El sector de la danza se moviliza contra la UEFA: “Los futbolistas no juegan por amor al arte, es lo que piden a los bailarines”

Les han hecho sentir el “hermano pobre” de las artes escénicas demasiadas veces y este lunes ocurría una vez más y con una dosis de indignación extra. La UEFA busca mediante una agencia 200 bailarines voluntarios para que actúen gratis en la final de la Champions en Madrid. “Esto pasa cada vez más, piden bailarines a cambio de visibilidad. Cuando he visto que era la UEFA, una organización con tantísimo dinero, es que no sé a dónde vamos a llegar”, critica Luis Santamaría, coreógrafo y profesor de danza. La bailarina y actriz Natalia Millán, así como la Unión de Actores y Actrices, se han posicionado públicamente en contra de la oferta, que ha sido denunciada ante la Inspección de Trabajo por el sindicato ConARTE.

Las críticas se centran en la demanda de mano de obra gratuita, para que un trabajo de primer nivel –como es una actuación de baile en la ceremonia de apertura del evento más importante del fútbol europeo– sea realizado por “voluntarios”. Desde la UEFA han respondido a eldiario.es que, dependiendo del papel y la experiencia requerida, contratan “a artistas profesionales, que son remunerados en consecuencia, así como a intérpretes voluntarios de las comunidades locales que cumplen con los roles menos exigentes y de apoyo”. Siempre, insisten en la organización europea, dentro de la legalidad.

César Casares, responsable del departamento Internacional de ConARTE, rechaza la falta de exigencia y de nivel en la apertura de la final de la Champions, con la participación de “músicos de fama mundial” y “un coreógrafo de renombre internacional”, según la propia convocatoria de voluntarios.

Mónica Iglesias es bailaora profesional, recibió el premio Desplante 2018 en el Festival Internacional Cante de las Minas 2019 (el más prestigioso de flamenco en España), y considera que estas prácticas se explican por una falta de apoyo y consideración de la cultura en España y, en especial, de la danza. “Juegan con que el arte de por sí en España no da tanto dinero como el deporte y lo que no da dinero no se valora”, lamenta.

“Un/a bailarín/a ha invertido en su vocación más tiempo, esfuerzo y dinero que cualquier futbolista. Y siempre aparecen buitres para aprovecharse de sus ganas e ilusión. Este buitre se llama UEFA”, compartía este lunes en su perfil de Twitter Natalia Millán, actriz y bailarina con presencia en numerosos musicales y series de televisión.

Llamadas a no presentarse al casting

castingEl sindicato ConARTE y la Asociación de Profesionales de la Danza en la Comunidad de Madrid han llamado a no participar en este tipo de llamamientos. “Bailarín/a, respeta tu nombre”, decía Natalia Millán en su cuenta de Twitter. Con la crítica y la responsabilidad apuntando siempre a las empresas, en este caso a la UEFA, desde los sindicatos profesionales de danza y artes escénicas piden a los intérpretes que no sirvan gratis su trabajo y su esfuerzo por “el enorme daño” que ocasionan el presente y futuro de la profesión.

“Estas ofertas nos condenan a la precariedad más absoluta. Nadie va a tomar a los bailarines todo lo serio que se merecen, a pararse a pensar en lo que hay detrás de una sola actuación como esta. Se habla de actuar a cambio de proyección, pero estamos hablando de una muy mala proyección, que no apuesta por la calidad, por todo lo que necesita una coreografía como esa”, advierte Elisa Novo, exbailarina y profesora de danza clásica en Asturias.

Novo, también miembro de la Asociación de Profesionales de la Danza en la Comunidad de Madrid, reconoce que la precariedad del sector y las dificultades de hacerse hueco en los primeros años, llevan sobre todo a bailarines jóvenes o en formación a sucumbir a este tipo de llamamientos.

