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Empresa y país tocan fondo

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“Al cru i al nu veig la cobdicia, 

sa evidència maligna, el perllongat

abús pactant ganàncies perilloses

a espatlles de qui sua famejant.

 

Veig  el delicte sens condemna,

l’ofensa sens defensa, el dol pujant

costeres i tristures,  l’angoixa,

asclar-se contra el tràfec terrenal.“

Matilde Lloria. Almansa. ‘Veig on anem’ Premi València de Poesia- 1960

El mundo de la empresa es  cardinal en la sociedad. Sus entresijos son cruciales. Los políticos y los gobiernos se transforman y pasan. Las unidades de producción y los empresarios permanecen y tienen la  responsabilidad de asegurar e incrementar el empleo ante cualquier eventualidad. Sin enzarzarse en el compadreo político ni en la corrupción. Constituyen el pilar básico de la sociedad que pretenda perdurar con calidad de vida. Los empresarios valencianos, si son responsables, tendrán que analizar cuál es el estado de su representatividad eficaz y real ante las administraciones públicas, sindicatos, políticos y la sociedad. La empresa hace la política que le corresponde  desde la imparcialidad.

Tres horizontes y una empresa

Las empresas y los empresarios tienen tres horizontes a clarificar y afrontar. El primero, el económico: ¿el País Valenciano tiene asegurada la financiación y  garantizado el apoyo público para establecer el modelo económico valenciano, su competitividad y la productividad que necesita para sobrevivir? El segundo, el político.  Esa baza es la que  se adoptó desde la alianza electoral de José María Cuevas (CEOE) y José María Aznar (PP) en 1996, para ser  el respaldo del poder económico al Partido Popular. ¿Les ha ido bien esta elección?. El tercer desafío, el territorial, que les asegure la cohesión de todos los sectores y patronales del  del País Valenciano, del Cenia al Segura y del litoral mediterráneo a los lindes con Albacete, Teruel y Cuenca. Todo indica que en las tres proyecciones que necesitan el mundo empresarial y el País Valenciano, se está todavía fuera de juego. Colofón: la cuestión pendiente, desde la creación de la CEV en 1977, pone en riesgo los intereses diferentes– a veces son contrapuestos– entre empresas de mayor dimensión y las pequeñas (Pymes). Para que queden asegurados en su justa medida. Las empresas pequeñas y medias son el 98% del total en el País Valenciano que no se corresponde con su cuota de poder. El País Valenciano está plagado de cadáveres masacrados a cuenta del torneo empresarial entre empresarios grandes y pequeños, de cuyos restos sólo queda Unió Gremial(Fundadora de Feria València) y la Confederació de Cooperatives de la CV.

Disidencia territorial

Los acontecimientos y las circunstancias han coincidido en una confluencia astral para que el País Valenciano y la clase empresarial vivan horas amargas al unísono. La Confederación Empresarial Valenciana, CEV, pasa por coordenadas de tensión que son la culminación de una serie de errores y sinsentidos. La Confederación Empresarial Valenciana que preside Salvador Navarro desde 2017, no tiene nada que ver con la Confederación de empresarios valencianos, CEV, que fundó un grupo de hombres de empresa y negocios, presidido por su líder carismático, Vicente Iborra Martínez en 1977. Grandes y pequeños empresarios convivían en unidad y convicción. De inicio no pudo ser de ámbito autonómico. Nació antes de las autonomías. Su reconocimiento  llegó con la Constitución de 1978. Después vino la etapa preautonómica del Consell del País Valencià, que presidieron, Josep Lluís Albinyana (PSPV) y  Enrique Monsonís, liberal de UCD. El Estatut d’autonomia valenciano, nació en  julio de 1982. Vicente Iborra conocía las dificultades tribales que rodeaban a cualquier aventura que reuniera al conjunto de los empresarios afincados en el territorio que Jaume I fundó como Regne de València– con leyes y personalidad propia. Donde no hay cabeza todo son pies

