Repsol e Iberdrola vendieron directamente al Banco Central Europeo (BCE) deuda a través de colocaciones privadas dentro del programa de deuda corporativa (CSPP, según sus siglas en inglés) lanzado por el supervisor europeo el pasado mes de junio, según informa el diario 'The Wall Street Journal'.
Estas colocaciones consisten en operaciones de venta de bonos en las que la empresa negocia con uno o varios emisores con características a medida tanto del emisor como del comprador. El rotativo estadounidense subraya como las empresas se han adaptado con estas operaciones a las medidas extraordinarias del BCE. Aparantemente, según el análisis del WSJ, solo estas dos empresas habría hecho colocaciones privadas (una suerte de traje a medida para colocar deuda) a las que habría acudido el Banco de España como brazo nacional del BCE. El diseño de las dos operaciones lo realizó el banco de inversión Morgan Stanley.
En concreto, la petrolera llevó a cabo una colocación privada por 500 millones de euros el 1 de julio, mientras que Iberdrola realizó una operación por 200 millones de euros el 10 de junio, dos días después de que comenzara la andadura del programa de compra de deuda corporativa del BCE.
El pasado mes de julio, ya se conoció que el Banco de España, en representación del BCE, había adquirido bonos emitidos por Telefónica, Iberdrola, Repsol, Gas Natural, Red Eléctrica de España (REE), Enagas, Abertis, Mapfre y Redexis, lo que suponía un total de nueve empresas españolas del total de diecisiete entidades que cumplían con las condiciones de compra del programa.
Sin embargo, el diario considera que este sistema a través de las colocaciones privadas supone un ejemplo “sorprendente” de cómo los bancos y las empresas se están adaptando rápidamente a la nueva política monetaria. Cabe recordar que la mayoría de las operaciones de compra se hacen en mercados secundarios, pero estas emisiones de deuda nueva colocada ex profeso a banco central suponen una novedad dentro del proceso.
Hasta el pasado 12 de agosto, la institución había comprado más de 16.600 millones de euros de deuda corporativa bajo el paraguas del programa.
Una de las claves fundamentales del programa de compra de deuda corporativa es que impide la adquisición de bonos emitidos por entidades bancarias, así como de sus filiales o de entidades equiparables a bancos.
Las compras se realizan en representación del Eurosistema a través de los bancos centrales de España, Italia, Francia, Alemania, Bélgica y Finlandia, entidades que pueden adquirir un máximo del 70% de cada emisión.
Además, los títulos se pueden adquirir tanto en el mercado primario, si no pertenecen a empresas públicas, como en el secundario, en el que sí se pueden comprar activos procedentes de entidades participadas por los estados de la zona euro.