España tiene uno de los parques de vivienda social más pobres de Europa. Se calcula que supone un 1,5% de las viviendas en España (que son un total de 25,5 millones) frente al 11% de media europea. Y de todas las viviendas protegidas, solo un 2,5% son alquileres sociales, lejos de las cifras de otros países como Francia (17%) o Reino Unido (21%) u Holanda (30%). Según organismos como Housing Europe o la Fundación Alternativas, la vivienda de alquiler social sería la respuesta adecuada a los desahucios y también serviría para regular precios de mercado.
En este contexto, la Sareb, conocida como “el banco malo”, se comprometió en 2013 a ceder 2.000 viviendas, que luego se ampliaron a 4.000, para alquileres sociales. Esta entidad, presidida por Jaime Echegoyen, se creó tras comprar (con 45% dinero público-55% privado, y con deuda emitida avalada por el estado) una importante cartera de unos 50.000 “activos tóxicos” inmobiliarios y financieros provenientes de los bancos en plena crisis. Son las comunidades autónomas y ayuntamientos las que mayoritariamente se han ido haciendo cargo de tramitar estas viviendas, que se ceden por entre 4 y 5 años. En un pequeño porcentaje gestiona el alquiler social la propia Sareb.
De cada convenio que se firma, hasta el 50% de la vivienda puede estar ocupada ilegalmente. La administración competente paga unos 125 euros mensuales por las viviendas vacías y 75 euros por las ocupadas (diferencia debida a las diferentes gestiones que se deben afrontar, explican fuentes de la Sareb). La entidad sufraga el seguro y la comunidad y los ayuntamientos impuestos como el IBI. En cuanto a los inquilinos, depende de la administración. En los casos puntuales que gestiona la Sareb, les cobran el 30% de los ingresos de la unidad familiar.
En un encuentro organizado este lunes por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), Echegoyen ha explicado que por el momento no se ha planteado ampliar las 4.000 viviendas en régimen de usufructo, ya que ni tan siquiera se han llegado a ceder las actuales. El directivo ha asegurado que “si pueden contribuir, contribuirán” en las situaciones de emergencia social. No obstante ha destacado que se debe alcanzar un “equilibrio” con la necesidad de reembolsar a través del negocio los 51.000 millones de euros de deuda emitida, de los que ya se han recuperado unos 13.000 millones, antes de 2027.
El “banco malo” explica que para adjudicar las 1.600 viviendas restantes comprometidas están en conversaciones con las comunidades de Castilla-la Mancha, Valencia, Murcia, Madrid y Asturias; y los Ayuntamientos de Alcobendas, Parla, Móstoles, Valladolid, Getafe, Santander, Coslada, Valdemoro, Pinto, San Fernando de Henares, Zaragoza, Valencia, Alicante y Elche.
Hasta ahora, la mayoría de las viviendas se han cedido a Catalunya (900), seguida por Andalucía (400) y Castilla y León (100).
No ha hablado con Nadia Calviño
Echegoyen ha explicado que aún no ha hablado con la nueva ministra de Economía, Nadia Calviño. Sobre si está preocupado por su propio futuro y por la posibilidad de ser relevado de una entidad que depende en buena parte de un organismo público, el FROB, ha afirmado que “da igual quién esté al frente de la compañía” y que él acude a trabajar todos los días con normalidad al margen de los cambios. “El mandato de Sareb no se ha cancelado”, ha explicado. Sobre la posibilidad de ser auditados por el nuevo Ejecutivo, ha asegurado que “pocas compañías tienen el nivel de seguimiento” del “banco malo”.
Sobre el hecho de que el año pasado cerraran con pérdidas de 565 millones, un 15% menos, ha afirmado que “esperar grandes beneficios de Sareb sería anti sí mismo” y que está convencido de que cumplirán con el cometido con el que fueron creados en 2012: asumir y recolocar los activos tóxicos de la banca rescatada con dinero público. “Esto es un proyecto a quince años vista, no funciona a dos, ya veremos si a diez. Si nos hubiéramos precipitado habríamos perdido hasta la camisa”, ha afirmado.
Sobre el impacto económico del propio cambio de Gobierno, ha recalcado que no lo ha detectado. En lo que a ellos concierne “todas las operaciones que teníamos abiertas siguen su camino y con la gente que he hablado no está preocupada”, ha asegurado Echegoyen.
Siete años de vacas gordas, siete de vacas flacas
Antes que Echegoyen han participado en una mesa redonda varios directivos de empresas inmobiliarias: los consejeros delegados de Merlin, Ismael Clemente, Neinor, Juan Velayos, y Haya Real Estate, Carlos Abad.
Todos ellos se han mostrado confiados en el nuevo gobierno socialista, del que no esperan decisiones que puedan perturbar la buena marcha del sector. “Me preocupa cero, es un cambio normal y corriente, y el gobierno que se ha formado es normal y corriente”, ha afirmado Clemente, que incluso ha recordado que el régimen de las socimis fue creado por el anterior presidente del Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque se crearon en 2009, fue en 2013, en plena debacle del mercado inmobiliario, cuando se reformó la fiscalidad de estas sociedades hasta convertirse en un vehículo de inversión inmobiliaria en alquiler de gran popularidad, y que según distintos analistas es uno de los motivos de la burbuja del alquiler. “Este es un gobierno que va a disfrutar de un buen momento económico sin tocar mucho. Es muy parecido al portugués”, ha pronosticado.
Otra cosa, a su juicio, es lo que pueda pasar de cara a las elecciones de 2020: “ahí sí puede haber un cisne negro, en función de con quién pacten”. Coincidiría en el tiempo con el posible inicio de un ciclo inmobiliario de “vacas flacas”. “Los ciclos inmobiliarios cumplen con mucha precisión los ciclos de siete años de vacas gordas y siete de vacas flacas. Nos quedan 2-3 años de vacas gordas, aunque ya no sean tan gordas como antes”, ha opinado Carlos Abad.
Los mayores riesgos que observan en el horizonte estos inversores para su negocio: un shock provocado por la subida del petroleo, subidas de los tipos de interés, y, sobre todo, un desplome de precios en el Reino Unido debido al “brexit” que pudiera tener un efecto contagio, así como las caídas en las ventas en Nueva York. Pero por el momento disfrutan del momento “razonablemente bueno”.
En palabras de Velayos “todos los indicadores siguen en verde” y “aún hay recorrido en precios respecto al pico” de precios. “Aún tenemos dos o tres años por delante (de subidas) y después esperamos una estabilización”, ha confiado. Solo cuando los precios que paguen las familias estén por encima de ocho veces su salario bruto anual considerarán que el mercado se está calentando. “Mientras se mantenga por debajo de ese ratio y la banca no conceda más del 80% del valor de las hipotecas, vamos bien”, ha señalado Velayos, “aunque algunos ya se empieza a hacer trampas al solitario”. “Siempre habrá quien se pase de frenada antes de que cambie el ciclo”, han asumido.