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Los sindicatos minoritarios tratan de arañar espacio a CCOO y UGT

Manifestación sindical contra los accidentes laborales en Oviedo.EFE

Ana Requena Aguilar

Los sindicatos se encuentran inmersos en plena campaña electoral: este otoño ha comenzado un aluvión de elecciones sindicales que se extenderá durante todo el primer semestre de 2015 y que supondrá la renovación de cientos de representantes. Con ese telón de fondo, algunos datos muestran que los sindicatos minoritarios han conseguido arañar espacios a CCOO y UGT: tanto los trabajadores representados por centrales pequeñas como los miembros que sientan en las mesas de negociación han crecido cerca de diez puntos en tres años. La pérdida de los grandes sindicatos es escasa y sus líderes se muestran confiados sobre lo que sucederá los próximos meses y poco preocupados por la aparición de nuevas iniciativas como Somos, la central ligada a Podemos.

Los miembros que los sindicatos pequeños sientan en las mesas que negocian convenios de empresa han pasado de suponer el 20,5% en 2010 al 28,1% en 2013, una evolución que supone un crecimiento de ocho puntos en tres años, según los datos de un informe de UGT sobre negociación colectiva.

Los miembros de CCOO representaban el 37,4% en 2010 frente al 33% de 2012, mientras que en el caso de UGT su presencia ha pasado de ser del 34,9% en 2010 al 30,3%.

El secretario de Comunicación y Organización de CCOO, Fernando Lezcano, asegura que los datos de los sindicatos minoritarios no pueden compararse con los de las grandes centrales: “Ese 'otros sindicatos' hace referencia a cientos de organizaciones pequeñas de ideologías e intereses muy diversos, es la suma de algo heterogéneo que no puede compararse con CCOO o UGT. Después de nosotros hay una gran fragmentación. Además, ahí también se incluyen, por ejemplo las organizaciones que promueven las grandes superficies para evitar la entrada del sindicalismo de clase en sus empresas”.

En los convenios de ámbito superior, la situación ha tenido una tendencia diferente: CCOO y UGT ganan terreno, mientras que las centrales minoritarias lo pierden. Éstas pasaron de tener el 17,1% de los miembros en 2010 al 14,6% en 2013. Por el contrario, CCOO sube un punto y medio (del 39,7% al 41,3%) y UGT, otro tanto (del 38,1% al 40,5%).

Los datos pueden verse de otra forma, en función de cuántos trabajadores representa cada sindicato en las mesas de negociación. En ese caso, los trabajadores representados por sindicatos minoritarios han pasado de ser un 24,5% en 2010 a un 35,6% en 2013, casi diez puntos más.

Aquí también hay diferencias en función del ámbito de negociación. Por ejemplo, en las mesas donde se negocian los convenios de empresa los trabajadores representados por sindicatos minoritarios ha descendido desde 2010: han pasado de suponer el 62,6% al 56,7% en 2013. Sin embargo, han ganado terreno en las mesas sobre convenios de ámbito superior (sectoriales, por ejemplo), donde los trabajadores representados por ellos son ahora el 34,2%, catorce puntos más que hace tres años (cuando eran el 20,9%).

Las grandes centrales apenas han variado unas centésimas sus porcentajes: representan al 85% de los trabajadores donde negocian convenios de empresa y al 99% en las mesas de ámbito superior. UGT y CCOO aseguran que no hay muestras de que el sindicalismo esté sufriendo un cambio similar al de los partidos políticos y subrayan que las diferencias entre un mundo y otro son ostensibles.

Un panorama heterogéneo

Entre las centrales minoritarias –hay más de 2.000 sindicatos registrados en el Ministerio de Empleo– los hay de todo tipo: corporativos, sectoriales, profesionales o anarcosindicalistas. Entre estos últimos está CGT, cuyo secretario de Acción Sindical, Pepe Aranda, asegura que perciben un leve cambio. “Somos optimistas, se palpan las ganas de más participación y más horizontalidad, que es lo que nosotros hemos hecho siempre. Nuestra percepción es que hay algo que está cambiando, pero desde luego no como ha sucedido en la política con Podemos; es un mundo muy diferente”, dice Aranda, que asegura que la apuesta del sindicato es desarrollarse “en el mundo de la precariedad”

Para el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, el sindicalismo tampoco puede asemejarse a los partidos políticos: “No hay tanto espacio para liderazgos y caras nuevas, en las empresas todo el mundo se conoce”. Tanto Ferrer como Lezcano explican, además, que en medio de esa fragmentación sindical es muy complicado conseguir peso en la negociación colectiva y que es un trabajo que lleva tiempo y poco dado a cambios repentinos.

En medio de este panorama se está constituyendo Somos, una nueva central vinculada a Podemos. Aunque nació de uno de sus círculos, aseguran que quieren ser un sindicato independiente que capte el desconento que también hay, dicen, en el mundo del trabajo. “Algunos pensamos que había que cambiar el modelo, el bisindicalismo, porque como en el caso de los partidos, las alternativas que hay tampoco convencen”, dice Julia Pastor, una de las tres vocales del proyecto, que está a la espera de la autorización definitiva que les constituya como sindicato. Una vez que la obtengan, comenzarán a trabajar en una asamblea constituyente que les dé la forma y el contenido definitivos.

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