron las emisiones respaldadas, por ejemplo, por las coladas de ropa sucia. Bajo esta simplificación se encuentra la operación de la empresa estadounidense Alliance Laundry Systems que emitió 400 millones de dólares en bonos en 2015, que según explican los informes de Standard & Poor's dependía en última instancia de que la gente lavara la ropa dado que estaba respaldada por un pool de préstamos usados para financiar la compra de lavadoras.
A este listado hay que añadir las emisiones de deuda de American Tower Corp. o de Domino's Pizza que garantizaron sus emisiones con torres de telefonía o los pagos futuros de su franquicia respectivamente. En el caso de American Tower la compañía recaudó 1.800 millones de deuda en 2013 respaldados con sus torres. Dentro de esta cifra total 1.300 millones eran en deuda a diez años, algo significativo puesto que el largo plazo genera más incertidumbre a la hora de invertir. Por su parte, la firma de comida rápida, encontró en los mercados financiación poniendo como garantía la previsión de ingresos por las franquicias de la firma.