Alicante aparte

A finales de 2024, el presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, Carlos Baño, ha abierto fuego desde el castillo-fortaleza del Benacantil, exponiendo la evidencia de que  CEV-Alicante sólo representa a los empresarios que pagan su cuota, cuando la entidad cameral que preside Baño, ostenta por ley española y autonómica, la representación de la totalidad de las unidades de negocio de  su circunscripción, que no es exactamente provincial. Hay que excluir a las empresas de Alcoi y Orihuela, con Cámaras locales. Esta declaración de hostilidades  de Carlos Baño – de la cofradía alicantina que se mueve en la esfera del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón– coincide tangencialmente con la renuncia a la presidencia en CEV-Castelló, de Luis Martí Bordera, que desde antes de ser elegido conoció la oposición del presidente autonómico, Salvador Navarro a su designación para presidir  la delegación castellonense de  CEV y que representa a los empresarios  que pagan su cuota. Luís Martí, ligado al mundo hotelero ha desarrollado una labor de consolidación del  empresariado castellonense, después de tres años y una crisis existencial a cargo de su expresidente, José Roca y el ex secretario, Rafael Montero. Desde 2022 cuando fue elegido Martí  a pesar de las presiones de Salvador Navarro para que desistiera.

Declive

A partir de estos movimientos, protagonizados desde Alicante y Castelló, queda al descubierto la inestabilidad del mundo empresarial en el País Valenciano y de sus organizaciones representativas a raíz de la quiebra de Cierval (Confederación interprovincial de Empresarios de la Región Valenciana) en 2017. La entidad que aglutinaba a las tres confederaciones: de Alicante (Coepa), Castelló (CEC) y la original CEV,  creada por Vicente Iborra, respetando la idiosincrasia provincial de los tres componentes y por la necesidad operativa de tener capacidad de interlocución autonómica. Por la experiencia del Consell del País Valencià desde 1979 y con el horizonte del Estado de las Autonomías, que ya había sido reconocido en la Constitución de 1978. Cierval, con sede en Hernán Cortés,4 de València – antiguo edificio pagado por los empresarios del Sindicato de Frutos y productos hortícolas– quebró dejando una deuda superior a un millón de euros contraída con la Generalitat. Insalvable lastre provocado por impago de dos de sus entidades asociadas: CEC de Castelló y Coepa de Alicante. Se embargaron sus bienes y se despidió a sus empleados, incluido su secretario general, Javier López Mora, impuesto a los presidentes de Cierval, José Vicente González y a Rafael Ferrando, por la patronal alicantina.

El coste de la política

La crisis de las entidades económico-empresariales del País Valenciano  arranca a  finales de 1985 y principios de 1986 cuando, tras una operación de acoso y derribo político.empresarial, se consiguió que Vicente Iborra presentara la dimisión que dio lugar a situar al recientemente fallecido Pedro Agramunt Fontdemora en la presidencia de CEV (provincial) y de Cierval (autonómica) cuando sus sucesores naturales debían haber sido Ricardo Cardona Salvador ( Industria Textil) o Salvador Fernández Calabuig ( del  todopoderoso sector del Metal-Femeval). Ambos con un perfil empresarial netamente superior al de Pedro Agramunt, del que apenas se sabía que se codeaba con Juan Roig y su círculo de amigos. La ‘Operación Agramunt, que nadie entendió en clave empresarial –salvo por su pertenencia a la Asociación Valenciana de Empresarios, AVE–. En su momento se desvelaría que obedecía a una estrategia con calado político. Cuatro años después, en 1989, tras la Cumbre Empresarial de Orihuela,  Pedro Agramunt pasó directamente de la patronal de patronales a presidir el Partido Popular de la Comunidad Valenciana, con opción a ser candidato a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, frente al socialista Joan Lerma. Su candidatura se truncó con el advenimiento del  alcalde de Benidorm–por la cuota alicantina–, Eduardo Zaplana, hoy sentenciado a prisión. Fue el el primer gran sorpasso empresarial y político con el que Alicante arrumbó a València, en una vendetta que prosigue.