También lo observa Luis Santamaría, que ve proliferar cada vez más estos anuncios entre sus estudiantes: “Un día, que si una marca de deporte pide gente para un flash mob en un centro comercial para promocionarse, otro que hay una televisión que busca gente para participar en un programa... Todo sin ninguna remuneración”. El coreógrafo destaca que la danza ha ido perdiendo espacios en teatros y televisiones en los últimos años, que aunque eran pocos garantizaban unos mínimos a las personas que como él se dedican profesionalmente a esta disciplina artística.

Mónica Iglesias, que fue bailarina durante tres años del Ballet Nacional, élite de la danza en el panorama estatal, reivindica un apoyo de las instituciones públicas al sector, que se exprese en denuncias públicas contra convocatorias de trabajo gratis como esta de la UEFA, pero también que sea ejemplo con salarios adecuados y apoyo a esta disciplina artística.

“En el Ballet Nacional viví una huelga, los contratos que nos hacían eran anuales y algunos profesionales que llevaban 14 años en la compañía, cuando les echaban contaba un año de antigüedad en su contrato. Eres la élite, has trabajado e invertido mucho en tu formación y eres prácticamente mileurista”, explica la bailaora, que ahora está iniciando su carrera en solitario, más complicada que en el cuerpo del Ballet Nacional. “Al menos en el Ballet tienes un año de estabilidad, con unos ingresos garantizados. En solitario debes buscarte tú el trabajo, unos meses ganas más y otros menos”, explica.

“¿Qué pasaría si no cobraran los 22 futbolistas?”

Los profesionales del sector destacan que este anuncio de la UEFA y otros intentos similares –como el del Teatro Real para 100 puestos de figuración voluntarios y el de bailarines sin remuneración en los Goya– encuentran en la danza un terreno abonado para que cundan estas ofertas sin excesivo escándalo público, por su gran precariedad y una visibilidad inferior respecto a otras artes. “Todo el sector es precario, pero los bailarines lo son más aún que los músicos o los actores. El bailarín siempre ha sido como el hermano pobre de las artes escénicas”, sostiene Luis Santamaría.

Iñaki Guevara, secretario general de la Unión de Actores y Actrices, coincide en el diagnóstico. Subraya que la carrera de bailarín es “muy exigente, mucho más corta que la de los actores y actrices y hay muchos menos espectáculos para trabajar”. Con ese caldo de cultivo de precariedad, aumentan los intentos de vender visibilidad a cambio de trabajo gratis. La UEFA ha argumentado a eldiario.es que los voluntarios tienen “la oportunidad de ser parte de la final de la UEFA Champions League: a menudo una experiencia única en la vida para ellos”.

“Es lo de siempre, como nos encanta trabajar, los actores y los bailarines podemos hacerlo gratis. Imagínate que los 22 jugadores que llegan a la final no cobran, porque total también les encanta su trabajo. Te dicen que es la oportunidad de tu vida, pero ¿también es una oportunidad para ti, no? Si quieres un trabajo, pues págalo”, defiende Guevara. Elisa Novo lo considera una discriminación entre profesiones: “Los futbolistas no juegan por amor al arte, ¿no? Pues es lo que piden a los bailarines por trabajar en el mismo proyecto”.

Las ofertas a cambio de la “visibilidad” u “oportunidad” se manifiestan a muchas escalas, recuerda Mónica Iglesias. “Desde un teatro que te programa una propuesta artística y cuando hablas de precio te dice que cobras según la taquilla, que te está dando la oportunidad de actuar. Y es un 'lo coges o lo dejas'. Juegan con que las carreras de los bailarines son muy cortas y muchos no pueden permitirse decir que no a un trabajo mal pagado”, sostiene. Por otro lado, destaca que “hay quien lo hace bien, que también hay que decirlo, como el Teatro del Canal, que da subvenciones y apoya proyectos”.

Elisa Novo tiene un recuerdo especial para los bailarines “de provincias”, que ya están condenados a mudarse a las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla para intentar ganarse la vida con la danza. “Si en Madrid, en una celebración como la final de la Champions, ocurre algo de semejante calibre, se está condenando a mucha gente. A nosotros (de provincias) esto nos deja en casa”.

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