Operación Cámaras

El segundo bastión que se  derribó desde la CEV fue la independencia y la autonomía financiera de gestión en las Cámaras de Comercio, por celos y complejo de superioridad alentado por los partidos hegemónicos: PP y PSOE, coincidentes en eliminar corporaciones intermedias  de la sociedad.  La ‘Operación Cámaras’ se centró en  la de València que lideraba a las otras cuatro del País Valenciano. Todas ellas con antigüedad centenaria ante la bisoñez de la CEV inicial (1977) frente al abolengo de las Cámaras de Comercio (1886, la de València). La  primera andanada se lanzó mediante  los recursos judiciales interpuestos por determinadas empresas  cuyos formularios se repartían desde la CEV (Ford, Mercadona,...) en contra de las cuotas de las Cámaras de Comercio, que llegaron al Tribunal Constitucional sin éxito. El segundo, fue la entente entre CEV y Partido Popular(Rita Barberá)+ diario ‘Las Provincias’ (Mª Consuelo Reyna), para apoderarse de la presidencia de la Cámara de València mediante la “Operación Virosque”. Consistía en que el presidente de la federación valenciana  y capitoste del Transporte en Madrid, Arturo Virosque Ruíz, ocupara la presidencia de la Cámara de València. Se conspiró  desde varios cubículos subteráneos mediante una maniobra que incluía la asfixia económica y el acecho constante – incluido espionaje de líneas de teléfono pinchadas ilegalmente– contra la corporación, hasta provocar la dimisión de su presidente. José Enrique Silla renunció en enero de 1995– el secretario general José Maria Gil Suay  dimitió meses después–, tras una crisis cardíaca grave y se orilló la candidatura del vicepresidente primero de la Cámara, Salvador Fernández Calabuig.. Se encaramó  a la presidencia Arturo Virosque–vicepresidente segundo–, tal como estaba previsto por los presidentes sectoriales, para desmantelar la institución, dejarla yerma de iniciativas y esterilizar así el liderazgo y el prestigio adquirido en el Consejo Superior de  Cámaras de Comercio de España, bajo las presidencias de Adrián Piera, Guillermo de la Dehesa y Carlos Ferrer Salat (en el periodo entre 1986 y 1998).

Zapatero la pifia

 El último asalto político para anular a las Cámaras de Comercio tuvo lugar el 3 de diciembre de 2010 cuando, mediante decreto ley del presidente  Rodríguez Zapatero, auspiciado por su ministro de Industria, Miguel Sebastián (ex  jefe de Estudios del BBVA), se eliminaron las contribuciones obligadas por ley–recurso cameral permanente–  a las Cámaras de Comercio y  la representación de la totalidad de las empresas de su demarcación. Esta decisión impuesta por las empresas del Ibex, dejó a estas instituciones y a sus  5.000 empleados en precario y sin alternativa alguna para sobrevivir. Irresponsable error que fue enmendado por Mariano Rajoy– por mandato de la Comisión Europea: España no podía ser el único Estado de la UE sin Cámaras de Comercio libres– en la Ley de Cámaras de 2014, al reponer la representación de todas las empresas en las Cámaras de Comercio – las patronales sólo representan a sus asociados– pero no restituyó las cuotas. A partir de esta nueva ley las Cámaras, pierden el papel  oficial de entes intermedios de la sociedad de gestión privada. Rajoy cede a las presiones de CEOE y de las grandes empresas. Les proporciona el poder  ademocrático para controlar a estas instituciones en sus procesos electorales y en sus órganos de gestión.  Las Cámaras de Comercio dependen  de la administraciones autonómicas que tienen sus competencias y de la Administración central del Estado, sin margen de maniobra. La Cámara de España, que aglutina a todas las Cámaras en territorio hispano, está regentada por las empresas del Ibex 35, más Mercadona y el Corte Inglés que no cotizan en Bolsa. La Cámara de España está presidida por José Luís Bonet desde su creación en 2015 y no se conoce que su cargo se someta a elección alguna.

Paradójicamente el presidente de  la Cámara de Comercio de Alicante, Carlos Baño, ha utilizado la facultad cameral de representar a todas las empresas de su demarcación para descalificar la representatividad efectiva y constatable de la patronal CEV –de la cual nunca se ha podido conocer el número de  afiliados– entre las empresas de la provincia de Alicante. Y la historia vuelve a empezar.

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